Reflexionar

Todos sabemos que reflexionar es pensar de manera atenta y detenida sobre algo, pero ¿quién en estos tiempos donde todo sucede tan deprisa se para a reflexionar? ¿nos tomamos la molestia de “aparcarnos” de vez en cuando y dedicarnos sólo a pensar?. Me temo que no, el trabajo, las preocupaciones, los acontecimientos, las noticias…. todo nos arrastra a correr y correr teniendo que decidir sobre la marcha sin tiempo para comprobar si lo que decimos o las decisiones que tomamos son las correctas. No hay tiempo.

Recuerdo que hace tiempo leí un libro en el que en un determinado momento ponían un ejemplo con el que se pretendía hacer pensar sobre una situación ficticia planteando luego una pregunta para ver a que solución se había llegado. Me quedó grabado este ejemplo ya que a mi me hizo pensar porque lo normal es que demos una contestación rápida, aquella que nos parece más lógica sin tener en cuenta que pueden existir detalles que cambiarían la respuesta. Más o menos el ejemplo era este:

“Había dos hombres en el tejado de una casa y los dos bajaron por la chimenea, la cara de uno se llenó de hollín y la del otro no ¿Cuál de los dos se lavó la cara?

La persona que tenía que contestar dijo: “Eso es fácil, el que se la ensució de hollín”

“No acertaste, le dijo el que realizó la pregunta, el que tenía la cara limpia miró a su amigo, vio que tenía la cara sucia y suponiendo que la de él estaría igual, se la lavó. ¿Lo ves claro ahora?”

Pues si, parece lógico.

Pues no entendiste nada, te lo repetiré, le dijo el que preguntaba: “Dos hombres estaban en el tejado de una casa, ambos bajan por la chimenea y uno se mancha la cara de hollín y el otro no ¿quién se lava la cara?

El que tenía que responder esta vez no tenía dudas: “el que tenía la cara limpia como acabas de explicar”

Pues no, volvió a repetirle el que preguntaba, ya que había un espejo en la pared y el hombre que se había ensuciado la cara al ver como estaba se la lavó”

Está claro esta vez, de nuevo la lógica, ahora lo entiendo contestó el otro muy contento. Pero no lo entendía pues al terminar la respuesta, el otro siempre le daba otra solución diferente en la que el primero no había pensado.

Siguieron así un buen rato y cuando el que tenía que contestar ya estaba que no sabía ni por donde iba el que preguntaba quiso zanjar el tema haciéndole una reflexión mas: “Efectivamente había dos hombres en el tejado de una casa y ambos bajaron por la chimenea de la misma, uno salió completamente limpio y el otro con la cara manchada de hollín, pero ninguno se lavó la cara porque en la palangana no había agua”

Bien, este es un ejemplo un tanto exagerado y no creo que nos podamos parar a pensar ni reflexionar tan minuciosamente, pero nos da una idea clara de que toda pregunta, situación o tema del que se habla, puede tener muchas posibles explicaciones y que para acertar deberíamos de tener en cuenta muchos datos y detalles en los que la mayor parte de las veces ni reparamos. Por eso a veces es tan difícil entenderse unos con otros pues el que habla o escribe algo lo hace pensando de una manera y el que escucha o lee lo interpreta de otra y como nunca tenemos tiempo suficiente para las aclaraciones los líos, y a veces enfados, están a la orden del día.

Nota: La foto fue tomada de la red