Poder excesivo

Algunas personas nacen ya predestinadas para llegar a ostentar en sus manos un poder que no son capaces de administrar con justicia y sabiduría ya que ese poder no les priva de ser humanos y como tales caen en el despotismo y de ahí a la crueldad sólo hay un paso.

En el artículo anterior decía que el numeroso ejército de terracota que se encuentra en Xian está al este del mausoleo del emperador Qin Shihuang y será precisamente este emperador el que nos sirva de ejemplo de poder excesivo.

Qin Shihuang nació en el 259 a.c. con el nombre de Ying zheng. A los trece años heredó el trono por el fallecimiento de su padre pero no fue hasta que tenía veintidós que asumió el poder que hasta entonces había estado en manos de su madre y del primer ministro Lu Buwei.

Quizás con ansias de gobernar lo primero que hizo fue reprimir las rebeliones del marqués Nao Ai y continuó con la destitución del primer ministro que terminó por suicidarse. Ya metido en luchas inició la conquista de seis reinos vecinos a los que derrotó logrando la unificación, convirtiéndose así en el primer emperador chino. Y para evitar levantamientos en estos reinos conquistados, ordenó que todos los miembros de esas casas reales se trasladaran a vivir a la capital para poder vigilarlos de cerca.

Empezó por organizar el territorio acabando con el sistema de feudos dividiendo el país en provincias. Nombró ministros que le ayudaban en los asuntos estatales pero dejando claro que él era el que decía la última palabra. Adoptó un patrón para las medidas y los pesos; también los ejes de las ruedas para facilitar las comunicaciones interprovinciales y dejó regulada y simplificada la escritura.

Pero con su afán de unificar quiso incluso unificar el pensamiento y la cultura, para ello mandó quemar todos los libros confucianistas y de historia que a él no le convenían llegando incluso a masacrar en una ocasión a más de cuatrocientos intelectuales y en otra ocasión mas de 700 fueron enterrados vivos cerca de su mausoleo en construcción. Este hecho convirtió a su hijo mayor, Fusu, en opositor por lo que fue enviado al note como castigo.

Eso si, mandó hacer carreteras que llegaran a todas las provincias e incluso él personalmente hizo cinco largos viajes para inspeccionarlas dejando constancia de estos viajes en unas piedras que daban cuenta de sus grandes méritos y virtudes, faltaría más. Y aquí aparece otra de las grandes empresas, barata en mano de obra pues fue construida por los convictos y fue la unión de algunos muros antiguos como defensa del territorio norteño y así se empezó a formar la Gran Muralla, en la cual casi dos millones de personas realizaron trabajos forzados.

Según dicen de él, era un hombre de carácter violento y despótico, no tuvo escrúpulos en utilizar cualquier método por muy brutal o cruel que fuera para deshacerse de sus opositores. Además estaba obsesionado con la inmortalidad, cuentan que sus largos viajes por todo el país se debían a la búsqueda de medicinas para lograrla, quizás por el miedo que tenía a que lo asesinaran. Pero esos viajes no le proporcionaron lo que quería, si no todo lo contrario pues enfermó y le llevó a la muerte.

Pero no hay duda de que fue un personaje previsor ya que desde que heredó el trono ya ordenó la construcción de su propio mausoleo que se encuentra en el monte Lí, una obra hecha a lo grande y sin reparar en gastos ni en mano de obra ya que la participación era obligada. Mas de 720.000 obreros trabajaron allí durante unos 38 años. La superficie total del mausoleo y las otras tumbas de la zona llega a los 60 kilómetros cuadrados.

Cuando el emperador murió la obra no se había terminado, pero fue enterrado allí por orden de su hijo, el nuevo emperador, que decidió además que se enterraran con él todas las concubinas que no tenían hijos y muchos de los constructores.

Y pienso yo si merece la pena comportarse de esa manera cuando se tiene el poder y la posibilidad de obrar con más justicia, benevolencia y tolerancia.