El rincón de Leodegundia

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viernes, septiembre 29, 2006

Opositores a Roma

Cuando un país es invadido, sus habitantes suelen dividirse en dos grupos básicos, los que se dejan conquistar, por motivos que no vamos a explicar ahora, y los que deciden luchar por su independencia presentando batalla.

Cuando los romanos llegaron a España con la idea de luchar contra Cartago, que en esos momentos era su principal enemigo, se dieron cuenta de que no sólo tenían que vérselas con los cartagineses, también tenían que contar con los lugareños bastante peleones por cierto, pero la misión aunque arriesgada, era muy importante para Roma ya que tenían que anular el poderío de su rival y además adueñarse de España a fin de no tener ningún enemigo importante en el Mediterráneo que les proporcionase tantos problemas como hacía Aníbal en ese momento.

En aquella época, los habitantes de la Península Ibérica no eran un pueblo homogéneo, eran un conjunto de pueblos o tribus independientes – vacceos, astures, ilergetes, vetones, cántabros, lusitanos, oretanos, arévacos…..- y no todos reaccionaron igual ante la llegada de los invasores aunque la mayoría se sublevaron envalentonados por las arengas de sus caudillos, muchos de los cuales son conocidos como es el caso del lusitano Viriato que trajo a los romanos de cabeza con su guerra de guerrillas hasta que fue traicionado y asesinado; o Corocota, caudillo cántabro que cuando Augusto puso precio a su cabeza, tuvo el coraje de ir personalmente a cobrar y aunque parezca raro no perdió la cabeza ni la vida; y Olíndico, celtíbero, que como cuenta el historiador Floro : Era hombre extraordinariamente destacado por su astucia y osadía, que a modo de profeta, blandiendo una lanza argéntea como si hubiese sido enviada del cielo, había seducido las mentes de todos. Pero el haber irrumpido de noche con idéntica temeridad en el campamento del cónsul fue alcanzado por la jabalina de un centinela ….”.

Pero hay otros dos, que por alguna razón se me quedaron grabados en la memoria desde mis tiempos de estudiante y de los que quiero hablar hoy. Son los jefes ilergetes Indíbil y Mandonio. Como se dice en mi tierra, a estos dos personajes se les podría aplicar el dicho “Dir colos de la feria y volver colos del mercáu”, o lo que es lo mismo, los que cambian de opinión y de bando con facilidad.

Polibio nos relata que Cneo Cornelio zarpó con toda su flota desde la desembocadura del Ródano y llegó a España desembarcando en Ampurias y desde allí iba asediando a los lugareños que se le oponían hasta llegar al río Ebro, aseguró las poblaciones costeras y avanzó hacia el interior. Como a los que se le sometieron los trató bien, reunió un buen número de aliados y continuó su marcha sometiendo a unos y atrayendo a otros. Los cartagineses que habían quedado en esa zona al mando de Hannón acamparon frente a los romanos librándose un combate del que Cneo salió victorioso, con lo que se adueñó de muchas riquezas, capturó vivo a Hannón y al caudillo Indíbil, que más tarde fue puesto en libertad Y aquí tenemos a uno de esos dos caudillos que en esos momentos era partidario de la causa púnica.

En uno de los encontronazos entre cartagineses y romanos, estos salen victoriosos lo que ocasionó que muchos indígenas se aliaran con ellos en contra de los cartagineses, pero otros como los ilergetes consideraron bochornoso este comportamiento y decidieron sublevarse dirigidos por dos de sus jefes, Indíbil - al que ya conocemos y que no tuvo en cuenta para nada que Cneo Escipión le había perdonado la vida y devuelto la libertad - y Mandonio.

Con la llegada de Asdrúbal Barca a España los combates se avivan, lo que obliga a los romanos a engrosar sus filas con unos veinte mil celtiberos, pero Asdrúbal sobornó a los indígenas que acompañaban a Cneo Escipión con lo que este hubo de retirarse. Entre tanto, Publio Escipión hacía frente en Cástulo a la caballería númida de Masinisa y a los españoles dirigidos por Indíbil, la lucha fue tan dura que Publio perdió la vida. Un mes más tarde, Cneo fue atacado simultáneamente por las tropas de Asdrúbal Barca, las de Magón y las de Asdrúbal Giscón y después de una lucha encarnizada, Cneo perdió la vida al igual que muchos de los suyos y los que salieron con vida retornaron por el Ebro guiados por Lucio Marcio que se unió a Tito Fonteyo que había reunido a las tropas que sobrevivieron cuando murió Publio Escipión.

De momento se puede decir que iban ganando los cartagineses por lo que Asdrúbal decidió dirigirse a los Pirineos con la intención de pasar a Italia acompañado por Magón. Cuando los romanos se dan cuenta de lo que persigue Asdrúbal eligen por jefe a Lucio Marcio que decide atacarlos venciendo a ambos y así se aborta la ayuda que Aníbal esperaba en Italia. Pero Roma, al igual que muchas veces hizo España, no agradece la buena actuación de Lucio y envía en calidad de propretor a Claudio Nerón al que acompañan unos doce mil hombres. No le duró mucho el cargo ya que no supo aprovechar el mal trato que el enemigo dio a los lugareños ni logró apresar a Asdrúbal ya que este se burló de él teniéndole entretenido varios días con unas negociaciones que no pensaba llevar a cabo y un buen día, dejando encendidas las hogueras del campamento Asdrúbal se largó dejando al romano con dos palmos de narices.

Claudio Nerón fue sustituido por Publio Cornelio Escipión, hijo de Publio Escipión y sobrino de Cneo. El muchacho no era nuevo en las lides militares, ya había participado en la batalla de Tesino y en la Cannas, así que decidido partió hacia España llegando a Ampurias y se dirigió por tierra hacia Tarragona al tiempo que Cayo Lelio lo hacía por el mar. Lo primero que hizo y con mucho acierto diría yo, fue ponerse en contacto con los legados de las poblaciones amigas para poder hacerse una idea de cómo estaba la situación y luego esperó la llegada de la primavera para empezar a moverse. Enterado de que los ejércitos cartagineses estaban lo suficientemente lejos de Cartago Nova, se dirigió allí para atacar tanto por tierra como por mar, sabedor de que durante las mareas bajas quedaba en seco una parte de la playa, fingió atacar por el lado de tierra para atraer a los defensores hacia ese lado quedando más desprotegida la ciudad por el lado del mar y por allí se efectuó un desembarco, entraron en la ciudad y se apoderaron de ella en pocas horas.

El botín fue tanto moral como material, por un lado la conquista de una ciudad importante cartaginesa y por otro lado el dinero, joyas, almacenes repletos de provisiones, barcos y algo muy importante, los rehenes de los pueblos españoles aliados con los cartagineses. Para aquel que no lo sepa, en esas épocas era muy corriente la entrega de rehenes como compromiso de fidelidad y Aníbal se había asegurado de coger unos cuantos antes de su marcha a Italia y entre ellos se encontraban las hijas de Indíbil, la esposa de Mandonio y la prometida de Alucio. Escipión prometió darles la libertad si sus respectivos pueblos cambiaban su alianza con los cartagineses por una con los romanos. Así lo hicieron, todos se convirtieron en aliados de Roma y Alucio les quedó tan agradecido que reclutó unos mil cuatrocientos jinetes para ponerlos al servicio de los romanos.

Las luchas entre ambos rivales continuó con gran dureza en territorio hispano, Roma estaba decidida a terminar con el poderío cartaginés, pero esas luchas nos las saltaremos pues lo que nos interesa es volver a reencontrarnos con nuestros amigos Indíbil y Mandonio. Se corrió la voz de que Escipión se moría pues estaba gravemente enfermo y esto fue aprovechado por nuestros protagonistas para sublevarse con la excusa de que los romanos no les habían atendido por su ayuda en contra de los cartagineses, lo mismo hicieron unos ocho mil legionarios a los que no se les abonaba las pagas atrasadas, pero ni unos ni otros contaban con que Escipión recobrase la salud sometiendo rápidamente a los legionarios y derrotando a los ilergetes a los que les exigió dinero para pagar a los mercenarios.

Pero nuestros amigos no escarmentaron y nada más que Escipión pasó el mando de España a Lucio Léntulo y a Lucio Manlio Acidito, Indíbil y Mandonio consideraron que era el momento de dejar su alianza con Roma y volver a reclamar la independencia, reúnen un buen ejército y presentan batalla pero una saeta mata a Indíbil que luchó valientemente y sus seguidores se dispersan, se impuso la paz y como parte del trato Mandonio es entregado a los romanos que terminaron por decapitarle pues quizás pensaron que se hacía buena la frase de :”muerto el perro, terminada la rabia”.

viernes, septiembre 22, 2006

La señorita Palo

Dice la canción:

Si a tu ventana llega una paloma,
trátala con cariño que es mi persona…..

Pues bien, yo no se si será tu persona o no, pero la verdad es que a mi ventana llegó una paloma un tanto averiada, su ala derecha arrastrando, medio muerta de hambre y sed.

Tengo que reconocer que las palomas no son mis animales preferidos, son muy sucias, hacen sus necesidades donde les pilla la gana sin mirar dónde va a caer y si el lugar en donde cae es la ropa de alguien la mancha normalmente no se quita, además son glotonas y pesadas, van en bandadas y lo invaden todo sin ningún respeto ya que inexplicablemente parecen no temer a los humanos. Pero ¿todo esto es causa suficiente para dejarla morir de hambre y sed?, pienso que no, así que le habilité la ventana con todas las comodidades posibles, con limpieza de habitación dos veces al día y mesa puesta con comida y agua, vamos, como si hubiera caído en un hotel bastante bueno.

Pero como algunos sabéis ya, en mi casa tengo dos gatas: Xana, la aristocrática - no por su raza pero si por su comportamiento, señorita de buenas maneras, poco comunicativa, no antipática pero que elige mucho sus amistades - que acogió a la Srta. Palo con curiosidad momentánea y luego con indiferencia y Tuxa que aunque ahora ya es una señorita con papeles, todavía conserva sus instintos de gata callejera ya que durante un tiempo vivió en el patio trasero de mi casa hasta que yo pude recogerla cuando estaban a punto de matarla algunos vecinos (desgraciadamente hay gente que no soporta a los animales y no les basta con no mirarlos, quieren que desaparezcan sin reparar en los medios).

Pues bien, Tuxina se pasa el día contemplando a la paloma y como puede hacerlo desde tres ventanas, anda toda azotada de una a otra para poder acercarse lo más posible, hasta el punto que ayer terminó por meter el rabo en el jabón de fregar al llevar a cabo su inspección del territorio enemigo desde la ventana de la cocina situada justo encima del fregadero, lo que me obligó a correr detrás de ella hasta que pude cogerla y aclararle el rabo que estaba lleno de jabón, cosa que no le hizo ni pizca de gracia y que me dejó bien clara por medio de sus uñas; además tuve que colocar una bandeja tapando el cristal de la ventana para que la srta. Palo no se asuste si Tuxina se escabulle y se sube al fregadero cosa que intenta con mucha frecuencia.

Tengo que decir que la Srta. Palo está muy mejorada, pero no se si esto será demasiado bueno pues al poder hacer ya vuelos cortos, pasa de la ventana habilitada como residencia a las otras ventanas y aquí viene el peligro, los tendederos de la ropa están justo en esta parte de la casa y claro, con lo sucias que son las palomas y lo quisquillosas que somos las amas de casa que en lo tocante a la colada tonterías las justas, esta mejoría puede acarrearle mas de un susto e incluso un trompazo mortal pues hace un momento, tuvo la osadía de posarse en el tendal de mi vecino, hombre de mal genio, que en los tiempos callejeros de Tuxina era de los que opinaba que había de dejarla morir de hambre.

Así que allí estaba yo haciéndole señas a doña Palo para que abandonara a toda velocidad el tendal, pero como además de sucias son necias, ni caso, así que veremos en que termina la historia de esta paloma que a mi ventana llegó y a la que trato con cariño a pesar de que no se si es tu persona. De momento mi trabajo aumenta pues además de mis obligaciones ya establecidas, ahora tengo que vigilarla y cuidarla a ella y procurar que Tuxa no entre en la cocina pues esta mañana estuvo a punto de quemar los morros con la cafetera, porque eso si, de la que vigila a Palo, aprovecha para cotillear todo lo que la rodea.

Nota: Las fotos no son muy buenas, pero es que son las primeras que hago con la cámara digital que me regalaron y que todavía no domino y además las gatas no quisieron colaborar mucho.

viernes, septiembre 15, 2006

Pena de muerte


Hoy quiero hacer un llamamiento sobre la pena de muerte, no, no la pena de muerte que en algunos países aún pesa sobre las personas, si no sobre la pena de muerte que se imparte sin juicio y de forma caprichosa sobre la naturaleza y de la que todos somos culpables, unos por ejecutores y otros por no poner los medios necesarios para que estas penas de muerte dictadas sobre plantas, animales, ríos y tierras - que lo único que hacen es proporcionarnos beneficios – los lleven a morir en las hogueras como si de un auto de fe de la Inquisición se tratara.

Veamos para que sirve un bosque: ayuda a regular el ciclo del agua, fabrica oxígeno y retira el dióxido de carbono de la atmósfera convirtiéndose en una especie de gran pulmón que nos permite respirar aire puro y limpio, evita la erosión reteniendo el suelo fértil, en él habitan muchos animales y nos ofrece además madera, alimentos y otros recursos naturales. ¿Culpable por proporcionarnos todo esto?, no, pero no importa, se mantiene la sentencia y los bosques son condenados al fuego.

Aunque pueden existir causas naturales que provoquen el fuego en un bosque, como una tormenta eléctrica por ejemplo, la mayor parte de los incendios son provocados por el hombre, ese ser irresponsable que unas veces intencionadamente (por mero placer, por crear terrenos de cultivo, por querer ampliar los terrenos donde se permita construir urbanizaciones, por venganzas entre pueblos, ……) y otras por desidia (haciendo fuegos para cocinar, no recogiendo las botellas y otros cristales, fumando y tirando las colillas sin apagar, quemando rastrojos en días de viento …...) provocan pavorosos incendios que perjudican a todo el mundo en los que no sólo se queman los árboles que es lo que más se ve, en ese mismo fuego, perecen insectos, aves, animales salvajes y animales domésticos, obligan a la migración de la fauna silvestre que anduvo lo suficientemente ligera para salvarse, se contamina el agua de los ríos (con la consabida muerte de los peces que en el habitan) y el aire, se degradan los suelos, aumenta la erosión que mas tarde llevará a corrimientos de tierras, avalanchas y en muchos casos inundaciones cuando lleguen las lluvias.

¿Y qué castigos reciben los que provocan esta tragedia?, prácticamente ninguno comparado con el daño causado, daño que en muchos casos tarda treinta años o mas en poder ser reparado. Se dice que hubo un tiempo en España, por poner un ejemplo, en que una ardilla podía ir del note al sur sin abandonar nunca el bosque ¿y qué bosques nos quedan hoy? muy pocos y al ritmo de quema que se lleva dentro de poco una ardilla no es que no pueda recorrer grandes distancias por los bosques, es que me temo que no quedarán ni bosques ni ardillas que los recorran.

Quizás esto os parezca muy exagerado, pero pensad en la cantidad de hectáreas que se queman todos los años y en el tiempo que tardan en recuperarse los bosques lo que nos lleva a que la extensión de los mismos en lugar de crecer va menguando, así que ¿en qué momento considerará el género humano que hay que tomar medidas serias y contundentes antes de que ya no exista la posibilidad de recuperación?.

viernes, septiembre 08, 2006

Día de Covadonga



Hoy es fiesta en Asturias, es el día de Covadonga, el año pasado por estas fechas hice un artículo sobre ese lugar tan emblemático y querido por todos los de esta tierra pero este año se lo quiero dedicar a todos los asturianos que por alguna razón tuvieron que hacer la maleta y marcharse a vivir en otros lugares, algunos cerca y otros muy lejos y seguro que todos cargados de añoranza. No se si visitarán mi casa, pero si alguno se acerca será recibido con la alegría de la gaita, las palabras entrañables de la poesía y la belleza de algunos rincones de este trocín de tierra que asemeja un paraíso.


¡DAI A LA GAITA, GAITERU!
(Autor: Bernardo Guardado )

Cueye la gaita gaiteru,
infla’l fuelle a reventar,
abre’l roncón y el punteru:
¡Rompe, gaiteru, a tocar!

Pon na llabor sentimientu,
dai juerza a los tos cantares,
a ver si llega’l to viento
al otru llau de los mares.

A allegrar a ises presones
que allá, por tierres llexanes,
sueñen con oyer los sones,
melgueros, de les quintanes.

Con escuchar cómo berra
el carru po les veredes
cuando güelve de la tierra
co la quexumbre nes ruedes.

A isos que llexos del llar
de la so patria astoriana
piensen en oyer cantar
una tonada aldeana.

En pisar por istos praos,
en trepar por istos montes,
en llindar istos ganaos
y beber en istes fontes.

Son los que’n noche de lluna,
con fachenda y bones traces,
diben rondar, una a una,
les puertes de les rapaces.

Onde alcontraron la moza
que hoy, con ellos a la par,
sufre munchu más que goza
a juerza de ricordar.

Pensando que de neñina,
por xugar co los chavales,
dexó la só moñequina
tirada ente los bardiales.

De cuando al so mozu Quicu,
cuando diba a corteyala,
tuvu que dai en focicu
por tratar de masuñala.

¡Cuánta ñostalxia y pesar!,
mermuren Quicu y María:
¿de qué nos val aforrar
si nos falta l’allegría?.

Si tamos allexadinos
de deudos y compañeros;
tristes como paxarinos
cuando yos quiten los ñeros.

Y ye que sin ñeru tamos,
que nos lo llevó’l degorru
tan pronto como dexamos
atrás les teyes del horru.

Cuando ya, pal nuestru mal,
dimos el adiós postreru,
na quintana a la figal
y al gallu nel gallineru.

¡Probe xente! cuántes ganes
tienen de que güelva’l día
de rucar unes ablanes
nel prau de la romería.

Por isu, amigu gaiteru,
mientres en tanto y en non
lo llogren, dai al punteru
y fai sonar al roncón.

Pon juerza y pon sentimientu,
pon brío nos tos soplares,
pa ver si llega’l to viento
al otru llau de los mares.

A alliviar les sos tristeces,
a menguar el so pesar,
llevándoyos les tenreces
arteres del to cantar.

RINCONES PARA RECORDAR

Nuestro mar a veces tranquilo

a veces enbravecido

Nuestras montaña altivas

y protectoras

Las vacas con su xatín, serenas y tranquilas

pues sus ojos disfrutan de este maravilloso paisaje

Y que decir de este entrañable rincón de la fuente bajo el hórreo

El río convertido casi en un regatu

La aldea

con rincones como este


La casona

las casas diseminadas por la ladera

el caballo que pasta tranquilamente

una casa como ahora ya no las hacen

el hórreo, de los que por desgracia ya van quedando pocos

y flores, que también de eso tenemos, sencillas pero hermosas, de las que se plantan al lado de casa y que me gustaría poder enviar una a cada asturiano que está fuera de su tierra.

Quiero dar las gracias a las personas que colaboraron para que yo pudiera hacer este homenaje a los asturianos ausentes: a Incondicional que me regaló la música y algunas de las fotos y a mis sobrinos María e Israel que también se prestaron a proporcionarme las fotos que ellos van haciendo cuando salen de excursión.

viernes, septiembre 01, 2006

Ficción y realidad

Los indios conocidos como pieles rojas son para casi todos nosotros lo que las películas del Oeste y las novelas de vaqueros nos enseñaron, gente salvaje de costumbres extrañas que tenían la osadía de molestar a los blancos que en aquellas caravanas cruzaban su territorio con la noble intención de quedarse con sus tierras y ellos, gente desagradable donde la haya, se enfadaban, los atacaban a flechazo limpio y si se les ponían lo suficientemente cerca, les arrancaban la cabellera. Claro que no contaban con el protagonista de los hombres blancos que por regla general era alto y espigado de amplias espaldas, fina cintura y largas piernas que siempre llevaba un colt que tenía seis balas pero que disparaba, sin necesidad de recargar, unas tres mil y que en el indio que ponía el ojo ponía la bala y catapún, indio muerto y además montaba lo que parecía ser un jaco pitañoso pero que cuando perseguía a los indios corría como el viento y claro, siempre ganaba y como premio se casaba con la protagonista femenina que solía ser muy mona. Supongo que no hace falta refrescar más la memoria porque no creo que haya nadie que no haya leído este tipo de novelas o visto las películas.

Eso era la ficción, veamos ahora la realidad. Aunque no todos están de acuerdo, hay investigaciones que sitúan la presencia del ser humano en territorio americano desde hace unos sesenta mil años, año arriba año abajo. Se supone que procedían de Asia y que cruzando el estrecho de Bering que separa los dos continentes, fueron entrando en América y dado que vivían de la caza y de la pesca irían desplazándose según sus necesidades. Traían consigo los métodos de trabajo y los conocimientos de su lugar de origen y también sus creencias religiosas y los ritos para dirigirse a sus dioses. Como se les engloba a todos con el nombre de pieles rojas, aclararé que en realidad su piel no era de ese color, lo que sucedía era que se untaban el cuerpo con el jugo rojo de una planta que tenía muchas propiedades beneficiosas, entre ellas el de lograr alejar a los mosquitos, pero el hombre blanco al verlos tan coloradinos, los bautizó de esa manera.

Existen unas ideas básicas compartidas por todos los pieles rojas como que el tiempo no significaba nada para ellos, el sol y la luna les va marcando los momentos del día y las estaciones, a las que están muy atentos, les señalarán cuando pueden recoger los frutos o cuando llegarán los bisontes a la pradera. Concedían mucha importancia a la muerte y las preguntas directas las consideraban una descortesía. Eran muy temperamentales, pero en su vocabulario no aparecían los insultos y cuando entre ellos se producía una ofensa, el ofendido se retiraba y esperaba a que el ofensor viniera a disculparse, eso si, trayéndole algún regalo. Creían ciegamente en el más allá y los sueños y la interpretación de los mismos tenían mucha importancia, influyendo en la toma de decisiones tanto a la hora de la lucha como de la caza; los chamanes o brujos eran muy respetados pues se suponía que los dioses hablaban por su boca, en sus sueños el Gran Espíritu, normalmente llamado Manitú, le indicaba lo que tenían que hacer y él lo transmitía a la tribu ya fuera para conseguir la lluvia como el buen tiempo, la batalla o la paz e incluso el traslado del poblado si lo consideraba necesario. Algunos llegaron a tener tanto poder que incluso eran consultados por otras tribus y en ocasiones lograba que estas se unieran para luchar contra el hombre blanco como sucedió en la batalla de Little Big Horn en la que sioux, dakotas, oglagas, crows, cheyennes y algunos más se alzaron con la victoria.

A pesar de estas ideas básicas, los pieles rojas tenían bastantes diferencias dependiendo de la tribu a la que perteneciera y tribus había muchísimas, algunas de nombres muy conocidos como sioux, cheyennes, navajos, apaches, pies negros, cherokee y otros no tanto como hopi, arikara, nunivak, jicarilla, mohawk o crow. Los había hospitalarios y pacíficos como los winebago y temibles como los kickapoo o como los jicarilla que posiblemente fueran los mayores enemigos del hombre blanco. Algunas veces se reunían unas cuantas tribus y formaban un grupo organizado como sucedió con la “Liga de los iroqueses” formada en un principio por cinco tribus: mohawk, onondaga, cayuga, oneida y seneca uniéndose más tarde también la tribu tuscarona, formando así la Liga de las Seis Naciones. Otro grupo fue el llamado por los españoles las “Cinco tribus civilizadas” formado por los cherokee, creek, choctaw, chickasaw y semínola.

En cuanto a los jefes indios, no todas las tribus seguían las mismas costumbres, por ejemplo entre los indios de las paraderas existía, dependiendo de las circunstancias un jefe específico, en tiempos de guerra era elegido un “Jefe de guerra” personaje que se había distinguido por su valor y el número de sus victorias; en tiempos de paz se sustituía dicho jefe por un “Jefe de paz” pues las situaciones ya no eran las mismas y las decisiones a tomar tampoco, pero aparte de ellos dos, existía también un “Jefe de tribu” y un chamán que en cualquier situación tenían que ser consultados. Cuando las decisiones eran muy importantes para la tribu, como los tratados con los blancos, todos los jefes, el de paz, el de guerra, el chamán y el de tribu con sus consejeros contrastaban sus opiniones.

Otra diferencia entre algunas tribus era el trato dado a las mujeres, para los sioux era la encargada de las labores del hogar, la esposa del guerrero y la madre de sus hijos, pero para los iroqueses era algo más ya que respetaban sus opiniones e incluso no dudaban en confiarle el poder, llegaron a gobernar tribus y alguna llegó a ser famosa y conocida, como por ejemplo la esposa del jefe mohaw Na-Ne-Pa-Chenat que a su muerte tomó el poder y los blancos la conocían por el nombre de Reina del Massachussets.

Es curioso como tenían comportamientos que se pueden relacionar con otras culturas, por ejemplo: como ya dije, las preguntas directas eran para ellos una descortesía y esto me recuerda a los árabes que dan cien vueltas antes de hablar del tema a tratar; o bien los natchez que se dividían en dos clases bien diferenciadas, la aristocracia y el pueblo, gobernados todos ellos por un rey llamado Sol, de poder absoluto que cuando moría le seguían a la tumba, seguro que no de muy buen grado, todos sus servidores lo que recuerda a los faraones egipcios; o también los denés que tenían un régimen de castas lo mismo que se puede encontrar todavía en la India.

El gran problema de los indios parece ser que siempre fue la alimentación, aunque solamente comían dos veces al día y no en grandes cantidades, alimentar a sus esposas (normalmente cuatro) y a los hijos representaba mucha dificultad, los que mejor sobrevivían eran los iroqueses pues se dedicaban a la caza, a la agricultura y a la pesca, por lo tanto pasaban menos hambre; en el lado opuesto se podría hablar de los hopis que siendo sólo agricultores tenían más dificultades para sobrevivir. El hambre no fue sólo el causante de la mortandad de los pieles rojas, las enfermedades que trajeron consigo los blancos hicieron verdaderos estragos entre ellos, lo mismo que el alcohol al que los indios llamaban “agua de fuego”. Entre sus alimentos habituales y más apreciados, estaba la carne de perro que cocían y acompañaban de una salsa a base de hierbas.

El hombre blanco al referirse a los pieles rojas solía llamarle salvaje, bárbaro e ignorante. En cuanto a lo de salvaje me cuesta creer que superaran la crueldad mostrada por muchos de los blancos y en cuanto a bárbaro o ignorante supongo que habría de todo y no creo que los blancos que emigraron a esa tierra fueran precisamente gentes con mucha cultura. Como muestra de que entre los pieles rojas también había gente que sabía expresarse, transcribo a continuación un fragmento de una carta y lo que podría ser un pensamiento o un poema. La carta corresponde al jefe indio Noah Sealth como respuesta a la propuesta del presidente Franklin que pretendía crear una reserva y el poema fue escrito por Pie de cuervo, jefe de los pies negros.

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra?
Dicha idea nos es desconocida.
Si no somos dueños de la frescura del aire
ni del fulgor de las aguas,
¿cómo podrán ustedes comprarlos?

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonio de cada insecto, es sagrada a la memoria y el pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.
…………………………….

Noah Sealth


“¿Qué es la vida?
Es el destello de una luciérnaga en la noche.
Es un resuello de un bisonte en invierno.
Es la diminuta sombra que corre por la hierba
y desaparece cuando se pone el sol”

Pie de cuervo

Muchísimo más se podría contar sobre los pieles rojas de los cuales el hombre blanco parece reconocerle solamente su valor y bravura y de los que yo personalmente pienso que tuvieron un gran defecto, creer una y otra vez en la palabra del hombre blanco que les hacía firmar tratados que luego no cumplía, pero no dejo de reconocer que esta no fue la única causa de la desaparición de su forma de vida y de la mayor parte de sus componentes, el gran empuje de los numerosos europeos que llegaron a sus tierras cargados de armas y enfermedades desconocidas entre los indios y con un afán desmedido de poseer tierras y riquezas, no olvidemos la famosa “fiebre del oro”, acabaron con unos seres que tenían más de nobles que de salvajes.

Nota: Las ilustraciones son obras del pintor americano Howard Terpning.