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domingo, julio 11, 2010

Vidas intensas pero cortas

Supongo que si pudiéramos hacerlo todos elegiríamos la vida que nos hubiera gustado vivir, unos la preferirían muy intensa llena de acontecimientos, otros pacífica y sosegada, otros llena de éxitos y de fama o vete tú a saber de que más, pero posiblemente todos coincidirían, salvo las excepciones que siempre hay en todo, más bien larga.

Desgraciadamente no se puede elegir un modelo que abarque toda nuestra vida, así que la tenemos que ir construyendo poco a poco con nuestros aciertos y nuestros errores resultantes de las decisiones que vamos tomando ante los retos que se nos presentan, pero hay personas que ni siquiera se pueden permitir el lujo de dirigir su propia vida, ya desde que nacen hay a su alrededor personas que se encargan de ello y lo más triste es que lo que menos les importa es la persona en si, lo único que cuenta es lo que ellos pueden conseguir usando a esa persona como moneda.


Muchas fueron las mujeres utilizadas de esa manera y entre ellas Ana de Bretaña. Nacida en Nantes en 1477, hija única del duque de Bretaña y por lo tanto su heredera. Su padre luchaba para que el ducado de Bretaña siguiera siendo independiente a pesar de los esfuerzos de Francia por anexionarlo, pero murió demasiado pronto, cuando su hija tenía unos once años lo que la dejó en medio de los nobles bretones y del rey de Francia que luchaban por sus propios intereses. Francia deseaba a toda costa hacerse con el Ducado de Bretaña y no paró hasta conseguirlo pero para entonces la vida de Ana había dado unas cuantas vueltas.

Según se cuenta Ana era inteligente y recibió una buena educación y por si esto fuera poco también era bella y si a esto añadimos el Ducado tan deseado por algunos no es de extrañar que tuviera muchos pretendientes que aspiraban a casarse con ella. Entre tanto pretendiente el elegido fue Maximiliano I rey de Austria con el que contrajo matrimonio por poderes en 1490, tenía ella entonces sólo trece años. Esta boda le cayó como una patada al rey de Francia que no lo pensó dos veces y envió a su ejército contra Bretaña. Viendo lo que se les venía encima, los bretones le pidieron a la duquesa que anulara el matrimonio y que aceptara casarse con el francés y así lo hizo ella pues su matrimonio todavía no había sido consumado. En 1491 se casó con Carlos VIII de Francia empezando su carrera como madre entre 1492 y1498, o sea que a los veintiún años ya había tenido cuatro hijos que murieron a poco de nacer.

En este matrimonio y no queriendo perder Carlos el Ducado de Bretaña pasara lo que pasara, se estableció una cláusula por la cual si él moría sin descendientes ella debería de casarse con el heredero al trono. Y mira por donde eso fue lo que sucedió, el rey muere en un accidente el mismo año en que moría su último hijo por lo que la cláusula debería de ser cumplida, pero como el heredero al trono, Luis de Orleáns, ya estaba casado Ana regresó a Bretaña como Duquesa independiente de Francia.

Pero si ella creía que la cosa terminaba de esa manera se equivocaba, Luis como nuevo rey no quería perder el Ducado, así que ni corto ni perezoso repudia a su mujer y le propone matrimonio a Ana aceptando ella quizás para evitar la guerra. Con su nuevo esposo tiene dos hijas, Claudia y Renata, pero su vida estaba tocando a su fin ya que muere en 1514 a punto de cumplir los treinta y siete años.

Su vida fue corta pero intensa, en esos casi treinta y siete años se casó tres veces, tuvo seis hijos de los cuales sólo dos le sobrevivieron, fue Duquesa de Bretaña y dos veces reina de Francia. Y yo me pregunto ¿le habrá gustado su vida o de poder elegir la hubiera cambiado?.

11 Comments:

Blogger Ligia said...

Una vida intensa, sin duda, pero yo creo que si hubiera podido, la hubiera cambiado. Abrazos

julio 11, 2010 9:15 a. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Estas vidas siempre me sorprenden y me hacen pensar que, en aquellos tiempos, pocas veces una mujer hacía lo que deseaba, si es que era capaz de desear algo. La vida y los hombres la llevaban y la traían sin que ella interviniera.

julio 11, 2010 9:31 a. m.  
Anonymous A.Dulac said...

Gracias por tu visita Leo y tus palabras.
Me ha encantado tu relato pues me recordó los que teníamos de pequeña alrededor del hogar de donde pasaba las vacaciones .
No creo que esta mujer ni tan siquiera pensara en algo que no fuese lo que le tocó vivir...era su destino.
Un abrazo de A.Dulac

julio 11, 2010 10:47 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Ligia – Supongo que a muchas mujeres les hubiera gustado poder cambiar sus vidas, sobre todo en esa época en la que eran manipuladas sin tener en cuenta sus deseos.

Senior Citizen – Supongo que si serían capaces de desear muchas cosas, pero por desgracia tenían que adaptarse y aceptar las normas establecidas, por eso no entiendo a algunas mujeres que en estos tiempos se quejan demasiado.

Azusa – Tienes razón, durante muchos años se educó a la mujer para una forma de vida y de proceder sin dejarle ni darle la oportunidad de pensar por si misma, por eso es tan importante que ahora las mujeres tomen las riendas de su propia vida con su derecho a acertar y a equivocarse.

A.Dulac – Es muy posible que ni siquiera tuviera tiempo ya que empezó desde muy joven a tener unas responsabilidades demasiado importantes y eso que dicen que tenía una buena preparación para lo que se les daba a las mujeres en aquella época.

julio 12, 2010 5:26 p. m.  
Anonymous unjubilado said...

En tiempos antiguos, las mujeres hacían lo que los hombres querían, salvo raras excepciones.
De manera indirecta creo que esta imagen está en ligera correlación con tu artículo.
No hace tanto en España, los anuncios eran algo parecidos.
Ver este anuncio de hace pocos años.
Saludos

julio 12, 2010 8:51 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Unjubilado – Si, erróneamente se tenía por “hombre” al que dominaba a las mujeres a base de golpes, gracias a Dios las cosas van cambiando y ahora se miden más por su inteligencia que por su fuerza aunque todavía quedan hombres que no están por el cambio de mentalidad, bien es verdad que también quedan mujeres que no acaban de entender de que son seres libres que no tienen que vivir sometidas a nadie.

julio 15, 2010 8:55 a. m.  
Blogger fonsado said...

No creo que la hubiera cambiado. En esa época la vida de reyes y nobles se "jugaba" de esa manera y no se conocía otra.
Estupenda historia Leo.
Un abrazo.

julio 17, 2010 9:57 a. m.  
Blogger Nahuel said...

Me interesan estas historias, sobre todo después de haber leído sobre Leonor de Aquitania. Fueron muchas las mujeres que vivieron una vida sacrificada, que vivieron la vida de otros en definitiva.

Un abrazo,
Tawaki

julio 17, 2010 10:29 a. m.  
Blogger Alyxandria Faderland said...

Habia visto por lo de Isabel de tu regreso, cuanto me alegro por ello!!
Asi que aqui nos sentamos a disfrutar de lo que rescatas de la historia, tus paseos por las tradiciones y lo que nos sorprendas. Hasta donde se, el primer matrimonio no lo acepto de buen grado, pero al segundo si porque ya conocia al 'novio'.
Durante años se mantendra esto de usar a las mujeres como una forma de sellar alianzas de la indole que sea.

julio 18, 2010 7:02 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

La Gata Coqueta – Me alegra mucho que estés pasando con tanta ilusión del día de tu santo, gracias por querer compartirlo conmigo.

Fonsado – Cierto, no conocían otra, pero de conocerla ¿la hubiera cambiado?

Nahuel – A pesar de que las mujeres no podían decidir ni sobre su propia vida, siempre hubo excepciones y una de ellas es la que nombras, Leonor de Aquitania.

Alyxandria Faderland – :-) Pues menos mal que por lo menos alguno era de su agrado.
Desgraciadamente a las mujeres todavía se las utiliza como moneda de cambio, todavía pasará bastante tiempo hasta que esto deje de ser así.

julio 18, 2010 7:51 a. m.  
Blogger Maca said...

Yo creo que la vida de todas las mujeres de épocas pasadas era difícil y si eran de la realeza más todavía, casamientos sin amor, infedelidades por parte de su marido etc, y todo eso sin poder decir ni mu; y si aún encima la vida cómo en este caso fué corta peor tadavía,
Biquiños

julio 19, 2010 6:24 p. m.  

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