Carta a mi memoria
Querida memoria:
De nuevo se acercan las Navidades y antes de que lleguen me gustaría repasar contigo algunos momentos maravillosos de cuando esas fiestas tenían un significado y todos los años se seguía una tradición y por supuesto antes de que me empiece a poner de mal humor que comenzará en cuanto pulsen el botón que hace que las calles se iluminen y empiece a ver que los motivos navideños ya no son lo que eran, ahora, como somos tan considerados con todo el mundo, se cambian para no ofender a nadie con nuestras tradiciones, así que adiós a las simpáticas ovejas, a las estrellas, a las campanitas, a los pastores y a los camellos.
Por un momento puedo revivir aquellos días, no tantos como ahora que el ambiente navideño se alarga sólo con fines comerciales, cinco eran los días señalados con su significado especial, Nochebuena, durante el día se daban los últimos toques al Nacimiento para vigilar que cada figura estuviera en su lugar, que el papel de plata no se hubiera movido invadiendo la huerta donde habíamos plantado las lentejas y la estrella no se hubiese caído de su posición sobre el portal y mientras, las amas de casa se afanaban preparando la cena, no tan complicada como ahora, solía ser sencilla pero se celebraba en un ambiente familiar y era el primer día en que se ponía en la mesa el turrón que no se probaba el resto del año. Luego, tras la sobremesa, todos íbamos a la Misa del Gallo, se celebraba a las doce de la noche, hora en que se suponía nacía el Niño Jesús, protagonista de estas fiestas (no olvidemos que son de origen religioso). Era una misa entrañable en donde resonaban los villancicos, esas canciones alegres que se acompañan de panderetas, castañuelas y zambombas y al finalizar, se iba en fila a besar la figura de un Niño Jesús que reposaba en una cuna, para luego dirigirse de nuevo a casa en donde a veces se continuaba la reunión familiar.
Al día siguiente era el día de Navidad, fiesta durante toda la jornada. Solía ser un día de visitar a la familia y el turrón estaba de nuevo presente en el postre, luego desaparecía hasta el día de Fin de Año salvo por las visitas a escondidas que se le hacía para robar un poquito que quizás era el trozo que mejor sabía. Después teníamos que esperar una semana en la que sí se escuchaban villancicos pero por lo demás era una semana normal. Y llegaba el Fin de Año con sus campanadas de medianoche, sus uvas y los brindis, besos y abrazos para desearnos todos una feliz entrada en el nuevo año, esta era una fiesta en donde no sólo participaban los familiares, solían también unirse los amigos y se prolongaba hasta la madrugada, pero sin televisión, la diversión corria a cargo de los participantes en la misma, no como ahora que todo el mundo se sienta para contemplar las distintas cadenas cuando en realidad ponen prácticamente lo mismo en todas. Luego el día de Primero de Año fiesta similar a la de Navidad con la diferencia de que los nervios empezaban a hacer mella pues la noche del cinco de Enero llegaban los Reyes Magos con sus regalos, esos que habíamos pedido con tanta ilusión en la carta y que no sabíamos hasta la mañana del día seis si seríamos premiados con ellos.
Y por fin, llegaba la noche mágica, ese día prácticamente los niños no cenábamos, nos habíamos convertido en un manojo de nervios, las condiciones estaban claras, para recibir los regalos, teníamos primero que limpiar bien uno de nuestros zapatos para dejarlos en la habitación que nuestros padres eligieran para que al llegar los Reyes depositaran en ellos los regalos y teníamos que ir a dormir temprano y nosotros en nuestra inocencia creíamos que si primero nos íbamos a la cama primero amanecía, ¡inocentes!, no sólo no amanecía antes, si no que no pegábamos ojo ni lo dejábamos pegar pues nos pasábamos la noche preguntando si ya era la hora de levantarnos a mirar el zapato. Y por fin después de muchas negativas y algunas amenazas de que si no callábamos los Reyes no aparecerían, nos dejaban levantarnos y salíamos en desbandada para ver quien llegaba antes, luego todo era sonido de papeles al rasgarse, expresiones de asombro y gritos de alegría pues aunque muchas veces no nos traían lo que habíamos pedido, los regalos siempre nos parecían maravillosos, quizás porque entonces no teníamos tantos como tienen los niños de ahora, lo que hacía que les diéramos más valor.
Ahora todo está cambiando a mi modo de ver para peor, desapareció la magia de la noche de Reyes, los niños van con sus padres a los centros comerciales a comprar los regalos, ya no hay sorpresa, ya no se cree en la existencia de esos Reyes cariñosos y comprensivos que al final siempre nos perdonaban nuestras travesuras cometidas durante todo el año y nos traían los regalos, ahora la mayoría de la gente prefiere a ese estúpido gordo vestido de rojo con su risa no menos estúpida que trae los regalos el día de Nochebuena, con la disculpa de que así los niños aprovechan a jugar más con sus regalos; no es cierto, sólo adelantan los juegos pero no los disfrutan más tiempo ya que tendrá que pasar un año hasta las siguientes Navidades. Este señor está mejor en su país y yo no le tendría manía si se quedara allí, incluso me podría caer simpático pues me parecería muy bien que en esos países siguieran sus tradiciones, pero si le tengo manía es porque vino a desplazar las nuestras arrinconándolas y logrando que dentro de poco sean sólo historia.
Sí, memoria, sí, en lugar de prepararme para recibir a las fiestas con un sentimiento de alegría, me empieza a llenar un sentimiento de rabia e impotencia por ver que una gran mayoría, además creciente de mi país, no le da importancia a sus tradiciones y sin ningún miramiento las echa a un lado para ensalzar a las que vienen de fuera basándose en que hay que modernizarse y que hay que cambiar para que los extranjeros se sientan como en su casa y yo me pregunto, cuando los españoles van a vivir a otro país ¿cambia ese país sus costumbres para adoptar las nuestras?, por supuesto que no y lo que es peor, por poner un ejemplo, aquí esta de moda despreciar a los norteamericanos, pero cada día nos invaden más sus costumbres, sus fiestas, sus modas y su forma de vida y eso no lo despreciamos, nos lo tragamos sin rechistar. ¿Cuándo los españoles vamos a darnos cuenta de que debemos de conservar nuestra fiesta de Navidad con sus Reyes Magos, sus ovejas, sus pastorcillos, sus belenes, sus villancicos, sus turrones y toda la magia que esto traía consigo?. Desearía que volviéramos a nuestra Navidad más sencilla, más pobre, más familiar y menos consumista y sobre todo que ese gordo estúpido regrese a su país a reírse con los suyos y no de nosotros.
Si, ya sé memoria, ya sé, me estoy soliviantando por momentos pero no lo puedo evitar, hay tantas cosas que me están molestando últimamente que cuando llegan estas fechas es como si saltara la chispa y produjera la explosión, creo que ya ni el turrón me sabe como antes. Tendré que empezar a ser menos gruñona, pues a pesar de todo, para mi sigue existiendo la magia del Día de Reyes y si me sigo enfadando, quizás ese día mi zapato estará vacío.
Adiós memoria, tal vez el año próximo vuelva a escribirte comportándome como una vieja que piensa que las Navidades pasadas fueron mejores y siga empeñada en menospreciar al gordo de rojo si es que para entonces no nos impusieron a otro personaje extranjero.
Leodegundia
De nuevo se acercan las Navidades y antes de que lleguen me gustaría repasar contigo algunos momentos maravillosos de cuando esas fiestas tenían un significado y todos los años se seguía una tradición y por supuesto antes de que me empiece a poner de mal humor que comenzará en cuanto pulsen el botón que hace que las calles se iluminen y empiece a ver que los motivos navideños ya no son lo que eran, ahora, como somos tan considerados con todo el mundo, se cambian para no ofender a nadie con nuestras tradiciones, así que adiós a las simpáticas ovejas, a las estrellas, a las campanitas, a los pastores y a los camellos.
Por un momento puedo revivir aquellos días, no tantos como ahora que el ambiente navideño se alarga sólo con fines comerciales, cinco eran los días señalados con su significado especial, Nochebuena, durante el día se daban los últimos toques al Nacimiento para vigilar que cada figura estuviera en su lugar, que el papel de plata no se hubiera movido invadiendo la huerta donde habíamos plantado las lentejas y la estrella no se hubiese caído de su posición sobre el portal y mientras, las amas de casa se afanaban preparando la cena, no tan complicada como ahora, solía ser sencilla pero se celebraba en un ambiente familiar y era el primer día en que se ponía en la mesa el turrón que no se probaba el resto del año. Luego, tras la sobremesa, todos íbamos a la Misa del Gallo, se celebraba a las doce de la noche, hora en que se suponía nacía el Niño Jesús, protagonista de estas fiestas (no olvidemos que son de origen religioso). Era una misa entrañable en donde resonaban los villancicos, esas canciones alegres que se acompañan de panderetas, castañuelas y zambombas y al finalizar, se iba en fila a besar la figura de un Niño Jesús que reposaba en una cuna, para luego dirigirse de nuevo a casa en donde a veces se continuaba la reunión familiar.
Al día siguiente era el día de Navidad, fiesta durante toda la jornada. Solía ser un día de visitar a la familia y el turrón estaba de nuevo presente en el postre, luego desaparecía hasta el día de Fin de Año salvo por las visitas a escondidas que se le hacía para robar un poquito que quizás era el trozo que mejor sabía. Después teníamos que esperar una semana en la que sí se escuchaban villancicos pero por lo demás era una semana normal. Y llegaba el Fin de Año con sus campanadas de medianoche, sus uvas y los brindis, besos y abrazos para desearnos todos una feliz entrada en el nuevo año, esta era una fiesta en donde no sólo participaban los familiares, solían también unirse los amigos y se prolongaba hasta la madrugada, pero sin televisión, la diversión corria a cargo de los participantes en la misma, no como ahora que todo el mundo se sienta para contemplar las distintas cadenas cuando en realidad ponen prácticamente lo mismo en todas. Luego el día de Primero de Año fiesta similar a la de Navidad con la diferencia de que los nervios empezaban a hacer mella pues la noche del cinco de Enero llegaban los Reyes Magos con sus regalos, esos que habíamos pedido con tanta ilusión en la carta y que no sabíamos hasta la mañana del día seis si seríamos premiados con ellos.
Y por fin, llegaba la noche mágica, ese día prácticamente los niños no cenábamos, nos habíamos convertido en un manojo de nervios, las condiciones estaban claras, para recibir los regalos, teníamos primero que limpiar bien uno de nuestros zapatos para dejarlos en la habitación que nuestros padres eligieran para que al llegar los Reyes depositaran en ellos los regalos y teníamos que ir a dormir temprano y nosotros en nuestra inocencia creíamos que si primero nos íbamos a la cama primero amanecía, ¡inocentes!, no sólo no amanecía antes, si no que no pegábamos ojo ni lo dejábamos pegar pues nos pasábamos la noche preguntando si ya era la hora de levantarnos a mirar el zapato. Y por fin después de muchas negativas y algunas amenazas de que si no callábamos los Reyes no aparecerían, nos dejaban levantarnos y salíamos en desbandada para ver quien llegaba antes, luego todo era sonido de papeles al rasgarse, expresiones de asombro y gritos de alegría pues aunque muchas veces no nos traían lo que habíamos pedido, los regalos siempre nos parecían maravillosos, quizás porque entonces no teníamos tantos como tienen los niños de ahora, lo que hacía que les diéramos más valor.
Ahora todo está cambiando a mi modo de ver para peor, desapareció la magia de la noche de Reyes, los niños van con sus padres a los centros comerciales a comprar los regalos, ya no hay sorpresa, ya no se cree en la existencia de esos Reyes cariñosos y comprensivos que al final siempre nos perdonaban nuestras travesuras cometidas durante todo el año y nos traían los regalos, ahora la mayoría de la gente prefiere a ese estúpido gordo vestido de rojo con su risa no menos estúpida que trae los regalos el día de Nochebuena, con la disculpa de que así los niños aprovechan a jugar más con sus regalos; no es cierto, sólo adelantan los juegos pero no los disfrutan más tiempo ya que tendrá que pasar un año hasta las siguientes Navidades. Este señor está mejor en su país y yo no le tendría manía si se quedara allí, incluso me podría caer simpático pues me parecería muy bien que en esos países siguieran sus tradiciones, pero si le tengo manía es porque vino a desplazar las nuestras arrinconándolas y logrando que dentro de poco sean sólo historia.
Sí, memoria, sí, en lugar de prepararme para recibir a las fiestas con un sentimiento de alegría, me empieza a llenar un sentimiento de rabia e impotencia por ver que una gran mayoría, además creciente de mi país, no le da importancia a sus tradiciones y sin ningún miramiento las echa a un lado para ensalzar a las que vienen de fuera basándose en que hay que modernizarse y que hay que cambiar para que los extranjeros se sientan como en su casa y yo me pregunto, cuando los españoles van a vivir a otro país ¿cambia ese país sus costumbres para adoptar las nuestras?, por supuesto que no y lo que es peor, por poner un ejemplo, aquí esta de moda despreciar a los norteamericanos, pero cada día nos invaden más sus costumbres, sus fiestas, sus modas y su forma de vida y eso no lo despreciamos, nos lo tragamos sin rechistar. ¿Cuándo los españoles vamos a darnos cuenta de que debemos de conservar nuestra fiesta de Navidad con sus Reyes Magos, sus ovejas, sus pastorcillos, sus belenes, sus villancicos, sus turrones y toda la magia que esto traía consigo?. Desearía que volviéramos a nuestra Navidad más sencilla, más pobre, más familiar y menos consumista y sobre todo que ese gordo estúpido regrese a su país a reírse con los suyos y no de nosotros.
Si, ya sé memoria, ya sé, me estoy soliviantando por momentos pero no lo puedo evitar, hay tantas cosas que me están molestando últimamente que cuando llegan estas fechas es como si saltara la chispa y produjera la explosión, creo que ya ni el turrón me sabe como antes. Tendré que empezar a ser menos gruñona, pues a pesar de todo, para mi sigue existiendo la magia del Día de Reyes y si me sigo enfadando, quizás ese día mi zapato estará vacío.
Adiós memoria, tal vez el año próximo vuelva a escribirte comportándome como una vieja que piensa que las Navidades pasadas fueron mejores y siga empeñada en menospreciar al gordo de rojo si es que para entonces no nos impusieron a otro personaje extranjero.
Leodegundia
33 Comments:
Creo que tu memoria y la mía se parecen. Ayer, sin ir más lejos ya percibí en el comercio la ansiedad por dar el pistoletazo de salida a esta locura consumista y cada vez más vacia.Me cabrea. Recuerdo mis cartas a sus majestades en la radio de mi ciudad y los comentarios que hacía de las mismas su enviado, El Mago Chalupa (Aliatar, en esta tierra),
que siempre sabía si habias estado malit@, como ibas en el colegio o la última de tus travesuras.Magia e inocencia!. Respecto al Gordo de rojo, que ni es gordo,que te lo encuentras hasta en patines por todas las esquinas, me parece un icono deshechable y oportunista.
!Qué nostálgica y cabreada me estoy poniendo!
Un besín
Querida Leo:
Ya volví y te noto enfadada, jajaja, No mujer, no te enfades que así no disfrutarás de las fiestas. Sé que tienes razón en muchas cosas, en que Papá Noel ha desplazado nuestras tradiciones, en que el consumismo nos está invadiendo, en que ahora en Navidad con un mes de antelación, pero los tiempos cambian y nosotros debemos seguir nuestras tradiciones adaptándonos en la manera de lo posible, y sobre todo disfrutando de la familia y amigos. Tu carta ha hecho rememorar mis días de infancia, cuando escribía mi carta a los Reyes, la magia del momento, la inocencia de lo incomprensible, las luces de la calles. Ahora vivo la Navidad de otra manera, pero disfrutándola al máximo. No pierdas la ilusión, Leo.
Muchos besos, de tu querida amiga.
Elen.
Este año mira tu zapato, estará lleno de besos y cariño.
Yo crecí con el gordo de rojo, pero no aquí, sino en su país "natal". Tenía un San Nicolás el 6 de Diciembre, que poníamos una bota enfrente de la puerta de nuestra habitación, y al día siguiente estaba llenito de chocolate, depende también de la bota estaba más lleno o no, porque aunque fuera más grande, caían las mismas chocolatinas todos los años, pero todos los años hacía ilusión.
Creo que eso es para ir abriendo las ilusiones, porque el 24 de Diciembre, ya no nos resistíamos. No me acuerdo de la costumbre de escribir cartas... ¿o sí? Recuerdo una vez que la escribí y la quemé, para que le llegara íntegra. Sólo traía un regalo para cada familiar y se disfrutaba como el juguete de tu vida...
El gordo rojo no me cae mal, lo siento, crecí trayéndome los regalos. Pero los Reyes eran unos desconocidos para mí, no supe de su existencia hasta los... 11 años?
¡Me ha encantado tu post de hoy! Me identifico totalmente en todo lo que has contado así que ya somos... 2 las gruñonas.
Cuando he leído lo de la misa de Gallo y lo de besar al Niño Jesús, me ha recorrido un escalofrío porque es una imagen de las muchas que guardo de mi niñez.
Para mi también tienen un significado muy religioso que intento mantener vigente ahora que soy madre. Nosotros para Reyes, ponemos los zapatos debajo del árbol y dejamos un baso de leche para los Magos, un recipiente con agua, para los camellos y unas galletas y a mi hijo le encanta levantarse y ver ¡qué se lo han tomado todo! Y traemos un par de regalos para cada uno porque, sinceramente, me parece un exceso que un niño reciba el año de una forma tan material inundado de juguetes mientras otros no tienen nada.
Por suerte, nosotros llevamos tres años viviendo en un pueblo de Madrid que conserva muchísimas tradiciones. En los jardines de la iglesia ponen un Belén con figuras de tamaño natural hechas por las asociaciones del pueblo, con todo lujo de detalles y es sencillamente precioso. Hay concierto de villancicos, misa de Gallo y numerosas actividades que confieren a estas fechas un significado más próxima al de sus orígenes. El que más y el que meno destina una habitación de su casa para exponer su Belén particular (yo pongo uno muy modesto en la consola de la entrada) y el día que encendemos el árbol, es una auténtica fiesta en casa. Ponemos villancicos, de los de toda la vida, de esos que escuchaba yo cuando era como mis hijos y a ellos les encanta. Y si encima nieva... pues todo resulta muy mágico.
Nos turnamos la fiestas grandes para cenar con la familia y no ponemos la televisión durante la cena sólo en Nochevieja para ver como se aproxima el momento de inicio del año nuevo mientras depositamos medallas o anillos de oro en la copa de champán y pelamos las uvas para evitar atragantamientos (que siempre los hay y de lo más divertidos) para olvidarnos por unos momentos de cualquier pena y pedir que Dios nos permita disfrutar de todo nuevamente un año más.
Me considero tolerante, pero me indigna que en este país estemos perdiendo nuestra identidad en favor de una integración que no deja de ser más que una mera arma política.
Perdona la extensión, pero es que me he sentido invitada a hacerlo así.
Un besazo.
P.D.: Paso a ponerme al día con tu blog que ya veo que mientras yo ando de sequí, otros van sembrando maravillas.
ayyyy! qué nervios la noche del 5 de enero!! y cómo era la mañana del día 6. Aquellos gritos ilusionados: "mira papá, mira también lo que me han traído y yo no lo había pedido!!.
Es verdad, hasta el turrón era algo extraordinario y dosificado tal como lo cuentas.
Estoy totalmente de acuerdo con esa percepción tuya. Yo creo que sí, que los niños se pierden la emoción incomparable de vivir como en un mundo "mágico".
Si me dejas, si estás recogiendo firmas, pongo también la mía en tu escrito : )
Un beso!
Ay, Leo, cuanta razón, toda la razón. Desde hace unos años "odio" la Navidad, me deprime en demasía y no sé por qué. Ahora, leyendote coincido con lo que dices. Ayer mismo me hablaba mi hija de que el el Pub donde solemos parar los fines de semana, ya estaban puestas las lucecitas y el Felicidades...
Por favor, un poquito de por favor, sí hace una semana que hemos guardado el bikini y la ropa de verano, donde vamos a llegar. Me veo comiendo turrón en la playa, un agosto, no a mucho tardar...
Un abrazo, Leo y consuelos para tu memoria.
Crecí con las mismas tradiciones que tú, y la verdad es que me gustaban. Actualmente no las encuentro por ninguna parte y si me gusta la época navideña es única y exclusivamente porque tengo una semana de vacaciones y ello significa que podré reunirme con mis familia, a la que durante el año sólo puedo ver los fines de semana que tengo ocasión de viajar a Ciudad Real, y en vacaciones.
Creo que las cosas han cambiado demasiado, importamos tradiciones de otros paises y olvidamos las nuestras. Las raíces culturales son importantes. Y no hablemos del lío que se hacen los niños de ciertas edades, con tantas historias mezcladas: Reyes Magos, Santa Claus, Papá Noel... Al final sólo se quedan con la cantidad de juguetes que obtendrán de todo eso.
Un beso.
Ya veo Leo que el gordo de rojo te afecta, no la tomes con el¡¡¡¡ creo que a los paises nordicos aun tienen más razones puesto que los norteamericanos se lo han cojido prestado y aun no se lo han devuelto, pero noticia¡¡¡¡
Si leeis este comentario, aun despues de oir a Rajoy poniendonos a parir y os animais a venir a pasar las fiestas a Catalunya os comento:
La misa del gall aun se celebra y es la única vez que aun voy a misa por oir los coros,
En Rocafort de Vallbona, ya se que os suena a chino, se celebra un belen viviente en que todo el pueblo se viste de pessebre y el propio pueblo es como la aldea de Belen.
Aparte las tradicionales cabalgatas de reyes y en cada casa el dia 24 se hace "cagar el tio", que no es mas que un tronco de arbol al que tapamos con una manta y los pequeños de la casa golpean con un palo para que "cage" los turrones, postres varios y algun regalito que otro, en mi casa solo los turrones, el cava y las latas de melocoton y piña en almibar del lote de mi padre.......ya os mandare fotos.....ahhhh por cierto al tio habia que alimentarlo una semana antes y esa era faena de los pequeños de la casa.
bueno no me enrollo mas igual le dedico un post a "els nadals catalans"
besazos
Precisamente ahora mismo estaba hablando con mi hijo de el olvido del hombre respecto a su historia, a sus tradiciones, a su cultura, todo se globaliza(hasta el lenguaje) y por tanto se homogeniza y se desdibuja, imitamos a los demás creyendo(erróneamente) que lo de los otros es lo mejor. Ni mejor ni peor, es diferente y así debería seguir siendo para que la riqueza de la humanidad no se diluya.
A mi no me gustaba la navidad, era una fiesta triste, pero desde que hay niños en casa las cosas cambian.
Besitos
NO me gusta la Navidad,parece que todas las desgracias que han ido ocurriendo en mi familia ,han sido rondando estas fechas...demasiadas despedidas..en un mismo mes..
Pero a pesar de eso..siempre me hace ilusión el dia de los Reyes,las tristeza aún no me ha arrebatado ese dia..
Besitos.
No me gustan las navidades, son tristes para mi, ya no guardo ninguna ilusión ;)
Muchos besitos Leo
Llama la atención Leo..; llama la atención que, contra lo que es habitual, los comentarios sean extensos...
En bastantes ocasiones nuestros comentarios son meras alabanzas y felicitaciones por lo escrito por el autor del artículo; a veces me ocurre que no sé bien que comentar, aun gustándome lo leido, y escribo unas palabras -cual tarjeta de visita- agradeciendo el esfuerzo hecho para ofrecerme ideas o información.
Pero no me gusta.. Quiero tratar a esas personas; procuro eludir los formulismos.
Y aquí me he dado cuenta de que con tus palabras has abierto corazones.. Y cuando un corazón se abre, habla, habla y dice.. Siempre.
¡Enhorabuena pues, mi "seora"¡.
Marian - Lo que yo echo en falta es precisamente esa magia que hoy desapareció por completo, ahora sencillamente son unas fiestas ruidosas y comerciales.
Elen - Me alegro que hayas regresado. Ya se que los tiempos cambian pero creo que los cambios tendrían que respetar las tradiciones en estos casos y sobre todo no pisotear las nuestras para cambiarlas por las ajenas. Jaja, no se si tendré algo en el zapato, ya te lo contaré cuando llegue la fecha.
Anazia - Como digo en la carta, si el gordo de rojo se quedara en su país yo no tendría nada en contra suya, lo que me molesta es que invada el mío.
Glassy - A los niños ahora les hace ilusión recibir un regalo, lo que se pierden es la magia del suspense y la intriga que se tenía entonces.
Mardolo - Me alegra que vivas en un lugar donde todavía las tradiciones por lo que me dices "no molestan a nadie", pero no olvides por ejemplo la iluminación del año pasado en Madrid.
En cuanto a la integración me hace gracia que no son los que vienen los que se integran como debería de ser, por lo que se ve somos nosotros los que nos tenemos que integrar en las costumbre de los visitantes.
Almena – Hay otra cosa que no puse en la carta y que también es importante, cuando por la edad descubríamos que los reyes eran los padres, entrabas en otra escala en la que se tenía que guardar el secreto para que los más pequeños pudieran seguir disfrutando de la magia y el misterio, lo que te hacía sentirte importante y restaba un poco la pena de haber conocido la verdad.
Trini – La pena es la impotencia que se siente cuando quieres defender las tradiciones de tu país y ves que eres arrollada por una cantidad de gente a los que no les importan nada.
Cris – Los niños, que son más listos que los mayores, lo que hacen es aprovecharse de los líos que ellos se traen entre manos y así reciben regalos el día veinticuatro y el día seis y como nadie les habló de las tradiciones pues no las echan en falta.
Nairoa – No, si en realidad el no tiene la culpa, los que la tienen son los que le traen aquí a desbaratar lo nuestro. Me encantaría que dedicaras un post con esas costumbres que cuentas, te prometo ir corriendo a enterarme, parece muy prometedor e incluso puede que se me pasara el mal humor.
White – Exacto, ni mejor ni peor, pero si todos hacen lo mismo se convertiría todo en monotonía, conservar las propias tradiciones no es despreciar a las de los demás.
Valentina – Te comprendo, al ser unas fiestas familiares cuando empieza a faltar alguien suelen ser tristes, pero hay que continuar con ellas para enseñar a las generaciones siguientes y así ellos a su vez las transmitirán a las que les sigan.
Chupituni – Cada uno sabe lo que hay en su corazón por lo tanto yo no puedo darte ninguna lección de alegría que seguro a ti no te sirva. Sencillamente lo siento, pero una alegría forzada es muy triste.
Melytta – Seguiré intentando entrar en tu blog, aunque ya lo hice a distintas horas pero de momento no lo logré.
Tienes razón en lo que dices y lo más triste de todo es que nos estamos dejando ir y como dije en otro comentario los que luchamos por nuestras tradiciones somos arrollados sin ningún miramiento y temo que cuando la gente se de cuenta sea ya demasiado tarde.
Turulato – Totalmente de acuerdo con usted, los comentarios que me están dejando hoy me animan porque creo que después de todo no estoy tan sola en la lucha y si es así quizás todavía estemos a tiempo para que se recupere el aprecio por lo nuestro, sin despreciar a lo de nadie, pero sin dejar que se arrinconen nuestras costumbres para implantar las ajenas. Quiero a mi país aunque no deje de reconocer que tenemos defectos, pero esos defectos no tienen por que anular a nuestras virtudes, que las tenemos y si juzgamos al resto de los países intentando ser justos, esa misma medida la tenemos que emplear con el nuestro sin sentirnos en ningún momento inferiores a nadie.
Tu carta tiene una sinceridad hermosa. La del que ama lo suyo, su historia sus tradiciones y sus raíces. Es una pena que la navidad se haya hecho tan consumista. No es lo ideal, pues la unión familiar pasa a segundo plano. Confío en que el año que entra le puedas escribir un balance más optimista a tu querida memoria.
Aquí en Colombia, los regalos a los niños se los trae el niño Jesús, así que la noche del 24 de diciembre hay regalos (eso sí, no por cuenta de Santa Close). Me parece muy bonito enterarme del papel protagónico que tienen los Reyes Magos en las tradiciones españolas.
Saludos a ti y a tu memoria,
Han cambiado demasiadas cosa y, tienes razón, a peor. Mi hijo abre los regalos con el afan de acumular no de disfrutar con ellos. ¡Pero si ya tiene de todo!
Yo era capaz de inventar más aventuras que Julio Verne con un sencillo madelman. A veces, si los Reyes eran generosos traían otra indumentaria para él y la imaginación se disparaba aún más.
Yo también odio a ese gordo colorado que por cierto, ¿sabías que era verde en principio pero cambió de color por ser patrocinado por la Coca Cola? Pero él no tiene la culpa de esta invasión. Hace poco hemos "celebrado" Halloween y ya hay quien prefiere una hamburguesa a una chuleta con pimientos. Lo que antes era un vulgar pinchadiscos ahora es un prestigioso "dillei" (me sale de los webs escribirlo así).
Siempre he odiado las navidades y después del calvario que pasó mi madre (que creo que ya leíste) aún más.
No te preocupes, que enseguida se pasan y llegarán...carnavales.
Espero que los Reyes te traigan ni más ni menos que lo que mereces, eso sería un estupendo regalo.
Paciencia, un abrazo.
Ya que cuentas tradiciones y costumbres, si me permites te diré que en mi casa había una bonita tradición el día de Navidad por la tarde, que consistía en recorrer los belenes que se montaban en diferentes sitios de la ciudad: el de la Catedral, el d ela Misericordia, el de San Felicísimo...nos juntaban a ocho o diez niños, y nos llevaban a verlos, con sus ríos y molinos con agua, leñadores que movian los brazos y parecian cortar leña, los cielos que se oscurecían, las estrellas que salían....en fin, todo magia, ilusión y fantasía. Y yo percibia amor, mucho amor. Ahora, el amor viene empaquetado de regalo por elcorteingles.
Muy buen post, leo.
Musus
A mí lo que más me impresiona de todo esto es que aquí en donde yo vivo, apenas pasó el día de muertos del que hablé ese día, y ya todos decoraron sus casas de navidad con miles de luces, bastones, santa clauses gigantes, renos, monos de nieve inflables -porque nieve aquí, cada 100 años- y todas las campaás publicitarias dedicadas al "espíritu de la navidad". Sin embargo, se sigue conservando aún el día de reyes, la rosca -eso no sé si es costumbre de ustedes o nos la inventamos en México- y los regalos... Creo que México festeja todo lo que pueda.
Sin duda Leo, ha sido un post muy bueno para la reflexión. Un saludo!
creo q tienes mucha razón,,.. en mi casa tenemos suerte pues aún vienen los reyes y para todos grandes y pequeños, ninguno en nuestra familia, ni siquiera mis padres saben l q van a traer... Así q todos tenemos sorpresas.. aunq ya todos sabemos la verdad sobre los reyes, todavía queda chris q de alguna forma sabe q ese día vienen los reyes.. y se emociona.. se pone todos los juguetes encima y no sabe cual coger..
Mi padre nos hace sufrir obligandonos a desayunar antes de poder ver q nos han traido los reyes... y chris al comerse el rosco de reyes empieza a tener una risita nerviosa y de dos bocados termina y empieza a hacer con gestos: reyes reyes.. jaja
en mi casa es aún un día muy bonito.. besos
Raúl – Gracias por tus ánimos. El que los regalos en tu país se entreguen el día 24 me parece muy bien, esa es vuestra costumbre y es bueno que sigáis haciéndolo así, por eso me gustaría que aquí que la costumbre era la noche del día cinco de Enero se siguiera respetando.
Por cierto, veo que cambiaste la foto de nuevo, mejor, así recibí una sonrisa amiga desde muy temprano.
José – Efectivamente, ahora a los niños les falta imaginación, los juguetes son demasiado perfectos y la caja boba se lo da todo masticado y de la fiesta de Halloween ni me hables, me ofende tanto o más que la de navidad.
Jaja, si me traen lo que merezco con lo refunfuñona que estoy, seguro que será un montón de nada.
Aitor – Efectivamente, eso también se hacía aquí y había lugares en los que los belenes eran verdaderamente preciosos, era muy agradable el paseo por todos ellos.
Diego – Efectivamente, con el enfado me dejé el roscón de Reyes, aquí existe la tradición de que dentro del roscón se pone una figura y una faba (haba), al que le toca la figura se le pone una corona que viene con el roscón y al que le toca la faba le toca pagar el roscón del año siguiente.
Natalia – Me alegra saber que en tu casa se sigue celebrando, en la mía ese día vienen todos a desayunar y a recoger los regalos, así que la casa está llena de gente y se sirven mas desayunos que en una cafetería, pero es una reunión muy agradable.
Al fin y al cabo San Nicolás no era así, la imagen q tenemos de Papá Noel es la de que decidió Coca-Cola y quizás por eso a mí tampoco me gusta mucho. Prefiero los Reyes, además cuando casi terminaban las fiestas, ahí estaba una más, la del día de Reyes que te alegraba la vuelta al cole...
En el centro de la ciudad aún se hacen los Belenes, es decir un concurso de nacimientos a tamaño natural, que a mi me gusta mucho ir a ver con mis sobrinos, también es verdad que hay muchos adornos con el mono este rojo, en algunos sitios, pero no en todos y se trata de conservar el espirítu navideño más nuestro. En casa ponemos aún el nacimiento(ahora en pequeño por el espacio) y las tradiciones siguen, y eso se pasa a mis sobrinos...y bueno, la rosca con chocolate, el festejo de los reyes por mi padre aún se conserva, lo del zapato. Y esa emoción de abrir presentes aunque sean simbolicos. Mis sobrinillos siguen durmiendose pronto el día de nochebuena, para amanecer el día 25 y correr a ver sus regalos.
A mi las navidades me siguen pareciendo como cuando era niña, al menos en casa y me encanta!
Gracias Leo por estos recuerdos ya me emociono como los crios...en estos meses!!
Bikiños mil! :D
Aunque cada año con más nostálgia
me gusta la Navidad.
Me encanta pasear por las calles alumbradas y llenas de color
y recordar cuando era pequeña con mi hermana y mis padres.
La Navidad perdió su encanto, pero
yo sigo creyendo en su mágia.
Y aunque mi hijo, ya no esta en edad de creer en los Reyes Magos, soy yo quien le empuja a poner las zapatillas bajo el árbol. Yo tengo todavía una mente infantil en estos días.
Un beso Leo.
Aprendiz – Ahora, a mi entender por lo menos, son unas fiestas sencillamente comerciales, se perdió el espíritu de la fiesta, por eso me da pena.
Muralla – El problema no está en que yo guarde las costumbres, eso ya lo hago, lo que me apena es que cada vez son menos personas las que lo hacen y de seguir así, se perderán para siempre.
Dianora – Si, te digo lo mismo que a Muralla, el problema está en que los que lo queremos somos cada vez menos, yo sigo luchando, pero mi lucha no es suficiente si los demás no colaboran.
Azusa – Estoy de acuerdo contigo, era el último día de las fiestas, pero era el mejor y no sólo por los regalos, si no por la magia.
Azul – En mi casa también se sigue celebrando como antes, pero en cuanto sacas la cabeza de casa y ves en que está parando todo es cuando te entra el mal humor y la pena. Veremos hasta donde llega todo esto.
Darilea – Me parece muy bien y debes de explicarle a tu hijo para que pueda comprender como eran las Navidades antes y así él cuando le llegue la vez pueda hacerlo también con sus hijos.
Holas Leo, una vez más tienes razón, jamía, parece que nos lees el pensamiento. Yo no sigo lo que no me gusta, ni en ropa , ni en maneras de vivir, de relacionarme, etc, si algo no me gusta no lo hago o sigo, soy rara?. Muchas veces tengo la sensación de nadar contracorriente.
Celebra tus Navidades como a tí te gusta y allá ell@s!!!!!!
Besinos.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, y desde luego la contaminación cultural con ese Sr. que deberia irse con sus renos al norte, me irrita bastante mas de lo habitual.
Enhorabuena por el post.
Cierto que las costumbres cambian, que solemos preferir lo que había antes, siempre más apegado a nuestros recuerdos y las tradiciones "de toda la vida", como suele decirse... Pero las cosas cambian, y mejor es ir aceptándolas por poco que nos agraden, pues entonces tampoco podremos disfrutar de las fiestas en la mínima parte que nos dejen... Paciencia, y a disfrutarlas como podamos, Leo.
Un abrazo.
Incondicional – No creo que seas rara por ir como quieres, entonces yo sería igual que un perro verde y por supuesto que yo celebraré las fiestas como crea, pero eso no evitará que al final se pierdan y se termine por celebrar vete tú a saber que cosa.
Consumidor irritado – Jaja, como se entere el gordito nos acabará atropellando con sus renos.
Brisaenlanoche – Tendré que aguantarme y ver como lo nuestro se arrincona para implantar lo de fuera, pero nunca será con mi bendición, por lo tanto no pienso aceptarlo mientras viva.
Me has traido a la memoria las navidades pasadas que aunque no fueron mejores..si estaban cargadas de una ilusión que ahora ha perdido brillo.
A mi tampoco no me cae bien Papá Noel, al que tengo prohibida la entrada en casa.
En mi casa los regalos los traen los tres reyes Magos de toda la vida.
Buen post, un beso :)
Hola Leo, que llevo una semana tratando de poner mi huellita aquí, nuestra memoria y recuerdos son tan imprescindibles, yo recuerdo todavía el día de los reyes magos, lo más triste fue cuando supe quienes eran los reyes magos, BUUAHHH!!!! ahh pero no entiendo también vieje santa claus (que no se supone es otra tradición de otro país ajeno a España?) me remitó un poco pues como España vino a colonizar nos dejaron muchas tradiciones y fiestas, aquí la rosca del día de reyes trae un muñequito que supuestamente es el niño Jesús, y al que le salga en su rebanada hace una fiesta para el día 2 de febrero que es el día de la Candelaria, así no se les olvida de comprar la rosca del año que viene a vuelta d eun mes seguro fiesta con tamales y atole jejeje
Interesantes los recuerdos de la memoria
un abrazo
Me pasa lo mismo, ya no vivo la navidad como cuando era pequeña... supongo que al hacerte mayor te das cuenta de cuan comercial resulta todo este asunto, y si a eso sumamos situacuines que sabes que no se volveran a repetir hace que el resultado no sea muy entusiasta
Besos de la familia
Grial - Así me gusta, que sigan siendo los Magos los que nos traigan la ilusión.
Carlos - Ya expliqué en un comentario lo del Roscón de reyes, aquí se paga el del año siguiente, jaja, no creas que se nos olvida a quien le toca pagar.
Dignalo - Si, demasiado comerciales, ya todo se basa en la cantidad de regalos, se perdió la ilusión.
Hola Leo; creo que estás pensando en los reyes con demasiada antelación. Espero que este año hayas sido buena y seas recompensada con muchos buenos regalos. Para mí, tu blog, también es un regalo.
Un abrazo
Caboblanco - Muchas gracias, pero me temo que mi zapato no rebosará este año, jaja, quizás tendría que haber sido más considerada con el gordo de rojo que después de todo no es el verdadero culpable.
Publicar un comentario
<< Home