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domingo, julio 17, 2005

El tributo

Francesco Hayez
Cuenta la leyenda que el rey astur Mauregato, uno de los cuatro conocidos como los reyes holgazanes por su escasa aportación a la reconquista, pactó con los moros un tributo anual por el cual tenía que entregar cien doncellas de gran belleza de las cuales cincuenta tenían que ser de origen noble y las otras cincuenta de origen plebeyo, a cambio, él tendría asegurada la paz de sus tierras.

Muchas fueron las doncellas enviadas al sur, pero algunas que se negaban a ir y luchaban con más fuerza que las demás, decidieron desfigurarse pues así al perder su belleza también perdían valor y no eran aptas como pago del tributo.

En tiempos de Alfonso II se seguía pagando este tributo y es en este tiempo donde comienza la leyenda que voy a relatar.

El rey designó a Nuño Osorio para custodiar a las doncellas hasta el lugar donde se debería de hacer la entrega de este curioso tributo y cuando llevaban un buen trecho recorrido, una de ellas, Sancha decide desnudarse y animar a las demás a que lo hagan también y no sirvió de nada que sus guardianes quisieran convencerlas de que volvieran a vestirse, ni con ruegos ni con amenazas y por mas que les preguntaban por que lo hacían, ellas no decían ni palabra y en vista de que no conseguían hacerlas entrar en razón, decidieron continuar el camino hasta que al aparecer los moros que venían a recogerlas, ellas volvieron a vestirse y es entonces cuando Sancha dice:

“Atiende, Osorio cobarde, afrenta de homes, atiende, por que entiendas la razón, si non entenderla quieres. Las mujeres non tenemos vergüenza de las mujeres; quien camina entre vosotros, muy bien desnudarse puede, porque sois como nosotras, cobardes, fracas y endebres hembras, mujeres y damas; y así no hay por que non deje de desnudarme ante vos, como a hembras acontece. Pero cuando vi los moros, que son homes, y homes fuertes, vestíme, que non es bien que las mis carnes me viesen. ¿Qué honestidad he perdido cuando vengo entre mujeres? ninguna pues que lo sois tan cobardes y tan leves.”

Claro, llevar custodiadas a unas cuantas mujeres para entregarlas a los moros para que se diviertan con ellas lo podían admitir, pero ¿qué les llamasen mujeres? jamás, así que además de montar en sus caballos, montaron en cólera y arremetieron contra los moros y no dejaron ni uno con vida y supongo que los pobres moros pasaron en un momento de estar con cara de asombro sin entender ni jota de lo que estaba pasando a solicitar en el otro mundo las huríes prometidas en toda guerra santa.

No se si conocíais esta leyenda, pero para daros una idea de su popularidad, Lope de Vega escribió una comedia en 1612, basada en ella y titulada “Las famosas asturianas”.

29 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ciertamente nunca oí de ella, suelen haber miles de leyendas que son tan viejas, aquí en Morelia hay muchas, por las noches se hace un tour y los meten a unas catacumbas que fueron echas cuando fue la guerra de los cristeros. Luegos os contaré algunas.

Aunque eso de los tributos que se pagaban con las mujeres no me gusta esa idea, no logró entender como en la antigüedad a la mujer se le trataba como alguien inferior, y religiones lo hacen aún, mucha gente errada hay todavía.

Saludos!!

julio 18, 2005 6:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No, la verdad no conocia esa leyenda... y que cruel esa forma de pagar tributos, coincido con Carlos. Pero los tiempos cambian y el nivel de conciencia aumenta, esto nos sirve para reflexionar los papeles que hacemos de mujer y hombre en nuestros dias.

Gracias y Besitos!

julio 18, 2005 6:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo tampoco la conocía, pero me alegra que nos la hayas contado Leo, indudablemente una pena que se pagaran en "especie" los tributos de esa época, afortunadamente los tiempos van cambiando, aunque a veces me temo que cambiamos una injusticia por otra.

Como sea me ha gustado :)

Biko y buen inicio de semana.

julio 18, 2005 9:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Leo:
De vuelta de esta cortas prevacaciones, las de verdad serán en Agosto, he leído esa hermosa leyenda que nos cuentas.
Coincido con Carlos en esa deporable actitud que se tenía antaño con las mujeres y que por desgracia, no tan fuerte, aún existe.
Merece la pena recordar que en esos tiempos la Iglesia llegó a discutir si las mujeres tenían o no alma.
¿Porqué no tienes vacaciones?
Un abrazo
José Sans

julio 18, 2005 9:56 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estupenda historia, no la conocía. No se puede comerciar con seres humanos. Y como siempre, la inteligencia gana a la fuerza bruta.
Saludis.

julio 19, 2005 12:17 a. m.  
Blogger Briseida said...

¡un olé por Sancha! tampoco yo conocía la leyenda. Me ha encantado.
Un beso, Leodegundia

julio 19, 2005 12:25 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo tampoco la conocía, siempre aprendo algo contigo.

Besotes!

julio 19, 2005 10:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues no, leo, no conocía yo esta leyenda, pero me alegro de haber leído sobre ella en tu casa. Ya sé un poco más hoy.

Que digo yo que mira que hemos cambiado las mujeres en todos estos siglos...Pero los hombres siguen iguales, al menos la mayoría, eso de llamarlos "mujercitas" es el peor de los insultos:)

Besos amiga

julio 19, 2005 3:13 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No la conocia,pero me ha gustado mucho...muy inteligente Sancha,demuestra valentia y supo poner a cada uno en su sitio..
Besitos.

julio 19, 2005 3:46 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No conocía la historia. Te cuento que me ha impactado mucho. Esa Sancha fue muy hábil para salir de semejante situación. Pero sobre todo fue muy valiente... Lo mejor es que hay muchas mujeres como Sancha...
Tu siempre nos cuentas cosas interesantes! Gracias!
Saludos,

julio 19, 2005 4:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Anda pues si la conocía, de no tan pequeña alguien me la contó.
No recuerdo bien el momento, pero me quedaré pensando cuando me la contaron.
Y me ha gustado muxo.
Besos

julio 19, 2005 4:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Otra de esas leyendas en que la mujer no es más que una cosa contable (50 monedas, 40 onzas de oro, 50 doncellas..30 de lo que sea)es decir una posesión más. La historía esta llena de ejemplos, Teseo también descendió a la cueva del Minotauro para acabar con el terrible tributo que se le rendía (aunque creo que a dicho Minotauro también se le debían entregar jóvenes masculinos):

julio 19, 2005 5:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bonita historia, que no conocía hasta hoy. Y joe, menudo tributo pedían los tios, no eran bolos no.
Un besin
chau

julio 19, 2005 6:10 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que mujer más inteligente y valiente, si señor me ha gustado mucho.

Besitos.

julio 19, 2005 6:33 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Que bien! ¡Cómo me gustan tus historias! Ya sabes que a mí la historia me gusta, y estas leyendas basadas más o menos en hechos reales me apasionan.
Por cierto, no recuerdo al Rey Mauregato. Desde luego, estás puesta al día más que yo, y mira que tengo un portfolio de la historia de España donde se suponen vienen todos los reyes desde tiempos remotos. Seguramente algunos los obviaron.
¡QUe grande eres, Leodegudis!!!

julio 19, 2005 6:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Conocía lo del tributo, pero no había escuchado el resto de la Leyenda.
La lástima es que muchas de las leyendas se han olvidado, ahora las leyendas suelen ser recuerdos que parecen campanas lejenas, que las oimos pero no sabemos lo que tocan.
Un beso, y como siempre tu blog es precioso.

julio 19, 2005 11:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

que interesante nunca la había oído, que mal que pagaban trubutos así.
bno muchos saludos

julio 20, 2005 12:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

No, no conocía la leyenda ni tampoco la comedia que citas ¡Vaya con los reyes holgazanes...

Da gusto venir a tu blog, tus artículos son un aténtico tesoro. Gracias.

Un abrazo :)

julio 20, 2005 12:37 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Yo tampoco la conocia Leo, y me ha gustado mucho, admiro la valentía de esas mujeres y su inteligencia para enfrentarse a sus captores. Asi somos las chicas ;)

Un besin!

julio 20, 2005 1:35 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nunca había oído esa leyenda, pero es muy curiosa. Veo que ya en esos tiempos no nos quedábamos calladas, ¿por qué nos hacen creer que las mujeres siempre hemos sido obedientes y rectas en el comportamiento a lo largo de la historia?
Un abrazo.

julio 20, 2005 1:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues no la conocía, pero es buena, para variar, nada como tocar el orgullo a alguien para que despierte y actúe... Pero eso también demuestra que no eran hombres muy racionales, en general no había muchos, mira que tratar a la mujer así... Disfruto leerte Leo. Saludos.

julio 20, 2005 4:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Estupenda leyenda y que malo es el orgullo, verdad???
Besos de la familia

julio 20, 2005 7:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Menos mal que los derechos de las mujeres han evolucionado ( en casi todos los sitios) y la concepción de masculinidad de los hombres se empieza a medir de otra manera... o aún no?
Un abrazo

julio 20, 2005 9:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No la conocía, gracias por compartirla ;)
Un beso :)

julio 20, 2005 9:43 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No, no la conocía... y me ha gustado saber de ella... Eres un libro de sabiduría... Un saludo.

julio 21, 2005 11:40 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Leo, vengo a verte; Mark me ha enseñado el camino para llegar hasta aquí.
Conocía la historia, pero la tenía perdida en la memoria me ha encantado recordarla y este rincón tuyo...
He leido tertulia, rebotica, mesa camilla y no he podido resistirme, espero que no te importe tenerme por aquí.
Un abrazo.

julio 26, 2005 11:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No la conocía, pr me ha gustado mucho... Es muy interesante...

agosto 31, 2005 1:27 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nunca podré concebir el hecho de tratar a un ser humano como mercancía,la verdadera bestia es la que no es capaz de ver la humanidad en el prójimo.
Saludos.

septiembre 04, 2005 3:43 p. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Las doncellas le dieron una lección a los soldados y se volvieron a su tierra, pero seguro que no sabían que en el sur tampoco lo iban a pasar tan mal como pensaban.

febrero 24, 2013 10:04 a. m.  

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