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domingo, junio 09, 2013

Hasta que no sucede

Estamos tan acostumbrados a ciertas comodidades que ni se nos pasa por la cabeza que hubo un tiempo en que no existían y sólo nos damos cuenta de ello cuando una avería nos priva de alguna de ellas.

Por ejemplo el agua. ¿Hay algo mas normal y cotidiano que abrir un grifo y que el agua tan necesaria salga a chorros fría o caliente? pero ¿qué pasa cuando un día accionamos el mando y al agua no sale? lo primero es una sensación de incredulidad lo que nos obliga a volver a manipular el grifo, pero cuando vemos que el agua sigue sin salir, es entonces cuando viéndonos medio perdidos pensamos en como sería vivir cuando en las casas no había agua corriente.

No hay duda de que era una situación muy incómoda porque el agua, necesaria siempre en cualquier hogar, tenía que ser llevada hasta allí de una forma bastante incómoda a base de recipientes más o menos grandes que se habían cargado en las fuentes de los pueblos y las ciudades.

Esta necesidad de agua en los hogares propició la creación de un oficio hoy ya extinguido, el de aguador. Estas personas, normalmente hombres, se encargaban de transportar el agua de las fuentes hasta los hogares a cambio de un dinero. El trabajo era duro y en el solían trabajar sólo unos cuantos años retirándose a sus lugares de origen para descansar un tiempo, algunos volvían pasado ese descanso pero otros cedían su puesto a algún familiar o conocido o bien lo vendían, aunque parece ser que eso estaba prohibido.


Jonh L. Lewis

No creáis que los aguadores podían establecerse donde y cuando querían, no, existían unas normas que tenían que cumplir. Necesitaban una licencia por la que tenían que pagar una cantidad y renovarla anualmente, esa licencia era para tomar agua de una fuente determinada, no podían cogerla de cualquier fuente, para ello cada aguador tenía que llevar una placa de latón con su número, su nombre y el de la fuente asignada; tenían la obligación de acudir con sus cubas de agua en caso de incendio y si no lo hacían eran multados, llegando incluso a quitarles la licencia si eran reincidentes; durante el tiempo que trabajaban como aguadores y para ahorrar dinero y volverse a sus casas, vivían en unas condiciones bastante malas, hacinados en habitaciones pequeñas y mal ventiladas, pero no se podían permitir mas lujos para poder hacerse con unos buenos ahorrillos que en algunos casos aumentaban al encargarse de realizar, al tiempo que portaban el agua, los recados que les encargaran en las casas.

No, su vida no era fácil y el vivir en una casa sin agua corriente tampoco pues era necesario estar esperando a que el aguador llegase para poder asearse, lavar la ropa y fregar los platos, cocinar o todas las demás cosas en que el agua era protagonista. No, no era cómoda para nadie así que no nos quejemos tanto si un día abrimos el grifo y la tan ansiada agua no sale a nuestro encuentro, pensemos que es algo puntual y pasajero y que no tendremos que ir a la fuente mas cercana cargados con un cántaro, que además seguro que ahora nadie tiene en casa, para hacerse con el preciado líquido.

29 Comments:

Blogger Senior Citizen said...

En Granada pervivieron los aguadores muchos años después de que hubiera agua corriente en las casas, pues aun no había depuradoras y se consideraba que para beber era mejor la de las fuentes. Yo recuerdo cuando niña que había en mi casa dos cántaros de barro que se sacaban a la puerta para que los llenara el aguador de su cuba.

junio 09, 2013 8:38 a. m.  
Blogger Trini Reina said...

Pues no sabía tantas cosas de los aguadores. Pensaba que eran simples trabajadores, pero no que se les exigiese tanto orden...

A mi me entra ansiedad cuando en casa no hay agua o electricidad. Me dan avenates:):)

Besos

junio 09, 2013 8:39 a. m.  
Anonymous unjubilado said...

Yo los aguadores no los he conocido, o no los recuerdo, aunque he hecho de aguador muchas veces yendo al pozo a sacar agua con una garrucha y un cubo de madera para llenar el cántaro, [En Bailo (Huesca), de niño].
Y hace un par de años en Broto, estuve dos días llevando agua a casa ya que las tuberías de la calle estaban heladas.
Por cierto no conocía la historia.

junio 09, 2013 8:48 a. m.  
Blogger Trini Reina said...

Mi pueblo era famoso por su agua, aún algunas personas, pese a su prohibición, sigue bebiendo el agua de una de sus fuentes.
Te dejo un artículo que Antonio Lozano Herrera me cedió hace tiempo para editarlo en mi blog y que hace histórica referencia al agua de Tomares .

Ya a finales del siglo XVIII, a la entrada del paseo del Arenal, muy cerca del antiguo puente de Barcas (hoy de Isabel II), existía en Sevilla “el tenderete del Tío Paco”, famoso por su agua. Esta era solicitada por la clientela, por su calidad, y llevada a través de grandes cántaros sobre mulos, desde la conocida Fuente de Tomares. El Duque de Rivas en su drama “Don Álvaro o la fuerza del sino” a la vez que el pincel del artista Jiménez Aranda, en uno de sus bellísimos lienzos, acreditan la existencia de un letrero sobre el mostrador de dicho establecimiento, que anunciaba:“PUESTO DE AGUA DE TOMARES”. Se comenta, que hasta allí, acudían a degustarla, señores de bordadas casacas y empolvadas pelucas, majos de chupetines y sombreros de queso, frailes, militares retirados, y comerciantes enriquecidos. Podíamos ver a personalidades como Manolito Gázquez, el diestro Pepe-illo, el padre Verita, o el poeta Arjona entre otros.
Más tarde, corría el año de 1850, cuando un empresario trianero llamado Juan Govantes y Valdivia, que poseía una fábrica de tuberías de plomo, solicitó a la autoridad, la canalización del agua, desde las Fuentes de Tomares hasta la calle Betis, sin empleo de mecanismo alguno, solo impulsada por la diferencia de altitud. A este lugar se le empezó a conocer como “Casa de las Aguas”, y gracias a ello, el preciado líquido pudo beberse, en muchos hogares trianeros, que hasta aquella fecha se abastecían de la del río, de muy dudosa potabilidad.
Cuenta la leyenda, que algunas noches, cuando el silencio sale a pasear, aún se escucha la voz de nuestro inolvidable trovador Paco Palacios “El Pali”, cantando por “Las Cuatro Esquinas”, “La Mascareta” o “El Camino Viejo”: “Ay agüita de Tomares, tanto como la bendicen, y lo poquito que vale”. Haciendo referencia, al olvido de los sevillanos con los años, de tan exquisita agua.
“EL AGÜITA DE TOMARES”, sigue siendo en la actualidad, seña de identidad y orgullo, para este bello pueblo del Aljarafe sevillano.

de Antonio Lozano Herrera

junio 09, 2013 8:48 a. m.  
Blogger Una mirada... said...

Durísimo oficio el que nos presentas. Imagino que las "clases populares" se servirían directamente de las fuentes con cántaros y botijos y que el aguador se centraría en las casas con posibles, que podrían abonar el servicio sin mayores preocupaciones.

Gran invento el agua corriente, sí. Y una lástima que ya no se pueda saciar la sed, ocasionalmente, en los manantiales de antaño, muchos de ellos contaminados por los productos químicos que se usan en la agricultura.

junio 09, 2013 9:04 a. m.  
Blogger fonsado said...

Curiosamente, la mayoría de los aguadores madrileños provenían de Asturias, lo mismo que los serenos de Galicia. ¿no es así?
Un abrazo

junio 09, 2013 9:51 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Senior Citizen – Yo no me acuerdo de los aguadores nada más que cuando el agua falta en casa por alguna razón que gracias a Dios no son muchas veces. Supongo que ahora esos cántaros de barro que tu recuerdas ya no los habrá en ninguna casa.

TriniReina – Supongo que en cualquier oficio se tendrán que poner unas normas para que la cosa funcione bien.
Tienes razón que cuando falta la luz es otro gran problema.

Unjubilado – Alguna vez a todos nos habrá tocado acarrear un poco de agua pero no podemos quejarnos ya que esas ocasiones son la excepción.

TriniReina – Gracias por darnos a conocer ese artículo que ensalza la bondad del agua de tu pueblo. No podemos dejar de reconocer que no hay nada como un vaso de agua fresca cuando se tiene sed.

Una mirada – Pues si, tengo entendido que los caños de las fuentes se repartían y uno de ellos era precisamente para los habitantes de la zona y en ese caño no podía coger agua los aguadores, como verás todo estaba mas o menos regulado.
Tienes toda la razón, muchos de los manantiales perdieron sus propiedades por el descuido de los humanos.

Fonsado – Así es, la mayoría de los aguadores en Madrid eran asturianos y entre los serenos también había un buen número de mis paisanos.

junio 09, 2013 10:36 a. m.  
Blogger Ligia said...

Muy interesante y desconocido para mí todo lo que aquí se cuenta sobre el agua y los aguadores. Si faltase el agua también me darían tembleques.
Abrazos

junio 09, 2013 11:21 a. m.  
Blogger Francisco Espada said...

He conocido esa otra vida cuando no había agua corriente na casa, cuando había que acudir a la fuente a llenar el cántaro o el cubo y el botijo; ahora he visto a muchas personas que terminan cortándoles el agua por falta de pago y acuden con bombos de plástico a las pocas fuentes públicas. A veces, la vida da la vuelta.
Besos

junio 09, 2013 12:55 p. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Los cántaros estaban sobre una cantarera de madera y ahora que ya no hacen falta se han convertido en objetos de adorno para casas de campo, sustituyendo los simples cántaros de barro rojo por otros de cerámica decorada.

junio 09, 2013 1:45 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Ligia – Si faltase el agua nos darían tembleques a todos, nunca nos damos cuenta de cuanto la utilizamos hasta que nos la cortan por una avería.

Francisco Espada – Si, la vida da muchas vueltas y no deberíamos de olvidarnos de cómo se arreglaban antes por si nos vienen mal dadas.

Senior Citizen – Pues la cantarera es muy bonita y ahora que veo la foto creo que en algún sitio vi yo algo similar. Gracias por la foto y la explicación.

junio 09, 2013 3:49 p. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Sin embargo, esos de cerámica decorada no enfrían el agua como los de simple barro poroso, que tienen el mismo efecto que un botijo en verano.

junio 09, 2013 7:41 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Senior Citizen - Ya tenía idea de eso, lo que pasa que como adorno quizás prefieran la cerámica decorada y sin embargo yo pienso que las de simple barro tienen su encanto.

junio 10, 2013 11:07 a. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Haciendo memoria también recuerdo que esas cántaras tenían unas tapaderas hechas de crochet como las que también se les ponían a los botijos. Que manual era todo entonces....

junio 10, 2013 11:37 a. m.  
Blogger Leodegundia said...

Senior Citizen - Es que antes los trabajos de ganchillo eran muy habituales y no creo que hubiera casa que no tuviera muchos repartidos por toda ella.

junio 11, 2013 9:46 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Todavía guardamos el cántaro de recoger agua para beber de mi suegra, que por cierto dice que nos quejamos de vicio, que la vida con agua corriente y lavadora es otra cosa.

junio 12, 2013 2:36 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Salamandra - Y que razón tiene tu suegra.

junio 12, 2013 5:23 p. m.  
Blogger Senior Citizen said...

Esas tapaderas de ganchillo tenían su razón de ser: que respirara pero no pudiera entrar ningún insecto.

junio 12, 2013 5:54 p. m.  
Blogger Calma en días de tormenta (Darilea) said...

Que gran verdad Leo, siempre digo que para quejarse solo hay que mirar atrás y ver lo que tenemos.
Un besito Leo, como me gusta venir a tu espacio me siento como en casa. :)

junio 12, 2013 6:08 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Senior Citizen - Muy bien pensado.

Darilea - Lo lógico es mirar hacia adelante, pero sin perder de vista lo que se dejó atrás.

junio 13, 2013 6:55 p. m.  
Blogger GUILLE said...

Con diez añitos estaba yo interna en el colegio, no recuerdo que vinieran los aguadores a traernos agua, pero si me acuerdo de los depósitos grandes que había en el tejado y si alguna vez nos quedábamos sin agua utilizábamos para lavarnos el agua caliente de las bolsas de agua.
Lo que si me acuerdo que en las casas tenían un pozo con agua que llenaban para todos los vecinos. Y si recuerdo con nostalgia a los aguadores de la calle Mesones que iban con su borriquillo con sus agueras, y sus cuatro cántaros envueltos en hojas de chopo húmedos y un vaso o jarrillo con asa, e iba
ofreciendo su producto, ¡ah! y un trapo blanco, con una cantinela Más o menos así "El aguaor que tiene agua fresquita del avellano" y no hemos cogido enfermedades porque no bebimos agua del avellano, porque jarrillo y trapo era para todo el mundo.
Muy típico, tiene una estatua el aguador y el borriquillo y no se sabe quien es el burriquillo y quien el aguador.
En casa hay una cantarera con tres cántaros y daban el agua muy fresquita.

Feliz fin de semana. Guille

junio 14, 2013 1:10 a. m.  
Blogger Alejandra Sotelo Faderland said...

Vaya comodidad que tenemos hoy dia. Si era incomodo ir a fuentes publicas, te cuento que por aqui no las habia, el agua es salobre y solo a mucha profundidad se encuentra agua potable. Pasaba el aguatero, pero era un carro de capacidad grande que vendia el agua del rio.
Los aljibes recolectaban agua de lluvia y se filtraba con... tortugas!!
Ambas eran horribles de tomar parece, cuendo empece a escribir la historia que ya se termina, esta documentado que todos se sorprenden de la buena y cristalina agua de los arroyos, donde habia que cargarla, solo que era helada. Lo deja asentado la Gobernadora que metio la mano para probarla y se le heló, tanto que tuvo que ir a pedir un vaso prestado en una casa para poder probarla, su mano no soportaba el frio como para cargarla y llevarla a la boca de un sorbo. O como bañarse, lo que se dice bañarse, solo era posible en verano y con buena temperatura, ya fuera en el arroyo o el mar; el resto del año el aseo era un tema complicado por lo visto, y esta gente lo escribia sin empaques.

junio 14, 2013 3:15 a. m.  
Blogger PEPE LASALA said...

Es cierto, cuando leemos algo así nos hace gracia, pero así ha sido en su tiempo. No conocía todo lo que explicas y me ha gustado mucho saberlo, así que mil gracias. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.

junio 14, 2013 6:43 p. m.  
Blogger Javier G. Pérez said...

Recuerdo cuando la casa carecía de grifos y había que ir a buscarla con los cántaros a la fuente pública. Nunca llegué a odiar tanto a los dichosos cántaros que adormecían mis brazos infantiles y, para evitarlo, tenía que realizar multitud de pausas. Cosas del destino; ahora quedan dos y están en la entrada de casa…ellos tan lozanos, y yo, con un fajo de años encima. Ahora podría llevar uno en cada mano pero, ya hay agua corriente.

Saludos.

junio 16, 2013 5:25 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Guille - Muchos recuerdos te trajo el tema de los aguadores, te agradezco que los compartieras con nosotros.

Alejandra Sotelo Faderland - Me llama la atención lo que dices de que se filtraba el agua con tortugas, no estaría mal que nos lo contaras alguna vez.

Pepe Lasala - Recordar como eran las cosas antes nos sirve muchas veces para apreciar lo que tenemos ahora y que por conocido no le damos importancia.

Javier G. - Ya ves, a esos cántaros les llegó el momento de descansar y servir sólo de adorno y a ti te servirán para recordar aquellos esfuerzos y lo fácil que te resulta hoy servirte del agua.

junio 19, 2013 8:47 a. m.  
Blogger PEPE LASALA said...

Aquí vuelvo para despedirme de ti por el verano, así que un fuerte abrazo y ¡Hasta Septiembre!

junio 21, 2013 8:21 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Pepe Lasala - Te deseo un feliz verano y esperaré tu regreso.

junio 22, 2013 10:00 a. m.  
Blogger Tawaki said...

Es verdad, no valoramos las cosas hasta que nos faltan, y el agua es una de las más importantes. El hecho de que haya infinidad de personas sin acceso diarioa este líquido es una prueba más de que estamos muy atrasados, porque si en el primer mundo la tenemos al alcance de la mano, en el tercero no hay aguadores suficientes.

junio 22, 2013 12:32 p. m.  
Blogger Leodegundia said...

Tawaki - Es cierto, parece mentira que a estas alturas todavía haya lugares en donde el agua sea tan escasa y de mala calidad.

junio 23, 2013 10:20 a. m.  

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