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miércoles, agosto 24, 2005

Leyenda hindú


LA ESPOSA FIEL

Chyâvanâ era un asceta dedicado a meditar a orillas de un lago. Llevaba tantos años haciendo meditación y era tal su concentración que sin darse cuenta su cuerpo quedó recubierto por un gran hormiguero.

Un día, una de las hijas del rey, Sukanyâ, paseando con sus amigas llegó hasta el lago y al ver aquel gran hormiguero le entró la curiosidad de saber que era lo que había en su interior y viendo dos agujeros en su parte superior, introdujo una rama en ellos y al momento un chorro de sangre empezó a manar pues sin querer, las había clavado en los ojos de Chyâvana dejándole ciego. Aterrorizada huyó de allí y cuando llegó al lugar donde había dejado a sus amigas, vio con espanto como tanto ellas como sus criados sufrían dolores terribles.

Cuando regresaron a palacio y le contaron al rey lo que había pasado, este decidió ir a visitar al asceta para pedirle perdón y lograr así que sus súbditos dejaran de sufrir. Llegado a la orilla del lago, se arrodilló al lado del hormiguero y le suplicó al asceta perdón por lo que su hija había hecho ofreciéndole reparar el daño en la medida que Chyâvana le dijera y este le contestó que sólo lo podría compensar el que alguien lo ayudara ya que ahora estaba ciego y no podía valerse por si mismo. El rey se quedó encantado con la contestación ya que para él no era problema enviarle un montón de servidores y así se lo hizo saber; pero Chyâvana tenía en mente otra idea muy diferente que no tardó en comunicar al rey y era que tendría que ser su hija la que lo cuidara y para ello tendría que convertirse en su esposa, solo así desaparecería la maldición.

El corazón del rey se llenó de tristeza pues Sukanyâ era su hija preferida y siempre había deseado para ella un príncipe joven y hermoso como marido y no un viejo pobre y ciego. Enterada la princesa del precio que tendrían que pagar, ella misma se ofreció para reparar el daño causado y liberar así del dolor a las personas que no eran culpables de nada. Accedió el rey y se celebró la boda y terminada esta desapareció la maldición. Agradecidos los súbditos cantaron alabanzas a la princesa y les acompañaron al bosque en donde vivirían los esposos en una humilde cabaña junto al lago. Una vez allí, Sukanyâ cambió sus lujosos ropajes por una sencilla túnica de lino blanco y pronunció el voto de pobreza para ser igual que su marido.

A partir de entonces ella cuidó de su esposo procurando que no le faltara de nada, recogía flores para las ofrendas, velaba su sueño, lo alimentaba y lo aseaba y cumplía con todo deber de esposa llegando a amarle de todo corazón pues aunque viejo y ciego era un buen hombre.

Un día mientras ella se bañaba en el lago se presentaron dos dioses gemelos de la medicina que la saludaron y quedaron prendados de su hermosura. Preguntáronle entonces como es que vivía allí sola en un lugar tan apartado y ella les relató la historia de su vida y fue entonces que los dioses pensaron en tentarla para probar lo firme de su amor; le dijeron que no era justo que una joven tan hermosa malgastara su vida viviendo con un viejo y ciego asceta y le propusieron que se casara con uno de ellos, sería rica y no tendría que llevar aquella gastada túnica, poseería trajes lujosos y joyas esplendorosas que realzarían su belleza. Ella les contestó que amaba a su marido y que no le abandonaría, ni siquiera por un dios. No quisieron ellos darse por vencidos y pasaron a proponerle un trato; nosotros somos médicos celestiales y ninguna enfermedad se nos resiste, así que si tanto amas a tu marido demuéstralo haciendo algo por él, cásate con uno de nosotros y a cambio le devolveremos la vista. Ella se enfadó muchísimo y los maldijo por querer aprovecharse como dioses de una pobre mujer que lo único que deseaba era compartir la vida con su esposo.

Quedaron ellos complacidos con la respuesta y le dijeron que sólo se lo habían propuesto para probar la firmeza de su amor y le pidieron disculpas por haberla ofendido, prometiéndole entonces que devolverían la vista a su esposo y no sólo eso, sino que además lo volvería joven y agraciado, pero para ello tendría que pasar una prueba. Ella aceptó el reto y preguntó en que consistiría a lo que ellos le respondieron: “Nos sumergiremos los tres en el lago y cuando salgamos todos tendremos la misma apariencia, si tu devoción por tu marido es tan grande como dices lo reconocerás a él, ¿quieres intentarlo?”.

Sin dudarlo ni un momento Sukanyâ accedió a lo que le proponían. Entraron los dioses y Chyâvana en el lago sumergiéndose hasta desaparecer y al cabo de un rato salieron tres hermosos jóvenes exactamente iguales y uno tras otro le dijeron: “yo soy tu esposo ¿no me reconoces?. Durante un momento la invadió el miedo, pero elevó los ojos al cielo y le rogó a la diosa Aditi, la benéfica, que es la madre por excelencia, que la ayudara con alguna señal que le pudiera indicar cual era su amado esposo y en aquel momento percibió un ligero parpadeo en uno de los jóvenes y dirigiéndose a él le dijo: “Tú eres Chyâvana, mi esposo” y no se equivocó pues había recordado que los dioses no parpadean.

Los dioses gemelos los bendijeron y antes de desaparecer vieron como la princesa y el ahora joven y hermoso marido, que ya no estaba ciego, se dirigían a palacio para darle la buena noticia al rey.

27 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Leodegundia... te has lucido nena!! Bravo, bravísimooo!!! plas plas plas plas!!! Me ha encantado esta historia, es más la imprimiré y guardaré ;)

Besitoss

agosto 24, 2005 8:09 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Que historia! Conozco muy poco esta mitologia, me he dedicado sobretodo a la griega y romana... se encuentran cuentos muy curiosos en civilizaciones diferentes...

PS: sabias que tanto Americanos como rusos habian utilizado a delfines para poner bombas en los barcos de guerra?

agosto 24, 2005 8:41 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pobrecita, que difícil se lo ponian para poder ser feliz!!!Aunque si no hubiera sido tan curiosa, no se hubiera metido en semejante lio, jaja.

Por si acaso, recordaré que, " los dioses no parpadean " nunca se sabe lo que en esta vida te puede pasar, no?

Un beso Leo, gracias por estas bonitas historias.

agosto 24, 2005 9:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es una fábula preciosa y me da rabia estropearla pero... el viejo asceta era un poco vengativo, no?.
Claro que si no echa esa maldición a todo el pueblo no habría argumento.
Este cuento tiene que ver con las amistades que hacemos por aquí. Descubrimos a las personas por sus ideas antes que por su aspecto: esto debería ser obligatorio.
Aunque si fuera así...¿cómo se ganaría la vida Paulina Rubio?
Un saludo.
P.D. Ahora que repaso lo que he escrito: hay que tener la mente muy retorcida para enlazar este relato con Paulina Rubio (tengo que dejar de esnifar pegamento)

agosto 24, 2005 10:35 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Alguien me conto una leyenda parecida, de otra forma, en otro tiempo. Los hindues, tienen textos tan mágicos y hermosos que es imposible que no te "toquen". Me ha gustado mucho, es una historia preciosa y llena de sentimiento, ojalá, la persona que amamos, pudiese estar sana y vivir y andar y y recorre el mundo a nuestro lado, a veces, me gustaría pensar en esos dioses. :)

Un abrazo.

agosto 24, 2005 10:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Una historia preciosa
que el amor luzca por encima de vanidades.
Muack

agosto 24, 2005 11:21 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muy bonito, al principio me había parecido otra versión del cuento del amor y la locura, pero el deasorrollo me ha encantado, y el amor puede superar todas las barreras.
Un beso.

agosto 24, 2005 11:37 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Es una preciosa historia, Leo, y demuestra, una vez más, que el amor y la firmeza de espíritu, es capaz de superar cualquier obstáculo.

Un abrazo :)

agosto 25, 2005 1:01 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Precioso¡¡¡¡¡ a ver si me animo yo a colgar post de las leyendas españolas y catalanas ademas de otras culturas...... yo fen pais jajajajajajaa un saludo
Nairoa

agosto 25, 2005 8:25 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Como casi todas las tradicionales en su fondo nos dice que "todas las niñas buenas" deben hacer lo que su padre y esposo diga y ademas con buena cara,gustosamente y por encima de todo solo, asi seran recompensadas.

Me ha salido un comentario un poco "duro" para un relato tambien narrado como siempre.

Un beso

agosto 25, 2005 8:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Leo como disfruto con tus Post. Siempre interesantes; pero el de hoy además bello. Me ha encantado esta leyenda. Gracias.

Por cierto que dificil sería llevarla acabo en estos tiempos verdad?

Un abrazo

agosto 25, 2005 1:39 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué cuento más hermoso, Leo. Me encanta todo lo oriental así que, una vez más, salgo de tu blog llevándome un regalo en la mirada.

Te avisaré de lo que haga, sí.

Un beso grande.

agosto 25, 2005 2:54 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Leo: me tienes loco!!!, he leído los otros post que escribiste durante mis vacaciones...la estatuas de Vigeland (es commovedor acariciar una de ellas y notar la increible suavidad de la piedra), el post de los caballeros (que puedo decir!!...si me gusta considerarme heredero de algunas de sus virtudes...o por lo menos lo intento)....y ahora esta maravillosa historia de la no menos maravillosa INDIA...lo dicho ...me tienes loco!!!.
Un beso muy grande.
Tu rendido admirador Adrià

agosto 25, 2005 4:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ciertamente Leodegundia, las leyendas son como son, no las podemos cambiar y es bueno conocerlas. Solo queria aportar una visión complementaria.

Gracias por tu cortesia y ... tienes razon llevaba muchos días sin actualizar, asi que lo he hecho hoy mismo.

Una brazo

agosto 25, 2005 5:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Una bella leyenda sin duda, muy bonita, aunque resalta muchos valores por otro lado como el amor sobre todas las cosas.

Un beso

agosto 25, 2005 6:52 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ha sido un post increible. Gracias por deleitarnos con un poco de cultura oriental. Agradable, pero a su vez surrealista y con filosofía Disney.

Te leo ;)

agosto 25, 2005 11:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Muy bonita historia!

agosto 26, 2005 12:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Joder... me ha encantadooooo!! besitos

agosto 26, 2005 12:48 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me gusta esta leyenda hindú. Me recuerda a esas fantásticos cuentos de las mil y una noches, que tantas veces he leído (tengo la edición original, impresa en México, nada que ver con la que corre por ahí).
Así que he disfrutado mucho con esta lectura, como siempre me ocurre en tu blog, guapetona.

¿Sabes? He pensado que seguramente pondré enlaces sobre la historia de Marco Vassallo cada vez que publique algo nuevo, en los post, así quien lo desee solo tiene que pinchar el enlace al tercer blog que tengo, y si le apetece lee o imprime el capítulo para cuando pueda hacerlo. ¿Qué te parece? Los comentarios ya da igual, porque me he sentido muy bien con los que he recibido hasta el momento. YO lo que quiero es que la gente se divierta leyendo y que le guste.
Estoy convencido de que la historia es buena, y no defraudaré a quien lo lea. Otra cosa es que yo escriba más o menos bien. NO soy escritor, eso lo tengo claro, pero estoy convencido de que la historia no tiene desperdicio.
Besotes, guapetona, y que pases un feliz fin de semana.

agosto 26, 2005 1:44 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Muuuuuuuuuy bonita la leyenda; desgraciadamente la realidad que hoy podemos ver es tan diferente...
Debe ser precioso compartir tu vida con alguien que sabes que te ama tanto.

Un abrazo.

agosto 26, 2005 2:07 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Bonita leyenda, gracias por el regalo.
Un beso :)

agosto 26, 2005 11:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sencillamente hermoso, no hay un post tuyo que no me deje satisfecha y me haga aprender un montón de cosas.
Es realmente un placer leerte.
Saludos

agosto 27, 2005 2:40 a. m.  
Blogger almena said...

Leodegundia ¡qué preciosa leyenda!
No sé, me atraen especialmente éstas que vienen de la cultura hindú :-)
es una delicia leerte.
Muchos besos

agosto 28, 2005 1:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues si que fue a dar con el palito a mala leche para dejar al otro ciego... y menudo viejo aprobechado... a pesar de todo es una historia bonita y con final feliz, algo no demasiado común en las leyendas.

agosto 29, 2005 3:11 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Leo! Luciéndote como siempre, caray, cada visita por aquí es conocimiento nuevo, te lo vuelvo a agradecer. La historia me gustó mucho, no la conocía y no había oído hablar de ella, pero sin dudad ahora que la conozco procuraré no olvidarla.

agosto 29, 2005 4:03 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me he emocionado, me encanta las leyendas, y esta no la conocía... Así q gracias.. besos

agosto 31, 2005 5:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

el mensaje de la esposa fiel es buenisimo pero donde queda la actitud negativa del chyavana

septiembre 16, 2006 6:36 a. m.  

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