Indignados
Llevamos un tiempo viendo como un grupo bastante numeroso tomó plazas y calles proclamando su indignación por las muchas cosas que funcionan mal en este país y todo el mundo se asombra ante este movimiento como si nunca en la Historia hubiesen existido indignados que deciden protestar en voz alta.
Precisamente este fin de semana se celebra en Llanera (Asturias) una fiesta que conmemora la indignación de unas gentes que estaban hartas de los abusos cometidos por el comendador que, entre otras cosas, había subido los impuestos de forma exagerada. Esta fiesta se llama la de los “Exconxuraos”.
Todo empezó en 1408 cuando los vecinos sujetos al señorío jurisdiccional de la sede episcopal ovetense cansados de tanto abuso se declaran en rebeldía negándose a pagar y el obispo Don Guillén, que no estaba por estas desobediencias, decidió castigarlos con algo que en esa época era un castigo muy duro, la excomunión. En estos tiempos en los que la religión pinta más bien poco no creo que a los indignados les afectara nada en absoluto, pero no olvidemos de que estamos hablando de principios del siglo XV. A pesar de sus creencias estaban tan indignados que se mantuvieron firmes durante cuatro años en los que las iglesias se mantuvieron cerradas, sin celebración de oficios y sin el derecho de recibir sepultura eclesiástica.
Durante este tiempo se debatían entre deponer su actitud o seguir alejados de su religión cosa que les producía mucha incomodidad, así que cuando falleció el obispo y llegó su sustituto, el leonés Diego Ramírez de Guzmán, que tenía un carácter más dialogante, se empezaron unas conversaciones para intentar terminar con una situación tensa que en realidad no beneficiaba a nadie. Se llevaron a cabo las reuniones para solicitar por un lado que les levanten la excomunión y por el otro para que prometan no volver a rebelarse y por fin se llega a un acuerdo. Pero la iglesia exige algo más, que peregrinen hasta la iglesia de San Salvador de Oviedo treinta hombres que en señal de penitencia irían vestidos con un sencillo saco, descalzos, una soga al cuello y la cabeza cubierta de ceniza.
Ahora, siglos después, los habitantes de Llanera celebran una fiesta para conmemorar estos hechos, pero tengo entendido que no celebran ni el castigo ni el perdón, si no la unidad de un pueblo por luchar contra lo que consideraban injusto.
Y quizás esto es lo que quieren demostrar los indignados de hoy en día, esa unión por la lucha de lo que consideran justo, pero que tengan cuidado pues bien es sabido que todos tenemos un precio y al igual que les pasó a los exconsuraos ellos también terminen por ceder.
14 Comments:
Genial, no sabía nada de esta historia pero la relación es indiscutible. No hay nada nuevo bajo el sol, esperemos, si, que las ideas no mueran y fructifiquen sin echarse a perder... beso
Desde el principio de este movimiento he sostenido que lo que menos me gusta de él es su localismo, que no miran más que a nuestro país, y por ahí puede ser que venga el precio y en cuanto la economía aquí mejore se olviden de los millones de personas que no tienen ni lo que nosotros tenemos ahora.
Mira donde estaban los antecedentes... Abrazos
Tere-Incisos – La Historia está llena de sucesos como este, lo que pasa es que no les damos importancia y si lo hiciéramos veríamos lo poco que cambia el mundo.
Senior Citizen – Me temo que no es sólo que miren sólo a nuestro país, algunos de estos que tanto gritan sólo miran a su ombligo.
Ligia – Quizás estos creyeron que había descubierto algo nuevo, probinos, se nota que no repasan la Historia.
Esperemos que mientras la palabra y la honestidad sea lo prevalente, no termine ni se venda la voz que sostiene la idea.
un besiños!
Hola, Leo:
Me ha encantado la historia, yo también conozco una de Zamora a la que llamaron "el motín de la trucha". En cuanto a lo de los movimientos, yo creo que los que gobiernan son conscientes de que la unión del pueblo puede mover montañas, y más sus cómodas sillas; así que muchas veces tratan de deslegitimar los movimientos o comprando conciencias. Como has señalado, mucha gente tiene un precio, y los mandamás no tienen más que regatearlo.
Un abrazo.
Buenos días..
Extraordinaria entrada, no conocía la historia y te agradezco mucho que la hayas traído para todos.
Un besote grande de feliz verano y felices vacaciones
Fue mucho lo que se jugaron. Cuatro años sin enterrar en sagrado, muriendo en pecado mortal...
Hoy día puede que todo esto importe poco o nada, pero en esa época las cosas eran diferentes.
Pero es lo que pasa cuando se lleva a la gente a una situación límite. El beneficio de rebelarse compensa los riesgos de la represión.
Mayte – Esperémoslo, pero ya se sabe lo inconstante que es el ser humano.
Leonor – Yo conté ese motín de la trucha en 2007, me pareció una historia muy interesante.
Los que gobiernan suelen utilizar estos movimientos para su beneficio, los consienten mientras les conviene y procuran deshacerse de ellos cuando ya no les benefician.
Balovega – Historias de este tipo las hay a montones, todo es revolver en el pasado, quizás por eso se dice que no hay nada nuevo bajo el sol.
Salamandra – Tienes razón, hay que ponerse en la mentalidad de aquella época para poder valorar lo que suponía la excomunión.
Toda rebelión tiene sus pros y sus contras y no hay duda de que además siempre hay quien se aprovecha de la situación.
Sí, hoy en día esto de la excomunión parece una nimiedad.
Y sí, siempre ha existido indignados y hartazgos, pero no creo que tantos "hartos" implicados como ahora.
Siempre resulta curioso conocer cómo se fraguaron muchas de las fiestas que a día de hoy se celebran.
Besos
Desde luego el obispo no se anduvo con chiquitas. No olvidemos que la excomunión colectiva no sólo los condenaba al “infierno” en una época en la que determinadas creencias religiosas estaban muy arraigadas; sino que debió convertir en un infierno jurídico-administrativo a la comarca. Los hizo desaparecer del mapa…no olvidemos que era la iglesia la que llevaba el registro de los nacimientos, muertes y demás sin olvidar su participación recaudatoria en cualquier cuestión hereditaria o transacción económica. Y esa es un arma poderosa para la readmisión en la comunidad… aunque los excluidos tuvieran que peregrinar con toda esa parafernalia.
ja,ja, me río porque el "perdon" conllevaba su penitencia,!!con la iglesia hemos topado amigo Sancho!!
La verdad es que hacía tiempo que tragábamos con todo y nadie se movía, pero haber en que acaba la cosa.
BIQUIÑOS
Había oído algo pero no recordaba los detalles.
Ahora en lugar de vestidos con un saco, con ceniza en la cabeza y una soga al cuello, van con tienda de campaña, móviles, portátiles y enormes cartelones revindicando, posiblemente demasiadas cosas, aunque si son legítimas que quiten a los políticos y se lo den al que de verdad lo necesita.
TriniReina – Ten en cuenta que ahora hay muchos más medios para que los indignados se comuniquen entre si y por lo tanto el poder de convocatoria es mucho mayor.
Marian – No hay duda de que el poder del obispo era grande, por eso tuvieron que ceder y está claro que todos tenemos un precio y el día que alguien quiera parar a los del 15M lo encontrarán ya lo verás.
Maca – No tengo yo muy claro como va a acabar esta indignación, pero creo que empiezan a llevar mal camino y a confundir lo que es justo y lo que no.
Unjubilado – Si Jubi, son los tiempos, pero me temo que la gente no cambia, cambia más el decorado que la acompaña.
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