Mis gatas
Xana y Tuxa, esas son mis dos gatas, si hace dos años me dicen a mi que iba a tener dos gatas en mi casa y que las iba a querer tanto, a pesar de mi edad, me hubiese tirado por el suelo de risa. Está claro que nadie sabe como va a reaccionar ante una situación hasta que esta se produce.
Xana llegó a mi de manos de mi sobrina que por razones de trabajo tuvo que ausentarse y no se la pudo llevar y a Tuxa la vi por primera vez en Diciembre pasado una fría mañana en que salí a la ventana a colgar la ropa y oí su llamada lastimera pidiendo comida pues era una gata callejera que se había instalado en el patio trasero de mi casa. Las historias de estas gatas puede quedar para otra ocasión pues se haría muy largo este post y solo quiero relataros su primera pelea.
Después de muchos avatares, Tuxa pasó a formar parte de mi casa, pero con dos gatas tan dispares como estas era lógico que se produjeran las clásicas peleas gatunas.
Aquella mañana mi madre, mayor y enferma, despertó con muchos dolores y decidió salir de la cama para sentarse en un sillón de orejas que tiene en la habitación, dicho sillón tiene detrás un armario en cuyo altillo Xana se refugia al menor peligro o incomodidad (por ejemplo cuando vienen mis hermanos a comer que hablan muy alto y la molestan), yo tenía que salir y le dije a una de mis hermanas que Tuxa quedaba encerrada y Xana paseando libremente por toda la casa, que las dejara así hasta que yo regresara. Nada mas marchar, mi hermana pensó que eso era una tontería y que lo mejor era dejarlas libres a las dos. Tuxa que es igual que polvorilla salió disparada en cuanto vio la puerta abierta y en el pasillo se encontró con Xana que al verla empezó a bufar y a correr con dirección a su maravilloso altillo, Tuxa maullaba a voz en grito persiguiendo a Xana y a su vez mi hermana las perseguía a las dos gritando "quietas, quietas", pero aquí no terminan los gritos, mi pobre madre que ve entrar a esas dos energúmenas peludas en su habitación y dirigirse a ella, viéndose comida gritaba "que estoy muy mala, que estoy muy mala, quitáimelas de encima", Xana que no atendía a razones pasó por encima de mi madre cagando leches entrando en su refugio en donde quedó asomada bufando como si fuera un trigre de Bengala, Tuxa quiso subirse también pero con los gritos de mi madre se quedó parada el tiempo suficiente para que mi hermana que las perseguía ya de cerca la pudiese coger y sacarla de allí.
No querais ver la que me cayó cuando regresé, pues al fin y al cabo la culpable de que ambas gatas se instalaran en nuestra casa era yo. Mientras mi madre toda ofendida me contaba el percance yo imaginándome la escena no podía contener la risa lo que todavía la enfureció mas pues no entendía que estando ella tan mala y me pudiera reír. En fin, esta solo fue la primera, de la de ayer la única que salió herida fui yo que recibí un arañazo en el empeine al pasarme Tuxa por encima para atacar a Xana.
A pesar de todo, benditas sean, las quiero.
7 Comments:
Hola profesor, como te dije entré en tu blog y quise dejarte un mensaje, pero me pide la dirección de mail y yo no tengo y por lo tanto se niega a pasar el mensaje, tendré que arreglar esto. Además todo está en ingles y es diferente al mío para dejar comentarios así que estoy un poco perdida.
Un saludo. Leodegundia
Uff, dos gatas celosassss, jajajajaja. Ya ves que malo es eso, ¿eh?
Si, no hay nada peor, jajajaja, demostrado.
Marrakech - En todas las casas hay un pagano y en mi casa soy yo, claro que como les digo "el día que yo no esté, me vais a echar de menos", pero aquí entre nosotros, no me hacen ni caso.
Nunca he tenido un gato en casa, así que imagínate dos, jajajaja.
¿Cómo siguen tus gatas? Tienen unos nombres muy simpáticos.
Besos
Mark - Mis gatas son maravillosas y como todo gato que se precie son las dueñas y señoras de mi casa.
....si hace dos años me dicen a mi que iba a tener dos gatas en mi casa y que las iba a querer tanto, a pesar de mi edad, me hubiese tirado por el suelo de risa.
Ahora tienes ocho años más.... y cuatro gatas.
Senior Citizen - Pues será mejor que con el paso de los años no aumente el número de gatas o me echan de casa.
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