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miércoles, noviembre 01, 2006

Los crisantemos

Poco le duró la felicidad de esa nueva hija, toda la alegría que sintió con su nacimiento se tornó dolor al cabo de treinta y tres días ya que el destino o quien decida estas cosas, se la llevó para siempre.

Ver partir de su casa aquella pequeña caja blanca fue para ella el momento más doloroso de su vida, era como si le arrancase una parte de su corazón, esa parte que había destinado a ella desde el momento en que supo que estaba en camino.

Difícil hallar consuelo, los días le parecían todos grises y sólo encontraba un poco de sosiego mientras arreglaba las flores de su jardín. Siempre había amado las flores y las cuidaba con esmero e incluso les hablaba pues decía que así las flores lucían mejor, más frescas y brillantes y fue entonces cuando decidió que tenía que cuidar una flor en especial para su niña muerta. Encargó unos esquejes de crisantemo blanco, no el crisantemo corriente, era una variedad especial del color blanco mas puro, ningún jardín en aquel pueblo lo tenía, lo plantó en el mejor sitio de su jardín y lo cuidó con mimo para que floreciera en la época en que todos llevan flores a los cementerios para honrar a sus seres queridos.

Llegó el día, se levantó temprano mientras un tímido sol bañaba su jardín y allí en el lugar que ella había designado lucían sus crisantemos especiales tan blancos que parecían copos de nieve. Los cortó mientras les hablaba y les pedía que contaran a su hija como los había cuidado para ella, con cuanto amor y dedicación pues a pesar del tiempo trascurrido desde que ella había partido, su corazón seguía sintiendo su ausencia como el primer día.

Se apresuró para llegar al cementerio antes de que se llenara de gente, colocó el ramo y rezó una oración para luego regresar a su casa pues tenía otras hijas que también necesitaban de su atención.

La noticia llegó mas tarde y con ella su corazón volvió a sufrir, alguien sin sentimientos había robado las flores que ella cultivó con tanto amor para su hija y quizás ahora estuvieran adornando otra tumba. Sabía que si buscaba por el cementerio las encontraría, no había otras como aquellas, pero el daño ya estaba hecho y el dolor sólo le permitió ofrecerle a su hija un puñado de lágrimas.

Muchos años pasaron desde entonces, pero esa madre aún guarda en su corazón la pena por su hija y el recuerdo de aquellas flores que quizás no se hallan muerto porque están regadas por su llanto.

28 Comments:

Blogger Raúl said...

LLeno de belleza y de humanidad tu post de hoy. Creo que no pdoré ver igual a los crisantemos a partir de hoy...

La muerte, en medio de todo lo espantoso que tiene, está llena de belleza. Las lágrima de amor sicero lo resucitan todo.

Recibe un abrazo, y qur rico ser, por primera vez en un año que llevo visitándote, el primero en cometar.

Un abrazo, querida Leo!!!

noviembre 01, 2006 8:59 p. m.  
Blogger Raúl said...

¿Cuál es el origen de esta bella historia? ¿En quienes se inspiró?¿La escribiste tú?...

noviembre 01, 2006 9:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Un relato conmovedor.

Una muestra más de lo que son capaces las personas, jo, robar flores de una tumba...yo busco por todo el cementerio y las devuelvo a su sitio, faltaría más !!!

Pero tienes razón, el dolor de la madre se vió aumentado por semejante bajeza.

Un abrazo sin lágrimas :-)
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Conste que me ganaron por segundos ;-), cuando le dí a comentarios estaba a ceroooooo

noviembre 01, 2006 9:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La culpa no fué del cha, cha, cha, la tuvo el loro ( léase teléfono)

:-)

Más abrazos.

noviembre 01, 2006 9:07 p. m.  
Blogger Noa- said...

De cualquier forma la pequeña las tuvo desde que la madre plantó las semillas.
Las tuvo en cada caricia con las que mimo los esquejes hasta llegar a ser bellos crisantemos, como bella hubiera sido la pequeña de vivir.

Un abrazo

noviembre 01, 2006 9:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Te digo una cosa no es nuevo,hoy sigue haciendolo la gente sin sentimientos ni escrúpulos, nadie sabe el empeño que has puesto en cuidar una flor ya sea el crisantelmo que mencionas cono una flor del campo. En ella veia a su hijita y que dolor no sentiría al ver el sitio vacio.¿Como le contaría el crisantelmo a la niña el amor que la madre mientras lo cuidaba, le susurraba en complicidad como correo de enamorados? Triste y real como la vida misma Leo. Besos nina

noviembre 01, 2006 9:29 p. m.  
Blogger Meigo, aprendiz de Druida said...

Precioso tu relato lleno de sentimiento. No hay dolor mas grande que una madre pierda a su hija o su hijo. Nada es comparable con eso.
Representado en esos crisantemos, cuantas veces nos engañamos a nosotros mismo perjudicando a los demas?.
Cosas de la vida.
Un beso en este caso lleno de rosas.

noviembre 01, 2006 10:57 p. m.  
Blogger Vitore said...

Extraño ritos los de los humanos con lo de llevar flores a alguien que no está aunque se sienta que sí lo está. Y casi sólo los humanso somos capaces de ser tan insensibles como para robar unos crisantemos blancos y hasta vidas.

Bello relato.

Besos

noviembre 01, 2006 11:05 p. m.  
Blogger Mayte said...

La muerte suele arrancar lo más preciado que llevamos en el alma por otro ser. Es una historia muy hermosa Leo...mucho.

Y tienes razón es una pena que no se respeta casi nada hoy en día, ni la memoria de nuestros muertos.

Bikos.

noviembre 01, 2006 11:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Precioso y emotivo el relato y reitero las palabras que escribí en tu anterior artículo.
Lo digo de corazón "Las perlas no hay que buscarlas en ningún sitio, es suficiente leer los artículos de Leodegundia".
Y por favor no me contestes diciendo que la gente se va a reir. Me he inspirado muchas veces en tus artículos, viajes, historias, fiestas populares, yo lo he hecho a mi manera, pero nunca he conseguido ese "toque" que tú le das a tus artículos.
Un gran abrazo

noviembre 01, 2006 11:20 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estaria yo pensando en san Telmo, mira que bonito queda cri-santelmo.Las hay palomas de palo. nina

noviembre 02, 2006 12:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es un relato conmovedor, Leo, e invita a una reflexión profunda.
La Muerte Íntima, la que lleva al ser humano a ingentes esfuerzos por sublimarla, por engrandecerse ante ella, por hacerle frente, por entenderla, por ponerle entereza y transcendencia merece respeto. Es lo más difícil que tenemos que hacer en la vida, y hoy estamos menos preparados para el misterio del dolor propio y ajeno que nunca, porque hemos pasado de pensar en la muerte, el dolor por la pérdida de los seres queridos y la aceptación ética, a la meramente estética. La muerte es un tabú del que evitamos hablar, en una sociedad hedonista como la nuestra, llegamos incluso a banalizarla, protocolarizarla y maquillarla para hacer nuestra ansiedad más soportable.

Un besín

noviembre 02, 2006 12:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se me ha encogido el corazón al leer tu relato. Me parece que siento el dolor de esa mujer aquí adentro. Alguien escribió una vez que cuando muere un niño el mundo se pone boca abajo... yo también lo pienso. Me parece antinatura.
De todas formas quiero pensar que esa niña ha tenido un crisantemo a su lado por cada pensamiento de su madre.Seguro.
Eso sí,lo de robar esas flores... que miserables que somos a veces los humanos.

noviembre 02, 2006 12:25 p. m.  
Blogger TORO SALVAJE said...

Helado, si esa es la palabra, así estoy, helado.

Besos.

noviembre 02, 2006 1:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuánta belleza en tus crisantemos puros, seguro que esas palabras que enviaba a su hija anduviero el camino del otro lado y que alguien, desesperado por otra pérdida o no, un desalmado o no, alguien que no tenía qué dejar en otro ser querido alejado, al escuchar las palabras encerradas en ellos, las robó para enviar consuelo allí donde él no podía llegar.
Precioso relato. Beso

noviembre 02, 2006 2:13 p. m.  
Blogger Azusa said...

Qué triste y qué bonito...

noviembre 02, 2006 5:36 p. m.  
Blogger Lebeche said...

Muchas noches cuando acudo a la llamada de mi hija, de apenas 2 años, me quedo observándola una vez se ha dormido, con su lenta respiración y esa inocencia todavía intacta. Siempre me asalta una duda que me encoje el alma. ¿Qué sería de mí si esa cosita desapareciera para siempre?.

La muerte de un hijo debe ser lo más parecido a una muerte en vida. Nada puede mitigar ese dolor, ese vacio. Ni siquiera los blancos crisantemos, casta representación de esa pequeña alma perdida. No importa quien osó arrancarlos del sitio que les correspondía. Es inútil buscarlos... nunca volverán.

Un saludo, Leo. Te suelo leer en silencio.

noviembre 02, 2006 6:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Desde luego, tiene que ser muy duro, muy duro, muy duro, la pérdida de un hijo.
A una compañera mía de trabajo le mataron a uno de 20 años un fin de semana, y hoy, varios años después, aún deposita flores en el lugar en el que cayó.
Un abrazo

noviembre 02, 2006 9:07 p. m.  
Blogger Edem said...

Un bello relato... y que recuerda a los caidos. Bueno, no del todo, porque los que seguimos aqui los recordamos con todo nuestro corazon.
Gracias por estas lineas, leo...
Un saludo de Edem

noviembre 03, 2006 9:28 a. m.  
Blogger Elen said...

Una historia muy triste, quizá por que estoy más sensibilizada y el tema me llega muy hondo, pero ni puedo imaginar el dolor de perder un hijo.....

Bonito cuadro elegiste para ilustrar la historia.

Un beso Leo.

noviembre 03, 2006 12:40 p. m.  
Blogger carlitos said...

¿De que región es la historia? Es algo triste pero bella historia. A veces la gente es demasiado egoísta y no piensa en el dolor ajeno o cree que es fácil tomar las cosas ajenas sin pedirlas.

noviembre 03, 2006 8:42 p. m.  
Blogger carlitos said...

En el cuadro la flor se ve bonita, me gustaría ver una o tener una en mis manos.

Besos y un fuerte abrazo y que tengas un buen fin de semana

noviembre 03, 2006 8:43 p. m.  
Blogger MAR said...

Triste y hermoso, real o incierto, a ella le robaban las flores del cementerio, aunque tu no lo creas a mi hace dos meses me robaron las cenizas de queridísima abuela….
Nadie se lo explica, yo tampoco, estaban bajo llave, es todo un misterio, pero yo no lloro por las flores, ni lloro por ella, porque yo no creo en la muerte, solo me da asco ver tal falta de respeto, de los vivos a los supuestos muertos,
Cariños,
Mar de Chile

noviembre 03, 2006 10:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es un relato muy conmovedor, realmente la muerte la sufren quienes se quedan

Un besazo

noviembre 03, 2006 11:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Leo, no se como empezar a comentar me dejaste sin palabras.
Hace 4 años vi nacer y marchar a mi sobrina la bese por primera y última vez.
Fue un adios duro, e insoportable no hay donde llorar por que vive en otros cuerpos. Dónde ella que este, sigue sonriendo entre los mortales.
Compré un pequeño rosal de pitiminí
al que cuido con muchisimo esmero, y del cual me encanta recoger sus diminutas flores para tenerlas en el salon junto a mi. Con las flores siempre tengo presente a Laura. Mi niña
Un beso.

noviembre 04, 2006 12:54 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Raúl – No importa que seas el primero en comentar o el último, siempre eres bienvenido.
Yo escribí este relato que está basado en una historia real que viví muy de cerca y te puedo decir que los crisantemos eran algo más que flores, eran el amor depositado en ellos y el trabajo de muchos meses con la idea de regalárselos a su hija.

Incondicional – Lo triste del caso es que esta persona jamás negó flores de su jardín a nadie, muchas personas venían en esta época a pedirlas para llevarlas al cementerio y ella las regalaba, quizás por eso le dolió tanto que se las robaran.
:-)) Si, si, échale la culpa al teléfono…….

Noa – Es cierto, es una bella manera de expresarlo porque lo importante no eran las flores en sí, si no la intención.

Nina – Malo es que te roben cualquier cosa, pero que te roben una ilusión es imperdonable y a ella se la robaron al robarle las flores.

Meigo i druida – Gracias por tus besos llenos de rosas que espero nadie tenga la osadía de robar. Si, se puede ser muy injusto y causar mucho dolor sólo con robar unas flores pues con ellas también se roba lo que para su dueño, en este caso dueña, representan.

Vítore – Supongo que el llevar flores a las tumbas representa un poco como el seguir teniendo contacto con los fallecidos quizás por negarse a aceptar del todo que esos seres queridos se marcharon para siempre; claro que en otros casos sólo es pura apariencia y convencionalismo social, pero en fin, que cada uno actúe como mejor le parezca.
Pero desde mi punto de vista, robar las flores de una tumba demuestra bastante bajeza.

Azul – Como ya comenté, es más el dolor por la ilusión que le robaron que por las flores, en casos como este lo material importa menos que lo sentimental.

Un jubilado – Jaja, gracias jubilado, en mi siguiente artículo si se encontrarán perlas a montón. Me abrumas con tanto halago y como no tengo costumbre de recibirlos, quizás hoy se me suban un poco a la cabeza, :-)) espero que de forma pasajera.

Nina – No importa si es San Telmo o San Temo, lo importante es el mensaje que enviaste que está hecho de corazón.

Marian – Si, quizás ahora la muerte se vea de otra manera, todo a su alrededor está demasiado comercializado, es demasiado rápido y muchas veces apenas si da tiempo para llorar.

Lamima – Por supuesto que los crisantemos o al menos el amor con que los cuidó los tuvo su hija en todo momento y como ya dije, es el día de hoy en que el recuerdo y el cariño por esa hija siguen intactos.

Torosalvaje – Helado se queda uno con la muerte de un niño, pero no se queda menos con las acciones, malas acciones de algunas personas.

White – Quiero pensar que la persona que las robó ni sospechó el daño que hacía, pero si tanta necesidad tenía de flores para sus seres queridos podía haberlas pedido o al menos llevarse sólo unas pocas.

Azusa – Triste y real.

Lebeche – Bienvenido a mi casa. Si, la muerte de un hijo, tenga la edad que tenga, es lo más doloroso para unos padres que jamás entenderán que sus hijos mueran antes que ellos, por eso los padres deberían de disfrutar de sus hijos mucho más de lo que ahora se hace, a mi entender, ahora se pasa muy poco tiempo con los hijos y se pierden muchos de los mejores momentos que hay al ir viéndolos crecer.
Es bueno saber que me lees aunque sea en silencio, pero de vez en cuando deja que me entere.

Julio – Como dije en el comentario anterior, no importa la edad del hijo que muere, el dolor y el vacío que deja es tremendo.

Edem – Por supuesto que cuando se quiso mucho a alguien nunca muere del todo pues se sigue teniendo en el recuerdo, pero se añora la presencia física y ese poder darle un abrazo en el que va todo el amor que se le tiene.

Elen – Comprendo que en estos momentos esta historia no es la mejor para ti, pero no te preocupes, todo saldrá bien.

Carlos – La historia, que es real, sucedió en un pueblo de Asturias que no está muy lejos de donde yo vivo ahora.
La flor que puse en el cuadro no es muy bonita porque la foto que utilicé no era buena, pero si te puedo asegurar que aquellos crisantemos lo eran.

Mar – Increíble, parece que robar unas flores no sea tan raro, pero ¿las cenizas de alguien?, la verdad es que este mundo está bastante loco.
Independientemente de que se crea en la muerte o no, duele que alguien no respete a tus seres queridos, esos que de una forma u otra ya no están con nosotros.
Esta historia como ya dije, es real.

Yahoraquebonita – Una parte de los que se quedan sienten un vacío que ya nunca volverá a llenarse pues auque existan otras personas a las que se quiere, cada uno tiene su lugar y nadie puede llenar el de otra persona.

Darilea – Creo que tú entiendes perfectamente lo que significaron esas flores, eran algo mas que flores, eran puro sentimiento.

noviembre 04, 2006 9:27 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Precioso texto, Leo. Los crisanetemos, como flor son muy hermosas, lo que sucede es que las asociamos a la muerte...

Y volviendo a la historia, no entiendo como se puede tener tan poco corazón para robar las flores de una tumba, menos aún de la de una niña, todo lo que hay en los cementerios me parecen cosas sagradas que hay que respetar.

Un abrazo

noviembre 05, 2006 11:11 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Trini - Hija mía, como se suele dcir "hay gente pa to!.
A mi los crisantemos no me gustan porque me huelen a cementerio y en realidad no es que huelan así, es el cementerio el que huele a crisantemo.

noviembre 07, 2006 3:53 p. m.  

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