Salvados
Si bien hay mucha gente que no trata bien a los animales ni se preocupa por ellos, justo es reconocer que hay otras personas que si lo hacen y hoy os voy a contar una historia real de dedicación e interés para salvar a cuatro guepardos recién nacidos, tal y como a mi me la contaron.
Érase una vez, en un zoo de la ciudad neozelandesa de Christchurch llamado Orana Park, una mamá guepardo primeriza que estaba dando a luz. Aterrorizada por el inesperado dolor y los cuatro extraños pequeños bultos que se agitaban y gemían a sus pies, la gueparda, desorientada, decidió que prefería salir de su guarida y continuar con su vida normal, abandonando a los cachorros y negándose a acercarse a ellos, darles de mamar o actuar en manera alguna como su madre.
Los cuidadores de felinos de Orana Park sabían que se trataba de una situación desesperada: las posibilidades de supervivencia de 4 cachorros de guepardo de tan solo un día, sin la leche y los cuidados de su madre, son casi nulas. Sin embargo, no se rindieron, y decidieron hacer todo lo posible por salvar la vida de aquellas cuatro criaturitas, tres machos y una hembra.
Durante meses, los cachorros necesitaron cuidado constante las 24 horas del día. Dos cuidadores fueron seleccionados como "mamas adoptivas" de los cachorros, y en turnos de 12 horas, se dedicaron a cuidar, alimentar y limpiar a los cachorros. No se trata de una tarea fácil, ya que las crías de guepardo están completamente desvalidas, y no son capaces ni siquiera de hacer sus necesidades ellas solas. Normalmente es la madre la que estimula a las crías a hacer pis o caca lamiéndoles el culete. Como solución alternativa, los cuidadores probaron todo tipo de trucos, hasta que al final consiguieron que los pequeños hiciesen sus necesidades limpiándoles el culito con un trapo de cocina.
Los cachorros debían ser alimentados cada hora, y teniendo en cuenta que eran cuatro, y el tiempo que llevaba alimentar a cada uno de ellos, os podréis imaginar que los turnos de 12 horas eran agotadores.
Sin embargo, todos estos esfuerzos dieron su fruto, y en una situación casi milagrosa, consiguieron que los cuatro cachorros sobrevivieran y fueran creciendo sanos y fuertes.
Hoy, los cuatro hermanos guepardo tienen ya 20 meses y viven felices, jugando, corriendo y haciendo travesuras, en el zoo de Orana Park y aquí vienen a recibirnos para que disfrutemos un rato de su compañía.
¿Alguna vez estuvisteis tan cerca de un guepardo?
Hora de despedirse, el guepardo se queda un poco triste y espera que volvamos pronto de visita.
¡Gracias Lucía por las fotos y por el relato!
26 Comments:
Aparte de ser una historia entrañable, lo que me resulta para destacar, así en mayúsculas, es esa cultura del voluntariado tan extendida en Nueva Zelanda. El sentimiento arraigado de colaboración y respeto a la Naturaleza, no en abstracto, sino que se desarrolla activamente en iniciativas como la que relatas. Admirable.
Se debe de tener una sensibilidad especial para realizar tan arduo trabajo y, tan fructifero al final de el.
Son preciosos los cuatros.
Un día visité una caballeriza y había un potro al que su madre rechazó al parirlo. Dolía verlo tan desvalido y, cuánto contrastaba su pelaje opaco con el de otros potrillos criados por sus madres. Han pasado tres años de aquello y no he olvidado ni la imagen del potrillo ni la pena que sentí al verlo, ya que era como un grito con cuatro patas...
Besos
Enhorabuena, Leodegundia. Si hubiera un premio Pulitzer para los blogs seguro que te lo llevabas con este artículo, pues no creo que haya otro con unas fotos y una información como esta. Bien agradecida tienes que estar a Lucía que te lo ha proporcionado.
Una historia entrañable. No, nunca he estado tan cerca de un guepardo... Abrazos
Hola y lindo domingo..
Una preciosa historia muy tierna... gracias por compartirla..
Bello día .. besitos
Bello relato y humana historia, gracias como siempre por tu buen hacer, me gusta lo que escribes.
Un abrazo de A.Dulac
Marian – Me encantaría que ese amor y respeto por la naturaleza que tienen allí, se estableciera en nuestro país pues hay muchas cosas que se podrían sacar adelante con el apoyo de voluntarios y por lo tanto sin gastos excesivos, pero claro, hay que tener voluntad e interés.
TriniReina – Que pena lo que me cuentas del potrín, espero que haya encontrado a unos cuidadores que se molestaran por ayudarlo como hicieron estos con los guepardos.
Senior Citizen – No soy amiga de premios pero si me gusta divulgar estas preciosas historias que me cuentan a mi porque uno de mis grandes intereses en la vida es intentar que la gente respete a la naturaleza como se merece.
Y si, estoy agradecida a Lucía por la historia y por las fotos ya que de no ser por ella nunca hubieran llegado a mi blog.
Ligia – Ni yo tampoco pero me encantaría poder estar un rato con estos pero su casa queda muy lejos de la mía.
Balovega – Si es una tierna historia y un orgullo para esos cuidadores que se tomaron tantas molestias en sacar adelante a estos guepardos.
A. Dulac – Gracias, pero el mérito no es mío si no de Lucía que me proporcionó la historia y las fotos.
Leogundia: Paso a visitarte a través de un blog de Trini.
Es muy agradable tu espacio y la serie de temas (muy variados) que ofreces al lector.
Hermosa, tiernísima entrada esta de los guepardos. Qué bueno es que haya gente ocupada en los animales aún...
Preciosas fotografías, además.
Un gusto.
¡Hola Leodegundia!
Me ha enternecido esta humana y valiosa historia, que nos demuestra que el ser humano en ocasiones está a la altura de su condición en relación con los otros seres. Bueno, creo que me he hecho un poco de lío, con lo que quiero explicar.
Es curioso el terror que experimentó la madre guepardo y su reacción, ante el gran susto del dolor y la visión de las cuatro crías y al ser primeriza y estando en un medio un tanto artificial, pues seguro que no entendía nada y le dio por huir.
Una bella historia, gracias y un abrazo.
Tu casa es un pozo de sabiduría, da igual el tema que nos traigas siempre está muy documentado y acompañado de unas fotos preciosas.
Dile a Lucía que es una artista.
Besinos a las dos.
Pasaba por aquí y he oído maullar a unos lindos gatitos, pero la sorpresa ha sido que son preciosos aunque un poquito raros, me ha maravillado toda la historia que nos cuentas.
Especial mención a los voluntarios que han sabido sacarlos adelante gracias a su total dedicación.
Dos abrazos, uno para ti y otro para Lucía, a los "gatitos" no me atrevo a abrazarlos.
¡qué belleza! la de los guepardos y la de esta hermosa historia.
Ojalá todos los animales fueran objeto de esa atención y de ese desvelo. Me duelen tanto esas otras historias de abandonos y malos tratos...
Un abrazo grande
Leo, que bonita historia la que nos relatas hoy, me gustan los animales y siempre es grato saber que hay quién dedica su tiempo en ellos.
Un beso :-)
Recoger gatitos, pero en plan industrial. Es encantador.
Maritza – Bienvenida a mi casa.
Gracias a Dios hay gente que se ocupa, ama y respeta a los animales como se merecen. Lo normal es que este reportaje lo hubiera puesto en mi blog de la naturaleza pero creo que tenía cabida en este de temas tan variados, así aprovecho para seguir mi campaña a favor de los animales desde cualquiera de mis blogs.
Clariana – Tranquila Clariana que entiendo lo que quieres decir.
Supongo que los animales también sienten terror ante cosas desconocidas por muy de la naturaleza que sean, pero allí estaban esos cuidadores que desempeñaron el papel de “madres” a la perfección.
Fuga – Gusto verte por aquí.
Mi casa se nutre de las personas que me rodean, tanto familiares como amigos, como los bloggeros que tanto me enseñan. Es bueno aprender de unos y otros.
Unjubilado – Jaja, no son raros, sólo un poco creciditos para lo que estamos acostumbrados a ver a nuestro alrededor, pero son hermosos ¿no?.
Gracias por los abrazos y en este caso podrías también abrazar a estos “gatitos” porque son muy mansos y cariñosos, yo lo hubiera hecho encantada de haber estado allí, pero están un poco lejos.
Almena – Desgraciadamente hay demasiadas historias de animales maltratados y poca justicia que los defienda por eso cuando hay casos tan entrañables como este merece la pena que se publique.
Oréadas – A mi también me gusta y opino como tú, es bueno saber que hay gente que hace todo lo posible para que vivan y sean lo más felices posible.
Salamandra – No se a que te refieres con eso de plan industrial. Pero te puedo asegurar que estos guepardos están cuidados y fueron sacados adelante por el cariño y el interés de los cuidadores que se ofrecieron a luchar por su vida y lo consiguieron.
Pues muchas gracias por darme un toque, porque la verdad es, que estoy en otro mundo.
No pongo en duda la misma pasión por todos los animales, y por supuesto, los felinos; pero, de entre los felinos, siento esa pequeña predilección por los guepardos. Los veo tan finos y tan indefensos en su hábitat natural frente a tanto depredador poderoso que, simpatizo con él de forma inimaginable. Su velocidad me apasiona, la más pura, la que arranca del esfuerzo real de la especie. Pura tracción anatómica.
Es una enorme alegría, y no me cabe duda que de gran satisfacción para los encargados del zoo, haber logrado la difícil cría de unos cachorros que precisan las atenciones exclusivas de la madre, y cuyas atenciones son harto complicadas de asumir y de conseguir. Desde mi punto de vista, sirva la labor de ésta gente como ejemplo de una acción con resultado verdaderamente conmovedor. Felicidades por la parte que me corresponde.
Un gran acierto tu entrada Leo, y felicitar el detalle nuevamente de Lucía.
saludos
El privilegio es mio, por haber podido estar al lado de estas hermosas criaturas. Escuchar el ronroneo de un guepardo es como oir una maquina de coser. Y sentir como uno de estos animales te lame la mano, o el brazo, es como papel de lija sobre la piel. Su mirada altiva y orgullosa impone respeto y cariño a la vez.
Gracias a Leodegundia por publicar la historia, ojala pudiese traeros a todos para pasar un dia con los guepardos :)
Desde tierras lejanas...
Una cosa en la que hay que reparar es que el trabajo que hicieron los dos cuidadores durante las 24 horas del día, lo hacen también las mamás guepardo que no abandonan a sus cachorros en su medio natural. Sin ayuda, sin guarderías, sin nada. Los sacan adelante y los enseñan a defenderse en un medio que algunas veces es hostil para ellos.
Javier 16 – Te avisé porque este artículo tenía que ver con animales y se lo mucho que te gustan. Tú que tanto los respetas y los entiendes se que esta historia te haría sentirte bien. Gracias por haberte acercado hasta esta mi otra casa.
Lucía – Tu visita la valoro muchísimo pues se lo muy ocupada que estás siempre y que dediques una parte de ese tiempo en visitar y comentar en mi blog es un honor para mi. De paso vuelvo a darte las gracias no sólo por las fotos y la historia de hoy, lo amplio a las fotos y los datos del reportaje que puse en el blog de la naturaleza. Casualidades, esta semana ambos reportajes te los debo a ti. Gracias de corazón.
Senior Citizne – Cierto, esa labor es muy loable pero quizás asombra menos, pero sin quitarles mérito alguno, pues ellas luchan por sus hijos, pero que haya humanos que se sacrifiquen de esa manera para salvar la vida a cuatro guepardinos abandonados es muy importante pues todos sabemos que muchos humanos no le dan importancia alguna a los animales así que cuando alguien se encuentra con personas como estas que además dan un buen ejemplo justo es hablar de ellos y agradecerles su trabajo.
Me gusta esta historia porque nos da idea de lo que son capaces de hacer las personas por la naturaleza y los animales (a cambio de lo mal que lo hacen otras)y porque el guepardo es uno de mis animales favoritos. Son los más veloces pudiendo llegar a 113 Km/h, y además son preciosos.
Tú sabes que me fascinan los animales, no solo para tenerlos como mascota sino como ejemplo de vida (si aunque algunos crean que no sienten, ni piensan y bla bla).
Esta historia es digna de ser conocida...y reconocida, las personas que luchan por la vida de otros que no pueden a veces hacerlo por si mismo es de gran valor...me encanta que nos cuentes estas cosas!!!
Un abrazote :D
¡Como me gustaria formar parte del grupo de cuidadores de esos bellos animales!. Ellos han tenido suerte, otros no pueden decir lo mismo. Verdaderamente su cara es la expresión de dulzura y confianza, aunque no se yo si seria valiente y me acercaria a ellos para acariciarlos. Los cuidadores, pienso yo,estarán orgullosos de su trabajo, pero me imagino que sentirán añoranza cuando les den rienda suelta.
He disfrutado con las fotografias y relato. Como siempre maravilloso y emotivo.
Un abrazo
Costosa tarea esa crianza, pero seguro que esa gente lo volvería hacer tantas veces como fuera posible.
Debe ser una experiencia inigualable para los que disfrutan de la naturaleza y sus habitantes.
Una bella historia.
Un abrazo.
Fran – Normalmente se ve más a los que hacen daño a los animales que a los que les ayudan por eso creo que es necesario dar a conocer estas historias, para que cunda el ejemplo.
Mayte – Claro que los animales sienten y padecen igual que las personas, lo que pasa es que lo expresan de otra manera.
Guillermina – Si, estos guepardos tuvieron suerte de tener cerca a estos cuidadores que no se rendían ante las dificultades, quizás otros los hubieran dejado morir.
Fonsado – Estate seguro de que si, ellos están orgullosos y la gente que tiene la oportunidad de poder pasar un rato al lado de estos guepardos jugando con ellos y acariciándoles disfrutan de una experiencia única.
¡Qué gran suerte poder verlos desde tan cerca!. Enhorabuena por tan espléndidas fotos.
Menos mal que todavía queda gente dispuesta a scrificarse para que otros vivan.
Enternecedor.
Tawaki - Si, tiene que ser maravilloso poder estar un rato con estos maravillosos guepardos, al menos a mi me lo parece.
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