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domingo, septiembre 25, 2011

Todo por la fama

Acostumbrados estamos ya, porque la televisión se empeña en mostrárnoslos, que hay gente que con tal de conseguir fama hace cualquier cosa. Algunos simplemente tonterías para llamar la atención y cuya fama les dura un suspiro pero otros incluso son capaces de morir con tal de que su nombre sea conocido y perdure en el tiempo por los siglos de los siglos.

Y esto no se debe a una moda pasajera, en mayor o menor número se viene dando en todos los tiempos y como muestra vale la acción que llevó a cabo Eróstrato en el año 356 a.C. para inmortalizar su nombre. Este hambriento de fama era un pastor que quizás cansado de ser conocido solamente por su ganado y poco más pensó que tendría que hacer algo muy llamativo para dejar el anonimato y no se le ocurrió mejor idea que prenderle fuego a uno de los más maravillosos templos de la época, el dedicado a Artemisa en la ciudad de Éfeso.

Este templo posiblemente el más grande de la época medía 115 m de longitud y 55 de anchura, estaba todo rodeado de columnas que formaban como una especie de bosque de mármol de gran altura, unos 19 metros, decoradas con finísimas esculturas en la parte inferior. Fue dedicado a la diosa Artemisa, hermana gemela de Apolo, indomable e independiente, diosa de la caza y también de la fecundidad y la fertilidad representada por una mujer con numerosos senos, que no sólo daba la vida, también podía quitarla.


Según los historiadores de la época el rey Creso de Lidia fue uno de los que aportaron grandes riquezas para la construcción de este templo en cuyo interior se encontraba una colosal estatua de Artemisa hecha de madera de vid revestida con plata y oro.

Y fue como dije en el año 356 a. C cuando Eróstrato decidió entrar a formar parte de los famosos prendiéndole fuego. Se dice que esa misma noche nació Alejandro Magno aunque este acontecimiento nada tenga que ver con Eróstrato, es una simple anécdota. Los efesios que tan orgullosos estaban de su templo se sintieron ultrajados y le condenaron a suplicio y prohibieron bajo pena de muerte que a partir de aquel momento se volviera a pronunciar su nombre.

Esto hubiera sido un gran palo para Eróstrato pues el precio pagado había sido enorme, el suplicio y la muerte, pero el desastre fue tan grande que su nombre no cayó en el olvido y llegó hasta nuestros días.

El templo fue reconstruido y vuelto a destruir y este si que cayó en el olvido, hoy sólo queda como recuerdo una solitaria columna que orgullosa, sin querer doblegarse, hace frente al paso y a las inclemencias del tiempo como recuerdo de la importancia y el esplendor que tuvo en otro tiempo.

16 Comments:

Blogger Francisco Espada said...

No te falta razón: en todo tiempo hubieron enfermos por la fama, pero lo de hoy día es una pandemia; con tal de alcanzarla se vende el alma o la virtud propia o extraña. Saludos.

septiembre 25, 2011 8:17 a. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Es lo que hacen también los grafiteros que dejan sus garabatos y su "firma" sobre las fachadas y las piedras históricas. Piensan que así dejan huella de su paso por la tierra, pero lo que hacen es estropear y destrozar la belleza.

septiembre 25, 2011 8:55 a. m.  
Blogger Ligia said...

Cinco minutos de gloria que a veces tienen consecuencias funestas. Abrazos

septiembre 25, 2011 9:38 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Francisco Espada – Tienes razón, ver algunos programas de la televisión da vergüenza ajena al ver hasta donde se rebajan algunas personas con tal de ser conocidas.

Senior Citizen – Pues te soy sincera, esas “huellas” que dejan los grafiteros me cabrean un montón, al fin y al cabo el que quiere ser famoso rebajándose como persona pues allá él, pero los grafiteros quieren ser famosos a costa de destrozar monumentos a veces valiosísimos y a eso no hay derecho.

Ligia – Cinco minutos de gloria como tú dices y en la mayoría de los casos para caer luego en un anonimato peor que el que tenían antes.

septiembre 25, 2011 10:51 a. m.  
Blogger Teresa Ros said...

Buenísima tu demostración de que no hay nada nuevo bajo el sol, si, los humanos siempre tienen y han tenido los mismos problemas, pero hoy entran en casa con total impunidad. Beso

P.D. Espero una palabra o frase para hacer un relato o cuento ...

septiembre 25, 2011 1:22 p. m.  
Blogger Alejandra Sotelo Faderland said...

La verdad es que este hombre ademas de deseoso de fama era ateo, porque nadie en sus cabales se hubiera congraciado tan mal con los dioses en que se creia en esa epoca, tan validos como los de hoy dia por el hecho que la creencia en ellos los hace reales.

septiembre 25, 2011 7:53 p. m.  
Blogger Trini Reina said...

Eróstrato quemó el templo y los "famosos" de hoy, la ética:)

Ya hay que estar "pillado" para meterle fuego a algo hermoso, ya sea natural o construido por los humanos. Vamos que, más que famoso, Eróstrato era un pirómano en toda regla.

Besos

septiembre 26, 2011 9:01 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Tere-Incisos – Creo que esa es la diferencia, ahora no sólo se conoce rápidamente a estas personas si no que aunque no quieras te las colocan en el salón de casa.

Procuraré ayudar.

Alejandra Sotelo Faderland – Supongo que esta gente es tal el ansia de fama que tienen que dejan de razonar y no se paran en ningún obstáculo.

TriniReina – Diste de lleno en el clavo, la ética brilla por su ausencia.

En cuanto a destruir algo hermoso sin importarles nada no sólo lo hacen algunos por conseguir fama, otros lo hacen por mostrar sus ideas considerando que es algo justo. En ambos casos una estupidez.

septiembre 26, 2011 10:39 a. m.  
Anonymous Marian said...

Según cuentan los historiadores, hicieron falta 120 años para levantar este segundo templo y sólo una noche para que el talento y la sabiduría de algunos de los mejores artistas de la antigüedad se esfumaran. Algo gafada debía estar la hija de Zeus para que el tercer templo levantado en su honor, fuera saqueado y destruido por Nerón… otro pirómano, narcisista y extravagante obsesionado con la fama y la inmortalidad.:-)
Eso de que al templo de la fama se entra por el trabajo, no vende en estos tiempos de la inmediatez y la cultura mediática. Hoy en día, el concepto casi sagrado que se tenía de la fama en la Grecia antigua, ha degenerado, le hemos dado la vuelta hasta corromperlo… de tal manera que ahora la fama es la “causa” y no la “consecuencia”. Ojalá que la Posteridad, que según dicen, es una señora de mala memoria, consuma en la hoguera de las vanidades a tanto buscador de fama por la vía rápida y perversamente destructiva que pulula en todos los ámbitos de ésta sociedad.

septiembre 26, 2011 10:45 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¡Qué paradoja! El que tenía que haber sido sepultado en el olvido por haber cometido tan infame acto sigue vivo en la memoria de los humanos actuales, en cambio, un templo dedicado a permanecer en la eternidad ya no queda de él más que una sombra como quien dice.
Con esta historia, Leo, has hecho ver lo que es la gente capaz por sentirse Dios por un día, aunque destruyan algo hermoso por ello.
Besines y un abrazo.

septiembre 26, 2011 12:43 p. m.  
Anonymous unjubilado said...

En ocasiones alguna persona, por esos cinco minutos de gloria, hacen cualquier burrada de la que luego tienen que arrepentirse. Todo sería relativamente permisible si no hicieran daño a los demás o a los monumentos que desgraciadamente no pueden defenderse.
Saludos

septiembre 26, 2011 9:40 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si los griegos hubieran tenido telebasura se conservaría el templo. Paradojas del destino.

septiembre 28, 2011 9:41 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Marian – Bueno, hay que tener en cuenta que destruir los templos en cualquier invasión era prioritario pues representaba un duro castigo y una afrenta para el pueblo invadido y por lo tanto un triunfo para el invasor, y así se destruyeron templos valiosísimos, algunos varias veces pues se reconstruían y alguien se encargaba de destruirlos de nuevo como en el caso del que nos ocupa que después de una reconstrucción que duró muchos años, los godos lo arrasaron en el siglo III d. C.

Leonor – Así es la vida, el nombre de Eróstrato tenía que haber desaparecido del mapa y sin embargo se mantuvo, mientras que del templo sólo queda una triste pero orgullosa columna.

Unjubilado – Cuando una persona está tan ciega y con ese ansia de fama no creo que se pare a pensar si daña algo o a alguien, supongo que todo lo ve lícito con tal de conseguir lo que quiere.

Salamandra - :-) Es posible pero como no la tenían el que quería ser famoso tenía que ir a por todas incluso aunque le costara la vida.

septiembre 29, 2011 10:11 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola y buenas tardes.Abrazos Nina

septiembre 29, 2011 8:14 p. m.  
Blogger fgiucich said...

Una tragedia, como tantas, relatada con tu habitual calidad. Abrazos.

septiembre 30, 2011 1:23 p. m.  
Blogger fonsado said...

Mucho conocimiento, super-tecnología, revoluciones, ... no somos nada originales. Al final, repetimos siempre nuestras miserias.

Un abrazo Leo.

octubre 01, 2011 8:35 p. m.  

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