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domingo, mayo 02, 2010

Hoy con Sor Juana

Sor Juana Inés de la Cruz, por Miguel Cabrera (1695-1768)

Gracias a los medios modernos, hoy podemos entrevistar a una personalidad digna de ser conocida que nos dejó hace ya muchos años pero que su obra sigue tan fresca y actual como cuando la escribió.

Bienvenida a esta tertulia Sor Juana, como usted fue una adelantada a su tiempo no creo que se asombre de encontrarse aquí en estos momentos.

- No, en absoluto

Para conocerla un poco mejor, díganos en dónde y cuando nació.

- Nací en San Miguel de Nepantla, al sureste de la ciudad de México, no recuerdo exactamente ya que hace mucho tiempo, pero creo que fue en el año 1651. Mi nombre era Juana Ramírez de Asbaje. Fui hija natural. Mi padre era español y mi madre criolla y nunca se casaron aunque mi madre, Isabel Ramírez siempre llamaba esposo a mi padre Pedro de Asbaje y Vargas y de mi decía que era hija legítima.

Tengo entendido que fue una niña precoz a la hora de aprender.

- Mi deseo de saber era muy grande y por ello aprendí a leer a los tres años y poco después a escribir. Era tanto mi deseo de aprender que dejé de comer queso porque creía que su ingesta afectaba a la inteligencia y además, me castigaba a mi misma cortándome el pelo si no lograba aprender lo señalado en el plazo que yo misma marcaba.

Supongo que acudiría usted a la universidad.

- No, la universidad estaba vedada para mi, así que tuve que buscarme yo una y la encontré en la biblioteca de mi abuelo, allí aprendí en soledad y con los amigos silenciosos que son los libros. A los ocho años ya componía versos. Luego me trasladé a la capital y allí pude estudiar gramática y latín.

Además de por su inteligencia la fama le llegó por su belleza física.

- Si, y eso me llevó a la refinada corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera y de su esposa Leonor Carreto.

Ya que nombra a Leonor Carreto, se comenta que entre ustedes existió algo más que amistad.

- Bueno, la vida en la corte era especial y muchos no distinguían entre amor platónico, los galanteos, admiración y pasión, así que cada uno daba su opinión fuera verdadera o no, supongo que eso no cambió con el paso del tiempo. Quizás lo que movió más a la duda fueron los sonetos que escribí cuando ella murió y en los que ella figuraba con un nombre poético, Laura. Saque usted su propia conclusión teniendo en cuenta que lo que escribí fue esto:

Mueran contigo, Laura, pues moriste,
los afectos que en vano te desean,
los ojos a quien privas de que vean
hermosa luz que un tiempo concediste.

Muera mi lira infausta en que influiste
ecos, que lamentables te vocean,
y hasta esos rasgos mal formados sean
lágrimas negras de mi pluma triste.

Muévase a compasión la misma Muerte
que, precisa, no pudo perdonarte;
y lamente el Amor su amarga suerte,

pues si antes, ambicioso de gozarte,
deseó tener ojos para verte,
ya le sirvieran sólo de llorarte.

Hubo otras dos mujeres con las que también se la relacionó, María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes marquesa de la Laguna y María Elvira de Toledo, condesa de Galve.

- Mi vida en la corte fue breve y se me juzga más por lo que escribí entonces que por lo que hice. No se tiene en cuenta que la mayor parte de lo que escribí en esa época era por encargo, lo que sucede es que en mis obras se habla mucho de amor, de los devaneos, de los celos, enamoramientos y desenamoramientos, agravios y desagravios y quizás lo escribí tan bien que parecía tener un gran conocimiento de todo ello. Sírvale esto de muestra:


Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos,
susténtase de llantos y de ruegos.
………………………….

Pero no sólo escribí al amor, entre mis obras hay también romances sacros, villancicos, autos sacramentales y también tuve contacto con la música y la pintura.

A pesar de su éxito en la corte, un buen día decide dejarlo todo e ingresar en un convento ¿por qué?

- Bueno, se que es difícil entenderlo pero en esa época el destino de las mujeres estaba enfocado casi siempre hacia el matrimonio y pensé que la vida del convento me daría más oportunidades para el estudio y así poder seguir ejerciendo lo que me gustaba que era escribir y seguir aprendiendo y aunque tendría que estar bajo unas severas normas, eso no impediría el sentirme libre para seguir con mi vida intelectual pues los conventos eran centros de gran actividad literaria y artística y con acceso a unas valiosísimas bibliotecas, no se si ahora es lo mismo; sin embargo, someterse a la autoridad marital me hubiera impedido realizarme como persona libre. Además la vida frívola de la corte y las intrigas que allí se vivían para alcanzar favores me llegaron a cansar pues no iban con mi carácter.

Pero su estancia en el convento no duró mucho.

- Tengo que reconocer que mi estancia en el convento carmelita fue un fracaso, sólo aguanté tres meses aquellas duras normas, pero un convento era mi destino así que año y medio después tomé los hábitos en el convento de San Jerónimo y allí adopté el nombre por el que ahora todos me conocen: Sor Juana Inés de la Cruz. Y allí fui feliz porque me pude dedicar a lo que más me gustaba, leer y escribir. Además podía recibir visitas que ampliaban mi mundo intelectual como por ejemplo Carlos de Sigüenza o Góngora, sin olvidar al virrey y su esposa con los que seguía en contacto.

Durante su estancia en el convento escribe usted muchísimo y su fama se acrecienta llegándosela a conoce como la “Décima Musa”, dígame, ¿esto no creaba además de amigos también enemigos?

- Así es, yo no era una persona con un comportamiento digamos normal, una mujer que adquiere fama por su intelecto, que vive en un convento pero sin abandonar sus aficiones a escribir, los estudios y el arte hacen que al igual que mueve a algunos a la admiración, mueve a otros a la envidia y esto me lleva a ser considerada inaceptable dados los perjuicios de la época, sobre todo desde el punto de vista de algunos hombres.

Pero la envidia me imagino vino también de parte de las mujeres a pesar de que usted siempre luchó por sus derechos de educación y libertad.

- Cierto, a los hombres no les gustaba que me situara a su nivel intelectual y a las mujeres les parecía mal que alcanzara unas metas a las que ellas no podían llegar y aunque les hubiera gustado hacer lo mismo que yo, en sus adentros sabían que unas no valían y otras no se atrevían.

Entonces los aplausos y la fama no le dieron precisamente felicidad

- Pues no, fueron muchas las críticas que recibí y las que más me dolieron fueron precisamente las de las personas que se suponía más me querían diciendo que lo hacían por mi bien.

Bueno, es que usted con algunos de sus escritos quiso poner a los hombres en su sitio, recordemos ese poema que empieza diciendo:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;...

y que unos versos más allá les plantea una pregunta que supongo les hizo sonrojar y que dice así:

¿O cual es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

- Siempre me molestó la falsedad de los hombres en ese sentido, acusando a las mujeres de algo que ellos propician.

Me gustaría preguntarle por algo que creo que es importante y quizás en su caso no muy conocido, me refiero al dinero. Para entrar en el convento se necesitaba una dote y para comprar libros y formar una biblioteca como la que usted tenía también. Teniendo en cuenta que usted provenía de una familia humilde ¿como financiaba todo esto?

- Hay que tener en cuenta que en esa época las letras y las artes se beneficiaban de los mecenas que protegían a los artistas y a los escritores y las relaciones con esta gente importante nos permitía conseguir dinero y favores a cambio de nuestro trabajo. Así D. Pedro Velásquez de la Cadena fue el que pagó mi dote para poder entrar en el convento.

Pero uno de los votos en los conventos era el de pobreza

- Si, pero algunas podíamos tener bienes propios llamados reserva y yo tenía el mío gracias a lo que cobraba por mis trabajos literarios y además al desempeñar el cargo de contadora del monasterio me permitió hacer negocios e invertir el dinero consiguiendo buenos intereses.

No hay duda de que fue una gran defensora de los derechos de la mujer enfrentándose en su lucha tanto a civiles como a religiosos, pero al final, incomprensiblemente, usted se rinde y deja que ellos le ganen la partida ¿por qué?

- Las cosas se pusieron un tanto revueltas, había muchas intrigas en el convento, en el clero y en la política y a mi me cogieron en el medio y de poco me sirvió defenderme y contraatacar. Quizás la cosa empezó cuando yo hice una crítica a un sermón del jesuita portugués Padre Antonio de Vieyra, era una crítica respetuosa pero en la que di mi opinión sobre los temas que él expuso, opinión a la que sigo pensando tenía derecho pero que fue aprovechada para la lucha que el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz tenía con otro prelado motivada por una disputa teológica. El obispo publicó mi carta sin mi permiso y la prologó bajo el nombre de Sor Filotea de la Cruz. Yo le contesté y eso desencadenó un ataque furibundo en el que se me acusaba de cuestionar los valores de una sociedad patriarcal y se me recomendaba que me dedicara mas a lo divino y menos a lo humano como correspondía a una monja.
Fueron momentos muy duros para mí y al final cedí a las presiones y a las amenazas renunciando a todo lo que había defendido hasta entonces. Se me obligó a deshacerme de mi amada biblioteca y de todo aquello que me ligaba al mundo de fuera del convento. Quizás ya nada tenía importancia pues mi final estaba cerca, una epidemia atacó el convento sufriendo yo un contagio mientras cuidaba a las monjas enfermas y aquello me condujo a la muerte.

Muchas gracias Sor Juana, esta entrevista nos ayudará a conocerla mejor a pesar de la distancia en el tiempo y no quisiera despedirla sin disfrutar de otro de sus sonetos


Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si el imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.


Nota:
La mayor parte de la información para este artículo fue sacada del libro "Antología poética" cuya selección e introducción es de José Miguel Oviedo y de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en un artículo de Antonio Rubial garcía.


19 Comments:

Blogger Trini Reina said...

Me ha encantado conocer más a fondo a Sor Juana, de la que el martes pasado estuvímos hablando en clase, con relación al retruécano que aquí también expones " la que peca por la paga,
o el que paga por pecar"

Los sonetos son magnificos y dignos de ser leídos una y otra vez.

Besos

mayo 02, 2010 9:51 a. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Un antiguo profesor decía que Santa Teresa era "una mujer de pelo en pecho". Pues lo mismo se podría decir de Sor Juana.

Gracias por un post tan interesante y didáctico.

mayo 02, 2010 9:58 a. m.  
Blogger Merchi said...

Gracias por adentrarnos tan a fondo en la vida de Sor Juana. Me ha gustado muchísimo esta entrevista, no se puede negar que ha sido una mujer adelantada desde bien pequeña.
De todo lo que se entera una entrando en tu casa, hija.

Hoy, supongo que no será un dìa muy alegre para ti. Así que simplemente me limito a enviarte un beso enorme y todo mi cariño.

Muasssssss ;)

mayo 02, 2010 1:25 p. m.  
Blogger Ligia said...

Parece que fue una mujer adelantada a su tiempo. No conocía nada de ella. Abrazos

mayo 02, 2010 2:24 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

TriniReina – Disfruté mucho haciendo esta “entrevista” pues así pude enterarme de muchas cosas que no conocía de su vida que aunque corta, daría para muchas entrevistas.

Senior Citizen – Aunque las dos eran mujeres aguerridas creo que Sor Juana tenía los pies más en la tierra que Santa Teresa a la que por cierto dediqué un artículo sobre los místicos españoles en colaboración con Caboblanco, a mi me tocó escribir sobre Santa Teresa y a él sobre San Juan de la Cruz. Te dejo la dirección por si quieres verlo:
http://leodegundia.blogspot.com/2006/03/msticos-espaoles.html

Merchi - :-) No creas, al hacer el artículo también yo me enteré de muchas cosas al ir investigando aquí y allá.
Gracias, para mi el día de la madre ya nunca volverá a ser igual que antes.

Ligia – Pues la verdad es que su vida es muy interesante, yo sólo puse una pequeña parte.

mayo 02, 2010 6:34 p. m.  
Blogger Fran said...

Tuvo mucho mérito lo que hizo en esa época. Cuantas mujeres fueron poniendo su grano de arena para conseguir la libertad que ahora tenemos.

mayo 03, 2010 1:07 a. m.  
Blogger Charles de Batz said...

Como Senior Citizen, yo inmediatamente he pensado en Santa Teresa al leer esta interesante entrevista que nos ofreces hoy. Creo como tú, que ambas son diferentes caras de una misma moneda. Sor Juan es quizá más mundana, en el sentido positivo de la palabra. Su obra es, a mi entender, mucho más lírica y llena de vida.

Salud y enhorabuena una vez más por el excelente trabajo que has realizado.

mayo 03, 2010 9:19 a. m.  
Anonymous unjubilado said...

En esta ocasión poco o nada puedo aportar ya que tú nos has contado la vida de Sor Juana, que no conocía.
Me ha encantado la entrevista.
Saludos

mayo 03, 2010 9:25 a. m.  
Blogger La Gata Coqueta said...

Por razones ajenas esta semana solo va a ser una visita rápida espero me sepas disculpar,
y en sucesivas ocasiones intentare solventar.

Permitiéndome de este modo no hacer un alto en el camino.

Un beso, una rosa

María del Carmen

mayo 03, 2010 11:52 a. m.  
Anonymous Marian said...

Muy interesante, Leo. Es un personaje excepcional que nació con “genio” y murió con él.
No sólo su obra es rica en matices, su personalidad también. Mucho tuvo que luchar para demostrar su competencia, su vocación librepensadora y un lugar en el mundo que no acabó de encontrar pese a que supo moverse en los ambientes cortesanos, intelectuales y religiosos de la época. Demasiados frentes y una determinación en su vida: respetar sus propias convicciones y como tema de fondo de toda su reflexión la libertad humana y la suya propia para desarrollar plenamente ese “cargo” divino y la legitimidad de la “fuerza de su inclinación”.
Entre esos oscuros personajes que la hostigaron y que en parte es representativo de esa incomprensión de la que se queja Sor Juana al decir que resulta más dolorosa cuando viene de aquellos más próximos, creo que sería interesante destacar a su confesor, Núñez, un jesuita que constantemente la conminaba con argumentaciones como esta:
“Pues tú, que eres hija de Dios, ¿cómo no te desprecias, antes te precias de tan viles ejercicios; olvidada de ti misma de tu sobrenatural ser, de tus altas y (en realidad de verdad) divinas obligaciones? Dime, ¿esos pensamientos en que te devanas son dignos de una hija de Dios? Esas ocupaciones, esos divertimientos, esos designios, ¿son dignos de una hija de Dios?”
Lo que explicaría los últimos días de Sor Juana, acaso extenuada por esas demandas de absoluta autoenajenación, física, intelectual y anímica a la que se vio sometida por sus “amorosos” detractores.

mayo 05, 2010 10:21 a. m.  
Blogger La Gata Coqueta said...

Un placer pasar por tu espacio y encontrarme con esta grata entrada llena de sentimientos en cada párrafo según voy leyendo.

Te saludo dejándote mi amistad como tarjeta de mi visita.

Esta que te aprecia incondicionalmente.

María del Carmen.

mayo 06, 2010 10:56 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Fran – Si, su labor fue muy importante por eso creo que más que un grano de arena puso alguna que otra tonelada.

Charles de Batz – Si, creo que Sor Juana vivía más en la realidad y compaginó mejor la vida dentro del convento con la de fuera, era más realista que Santa Teresa, al menos esa es mi opinión.
Me alegra que te haya gustado porque yo disfruté muchísimo buscando la información y enterándome de muchas cosas que no conocía sobre su vida y obra.

Unjubilado – Me alegra que te haya gustado. Si no sabías nada de Sor Juana es porque no tropezaste con ella si no, no se te escaparía ni un solo detalle con lo buen investigador que eres.

La Gata Coqueta – Tranquila, vuelve cuando quieras, mi casa siempre está abierta para ti.

Marian – Tu comentario como siempre aporta datos muy interesantes, me alegra que te refieras al confesor de sor Juana que yendo de bueno en realidad fue el que más daño le hizo. Desgraciadamente gente como él hay demasiada en el mundo ¡y que daño hacen!.

La Gata Coqueta – Gracias por tu nueva visita y por tu amistad. Me alegra que te guste lo que escribo.

mayo 06, 2010 12:25 p. m.  
Blogger La Gata Coqueta said...

Hoy he madrugado un poco más de lo habitual aún siendo un día más tarde para despedirte el fin de semana, esperando este te proporcione el descanso emocional que durante la semana es impensable.

Un beso aterciopelado te acerco para acariciar tus mejillas.

Chao

María del Carmen.

mayo 07, 2010 11:41 p. m.  
Blogger Chela said...

¡Fantástico post, Leo, y original forma de contarnos la biografia y obra de Sor Juan Inés de la Cruz, una mujer, a mi juicio, valiente y adelantada a su época.

Cierto es que, en épocas pasadas, muchas mujeres encontraron en los conventos el habitat idóneo para su desarrollo intelectual y, aunque pareciese lo contrario, también para su independencia y libertad personal.

Un fuerte abrazo.

mayo 08, 2010 5:00 p. m.  
Blogger Cani said...

Buen fin de semana para ti tambien; ya habia leido, cuando la publicaste, esta estupenda entrevista. No te comente por que en otro momento, creo, ya te conte mi pasopn por esta poeta.
Un abrazo

mayo 08, 2010 6:22 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

La gata Coqueta – Gracias por tus buenos deseos, yo tambien espero que tengas un buen fin de semana.

Chela – Tienes toda la razón, creo que los conventos siempre fueron algo más que lo que se les supone y tal vez serían un buen tema para otro artículo.

Cani – No me extraña que te guste esta poeta porque sus trabajos son excelentes.

mayo 09, 2010 8:56 a. m.  
Blogger Pedro J. Sabalete Gil said...

Original, muy muy original, forma de entrevistar a una de mis preferidas.



Un abrazo.

mayo 12, 2010 11:48 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Goathemala - :-) Me alegra que te haya gustado por que disfruté mucho "entrevistando a Sor Juana".

mayo 15, 2010 1:32 p. m.  
Blogger Franck said...

Hola que tal navegando por la red encontré tu blog El rincón de Leodegundia y me pareció muy interesante la verdad me encantaría que intercambiáramos links con unas paginas que tengo. si lo deseas por favor me escribes estaría encantado que formes parte de mis blogs.
Si lo deseas no dudes en escribirme.

muchos saludos y éxitos

Franck
rogernad08@gmail.com

junio 09, 2010 7:02 p. m.  

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