Algunos dioses

Al introducirnos en el mundo de la mitología lo menos que se puede sentir es desconcierto, ¿por qué? porque no parece muy consecuente la idea que tenemos de lo que es un dios (ser superior) con los seres llamados dioses cuyo comportamiento es tan humano y lleno de defectos como la envidia, la ira o la falta de lealtad; son o al menos así nos los muestran, seres caprichosos y crueles. Hagamos hoy un repaso por las historias de algunos dioses griegos y veremos si estoy en lo cierto.

Podemos empezar por Crono. Al parecer era el benjamín de Gea (la tierra) y de Urano (el cielo). Cuentan que se rebeló contra su padre, le atacó y le castró, arrojó los genitales al mar y en torno a estos se acumuló la espuma de la que nació Afrodita, diosa del amor.
Como veréis, para empezar no estuvo mal. Si su padre era un tirano, Crono no lo fue menos, obligó a los gigantes, incluidos los Cíclopes, a regresar bajo tierra y como Gea le había advertido que uno de sus hijos lo destronaría, los devoraba en cuanto nacían. Su esposa Rea le dio seis hijos, él se los comió a todos menos a Zeus, al que Rea sustituyó por una piedra envuelta en pañales, así se salvó Zeus que luego destronaría a su padre. Bien, se puede sacar en conclusión que era cruel, tirano y yo diría que no muy espabilado, porque dar por bueno el engaño de su esposa y aceptar la piedra en lugar de su hijo no demuestra muchas luces, lo que no se es si llegó a tragársela.

Conozcamos ahora a Zeus. Para seguir la tradición familiar, él también destronó a su padre y se puso a gobernar con tanta autoridad que arrojaba potentes rayos a cuantos se oponían a su voluntad, así no había duda de quien tenía la sartén por el mango. Obligó a su padre a vomitar a todos sus hermanos y se convirtió en el señor del cielo repartiendo el mundo con dos de sus hermanos, a Poseidón le hizo señor del mar y a Hades de los infiernos.
Se casó con su hermana Hera con la que tuvo varios hijos, entre ellos estos dos: Ares y Hefesto, pero estos no serían los únicos pues era un mujeriego empedernido, por decirlo en fino, y no ponía reparos para unirse a diosas o a simples mortales y en sus encuentros con estas últimas, tomaba distintas personalidades y lo que no tomaba eran precauciones y así tenía montones de hijos lo que hacia que su esposa se enfureciera y odiara a todos esos hijos. Como veréis, otro que no daba precisamente buen ejemplo.

Echemos un vistazo a esos dos hijos. Hefesto, dios del fuego y artesano del Olimpo es un artista, es el orfebre de las joyas de los dioses y de la armadura de Aquiles. Físicamente no valía gran cosa y para rematarlo, tenía una cojera que se la debía a la ira de su papi que un poco enfadado con él, le partió las dos piernas (otra muestra del mal carácter de Zeus). A pesar de ser más bien feuco, obtuvo la mano de Afrodita, la diosa del amor que además de no quererle, le ponía los cuernos con todo aquel que se le cruzaba en el camino. Como Hefesto estaba resentido con su padre, cuando Zeus y Hera discutían, él siempre se ponía de parte de su madre, supongo que porque no le perdonaba lo de romperle las piernas, rencorosillo que era.
Ares, es el dios de la guerra. Simboliza la muerte y el dolor y goza con el saqueo y la destrucción. No conoce ni la ley ni el orden y entre los inmortales, sólo Hades le tiene simpatía, ya que le envía muchas almas de los muertos en batalla. Los mortales tampoco lo quieren, les parece pelín violento. La que no le hace ascos es Afrodita que como ya dije antes, se la pega a su marido con el primero que pilla.

Conozcamos a la mamá de estas joyas, Hera. Hermana y esposa de Zeus, era terriblemente celosa y se dedicaba a perseguir a los hijos que Zeus tuvo con otras diosas y mujeres mortales. Las peleas con su esposo eran tan violentas que temblaba el Olimpo y cuentan los cotilleos de la época que en una ocasión Zeus se enfadó tanto por el maltrato que Hera dio al héroe Heracles, que la colgó de un pináculo sujetándola de las muñecas y le puso pesas en los pies. Otra de las veces, tuvieron una disputa sobre el amor sexual, Hera sostenía que el hombre era quien recibía más placer mientras que Zeus opinaba lo contrario por lo que decidieron consultar con Tiresias, que había sido hombre y mujer, la respuesta fue que la mujer tiene nueve veces más placer que el hombre lo que enfureció tanto a Hera (no le gustaba nada perder en las apuestas) que dejó ciego a Tiresias; en compensación, Zeus le concedió inmediatamente el don de la profecía, supongo que si llega a saber esto antes de la consulta que le hicieron, no da su opinión ni de coña.

Veamos ahora al señor del mar, Poseidón. Tiene su palacio en el océano y gobierna sus dominios de forma violenta, sus iras son aterradoras cuando agita las aguas con su tridente mágico, regalo de los Cíclopes y cuando le parece bien también provoca terremotos. Tuvo varios hijos y todos ellos heredaron su mal carácter, entre ellos el cíclope Polifemo que se hizo famoso por devorar a varios seguidores de Ulises, pero este logró escapar cegando a Polifemo con la punta recalentada de una estaca cosa que Poseidón no le perdonó jamás, como veréis además de mal genio también era rencorosillo. Y aquí no para todo, también les cogió manía a los troyanos pues su rey Laomedonte le había contratado a él y a Apolo para que construyeran las murallas de Troya a cambio de una cantidad de dinero, pero cuando la obra estaba terminada dijo que de pagar nada de nada y los dos contratados se lo tomaron muy a mal y Apolo se dio por bien pagado enviándoles la peste y Poseidón remató la gracia enviándoles a los griegos que saquearon Troya. Como veis ni un minuto de paz y sosiego con esta gente del Olimpo

¿Y que sucede con Hades, el señor de los infiernos?. Para empezar, los griegos opinaban que el nombre de Hades traía mala suerte y no es de extrañar ya que es el dios de la muerte y gobierna las profundidades de la tierra y para ponerlo un poco peor, tenía un cacho perro con tres cabezas que vigilaba sus posesiones, en su favor se puede decir que nunca atormentaba a sus huéspedes, pero eso si, el que entraba en su casa no volvía a salir, de eso se ocupaba el chucho. Se enamoró de Perséfone y como se la negaban, conduciendo su carro salió de debajo de la tierra y la raptó. La madre de la susodicha puso el grito en el cielo, o sea en los oídos de Zeus que además era el padre de la raptada, que se vio en la obligación de poner un poco de orden y no se le ocurrió mejor cosa que decidir que Perséfone pasara medio año en los infiernos y el otro medio en la tierra. Parece que la chica estaba de acuerdo con el arreglo.

Otros dos hijos de Zeus: Apolo y Artemisa. Apolo destaca por su perfección física, la nobleza de su mirada y su inteligencia. Es el dios de la música, de la medicina, de la poesía y de la profecía. A pesar de toda su belleza, no ligaba nada, para que luego digan de los guapos. Se enamoró de la ninfa Dafne y la persiguió con empeño, pero ella no estaba por la labor y corría más que el viento en cuanto lo veía hasta que se cansó y le pidió ayuda a su padre que la convirtió en laurel, entonces Apolo que no estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta, decidió que la corona de laureles fuese el símbolo del éxito en las artes. Realmente el que no se consuela es porque no quiere.
Artemisa, al igual que su hermano es muy bella. Ama los lugares solitarios y la naturaleza. Es la diosa de la virginidad y muchas veces se la ve hostil y huraña. No permite mariposeos con su persona y si alguno se le acerca demasiado, lo paga caro, como le sucedió a Acteón, cuentan que durante una cacería tuvo la desgracia de ver a Artemisa bañándose desnuda, esta se consideró ultrajada y lo convirtió en un ciervo y el pobre fue devorado por sus propios perros, que la verdad debían de estar bastante famélicos para comerse al ciervo en un pis pas. La severidad de esta diosa la convierte en un ser peligroso.

Pasemos ahora a Hermes. Protector de los caminos, guía de los viajeros y mensajero de los dioses. Su defectillo eran sus ágiles dedos que le hicieron convertirse en el patrón de los ladrones, a Apolo lo traía a mal traer pues cuando no le robaba el ganado, le robaba el carcaj y las flechas, para que este le perdonara, inventó la lira y se la regaló.

Seguiremos con Dionisos. Este si que se lo pasaba bien, es dios de la vid y de la danza, del delirio, del entusiasmo y del éxtasis. En compañía de sus amigotes, celebraban grandes fiestas en las que se combinaba la embriaguez con la lujuria. Este tampoco daba buen ejemplo.

Y finalizaremos con dos diosas: Afrodita y Atenea. Afrodita, como ya se comentó, es la diosa del amor y la fertilidad, es la personificación de la gracia femenina y del atractivo de la mujer hermosa, pero no le faltan defectos, es vanidosa, coqueta y vaga, lo de trabajar no le va nada.

Todos estos dioses mencionados dejan a mi modo de ver bastante que desear, pero como sucede en el mundo de los mortales, no se puede generalizar, hay excepciones y en el caso del Olimpo, la excepción creo que es Atenea. Ella es la diosa de la inteligencia, nacida de la cabeza de Zeus, es patrona de la guerra justa y ayudó a muchos héroes como Ulises. Disfrutaba de la valentía y el arrojo en el campo de batalla, pero no de las matanzas sin sentido como el dios de la guerra Ares. Su símbolo es el búho, ave que los griegos relacionan con la sabiduría. Es la protectora de Atenas y se la considera patrona de los artesanos.

Espero que los dioses del Olimpo no lean esto a no ser que la diosa Atenea me acoja bajo su protección, porque si no, no me quiero ni imaginar lo que me iba a caer encima con las furias desatadas de los otros dioses.