El rincón de Leodegundia

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martes, enero 29, 2008

Corto reinado


Quizás sea Luis I el rey español que ocupó el trono durante menos tiempo, tal es así que casi nadie lo incluye en las listas de reyes y por lo tanto pasa desapercibido. Bien es verdad que tampoco hizo gran cosa para que se le recuerde.

Para situarnos un poco en este tiempo, diré que era el hijo primogénito del primer rey Borbón, Felipe V y de su primera esposa Mª Luisa de Saboya. Felipe V, de carácter más bien apático y melancólico y bastante indiferente en temas de gobierno que no tuvieran que ver con una guerra o una venganza, decidió abdicar en su hijo primogénito y retirarse a La Granja con gran enfado de su segunda esposa, Isabel de Farnesio, que al parecer era la que en realidad gobernaba. Esto sucedía en 1724.

En 1722, como parte de un pacto de alianza franco española, Luis se casó con Luisa Isabel de Orleáns, hija del regente francés y como contrapartida la infanta María Ana Victoria fue enviada a Francia como prometida del rey Luis XV. Esta solía ser la misión de las infantas de todos los reinos, servir como garantía de los tratados. Pues bien, el 9 de febrero de 1724 Luis I fue coronado rey, y el 31 de agosto del mismo año murió por causa de la viruela a los diecisiete años.

Os preguntaréis que tiene de interesante esto que os cuento, hasta aquí nada, pero hay un hecho que le da un cierto interés y es que su muerte fue profetizada en un almanaque.

Para entender esto tendremos que hablar de un personaje no muy conocido pero si muy interesante, Diego de Torres Villarroel. Nacido en Salamanca en 1693, fue un personaje inquieto, despierto, que realizó varios estudios y protagonizó un sinfín de aventuras. A los quince años ganó una beca de retórica. Se ordenó subdiácono en 1715, unos años más tarde se marchó a Madrid en donde desempeñó variados oficios. En 1726 ganó por oposición la cátedra de matemáticas en la universidad de Salamanca pero debido a tener pendientes cuentas con la justicia tuvo que huir a Portugal de donde no regresó hasta ocho años más tarde. En 1745 se ordenó sacerdote. Fue administrador del duque de Alba. Todo esto a groso modo, pero lo que nos interesa es que una de sus ocupaciones fue la de crear un almanaque a imitación de uno italiano en el que se incluían además de información astronómicas, noticias, augurios y predicciones. En el almanaque de 1724 profetizó la muerte de Luis I y este acierto fue muy comentado dada la importancia del personaje protagonista de la profecía y como sucede siempre en estos casos, cada uno opinaba sobre el tema como le parecía, unos decían que había sido casualidad y otros que cosas del diablo.

El acertar en esta profecía no le trajo más que problemas así que él intentó que no se hablara del tema, pero le resultó de todo imposible resistirse a hacer más pronósticos, y en el almanaque de 1756 profetizó la Revolución Francesa con bastante antelación, treinta y tres años, y lo hizo por medio de estos versos:


Cuando los mil contarás
con los trescientos doblados
y cincuenta publicados,
con los nueve dieces más,
entonces tú lo verás,
mísera Francia, te espera
tu calamidad postrera
con tu rey y tu delfín,
y tendrá entonces su fin
tu mayor gloria primera.


En el almanaque de 1766 volvió a acertar de pleno al pronosticar el Motín de Esquilache. Nadie supo nunca que método empleaba para acertar con estos pronósticos pero ahí están y al parecer no fueron los únicos.

martes, enero 22, 2008

¿Es provechoso ser inteligente?

Yo creo que la respuesta que todos daríamos a esa pregunta sería un si rotundo, sin embargo el ser persona inteligente, además de culta y por si fuera poco, bella, no siempre reporta ese provecho que se podría esperar de todo ello y como ejemplo voy a relatar la vida de una mujer que reunía todas esas cualidades y que en lugar de producirle beneficio, la llevó a una muerte horrenda.

Se trata de Hipatia de Alejandría. Esta mujer, nacida en Alejandría hacia el año 370 tenía una mente privilegiada que su padre, Teón de Alejandría, filósofo y matemático, se preocupó de educar. Según el ideal griego, se debía de cultivar tanto el cuerpo como la mente e Hipatia siguiendo este ideal combinó los ejercicios físicos y los baños relajantes con el estudio de las artes, las ciencias y la música.

Cuando su padre consideró que su nivel era más que aceptable, la envió a Roma y a Atenas para que ampliara sus conocimientos, y allí estudió filosofía, astronomía, matemáticas, física y lógica. Una vez terminada su preparación regresó a Alejandría y comenzó a trabajar en el Museo que era una especie de universidad en donde demostró que su inteligencia y preparación era incluso superior a la de su padre. Fue tal su fama que a su casa llegaban alumnos de todo el mundo conocido hasta entonces, entre ellos estaba Sinesio de Cirene que en sus escritos refleja la gran admiración que sintió por esta mujer que llegó a ser no sólo su maestra, ni no también su amiga.

Pero a Hipatia le tocó vivir en un momento en el que el cristianismo, religión oficial, consideraba que tanta sabiduría no era buena y si a eso se añadía que además de mujer era pagana, pues tenía todos los números para ganarse un destino bastante cruel. El obispo Teófilo con sus cortas miras y su fanatismo quiso destruir los libros y los templos helénicos y fue tal la represión, que muchos paganos se convirtieron al cristianismo intentando salvar la vida. Hipatia se negó en redondo y de momento su posición, su fama de persona sabia y sus muchos amigos influyentes le salvaron. Pero cuando las iras se desatan malas son de parar y para suceder al obispo Teófilo llegó el obispo Cirilo que venía con ganas de pelea.

Puede que Cirilo llegara a ese puesto con una cierta predisposición contra Hipatia y a mi entender, existían en él dos posiciones enfrentadas, por un lado la admiraba por su inteligencia, sus vastos conocimientos, por el respeto que todos le tenían y por su belleza, pero por el otro no era capaz de asimilar que una mujer fuera culta y le superara en inteligencia, que ocupara puestos elevados y que además se negara a convertirse dando mal ejemplo al resto de la gente. Quizás le sucedía un poco como a algunos hombres de de hoy en día que no soportan que una mujer esté por su valía en un nivel superior y en lugar de molestarse en subir él a su altura, decide hacer lo posible e imposible por amargarle la existencia.

Y sucedió lo que suele suceder en estos casos: el ambiente se caldea, se corre la voz de que es bruja y hechicera, se soplan a la oreja de personas fanáticas que lo mejor es quitarla de en medio y todo esto que es como una bola de nieve que va cuesta abajo haciéndose cada vez mayor estalla, y un grupo de violentos bien dirigidos por una mano oculta se abalanzan sobre ella, la desnudan, la golpean, la violan y la arrastran por la ciudad hasta su muerte. Se dice que esa mano oculta era la del obispo Cirilo aunque no existan pruebas de que fuera así.

Sea como sea queda claro que el ser inteligente, culta y bella son cualidades positivas pero que no libran a la que las posean de terminar como terminó Hipatia. Por eso, la que tenga estas cualidades, debería de adquirir otra que es el ser lista para poder controlar a los muchos envidiosos que no pudiendo llegar a su nivel deciden que hay que hacer lo que sea para quitarla de en medio.

martes, enero 15, 2008

Marinos y soldados (2ª Parte)

Al día siguiente los ingleses lo intenta de nuevo durante la noche, con unas 25 lanchas que portaban unas 50 personas cada una tratan de entrar en el puerto para prender fuego a las fragatas pero sólo lo logran con una y esto en lugar de darles ventaja sirvió para que con la luz de las llamas los defensores tuvieran mejor iluminación para usar su artillería, así que Gonzalo de Cancio y los suyos dispararon a placer causando mucho daño a los ingleses.

Visto lo visto y después de dos intentos más que también resultaron fallidos, los ingleses después de reunirse en consejo decidieron que las uvas estaban verdes y que se marchaban a buscar otras más maduras en otro huerto. Así lo hicieron y después de unos cuantos ataques por el Caribe de los que no sacaron gran cosa, unas fiebres se apoderaron de los marineros contagiando al mismísimo Drake que llegó a su final el 28 de Enero de 1596. Pero como no es la vida de Drake la que nos interesa, regresaremos a Puerto Rico en busca de nuestro protagonista.

Una vez desbaratada la flota inglesa y por lo tanto ahuyentado el peligro, a los españoles sólo les restaba regresar a casa, pero antes tenían que realizar unas cuantas reparaciones en los barcos y preparar el avituallamiento necesario para el viaje. Dado que la nave capitana de Sancho Pardo Osorio se había perdido en la defensa del puerto, decidió regresar en la fragata Santa Clara que había traído Cancio como almiranta y que así se convertía en capitana. El viaje debió de ser bastante placentero y exento de problemas ya que no hay noticias de él, podemos suponer que ambos parientes disfrutarían de su mutua compañía, sobre todo después de la victoria sobre la flota inglesa, de haber librado a Puerto Rico del ataque y de poder regresar con el cargamento intacto.

Llegaron a España en febrero de 1596 y con ellos las noticias de lo ocurrido, premiando Felipe II a los participantes en tan importante suceso. El Consejo de Indias aconseja a su majestad que:
“…se podía hacer merced al general Sancho Pardo del hábito de Santiago en consideración a sus servicios..”
cosa que aceptó el rey
“Hágole merced del hábito y acude a Francisco Gonçalez que tiene orden de lo que ha de hazer”

Quizás nos parezca un premio bastante pobre y un tanto extraño la concesión de ese hábito, por eso es bueno saber que en aquella época era muy importante el vestir un hábito de las Órdenes Militares pues con eso se conseguía dar más prestigio a un linaje.

A Gonzalo Méndez de Cancio, por Real Cédula dada en Toledo a 22 de marzo de 1596, el rey Felipe II le nombra gobernador y capitán general de La Florida convirtiéndose así en el sexto gobernador de esa zona.

Poder leer documentos de la época nos puede proporcionar datos tan curiosos como la carta de embarque de Cancio y su familia con destino a La Florida que dice así:

“Blas de Urieta, mercader, recibí en una nao por pasajero a Gonçalo Méndez de Cansso, natural del qoncejo de Castopol en Asturias y a doña Magdalena de Luances, su muger, natural de la ciudad de Mondoñedo, y Antonio su hijo, natural de la dicha ciudad, que pasan a la provincia de la Florida. Dáseles licencia en virtud de la cédula de Su Majestad desta otra parte escripta y el dicho Gonzalo Méndez de Cansso será de heredad (sic, por edad) de cuarenta y dos años, de buen cuerpo y gruesso, y doña Magdalena de Luances será de hedad de treinta y tres años, de buen cuerpo, los hojos grandes, y Antonio de nueve años. Echo en Sevilla a veynte y dos de junio de mill y quinientos y nobenta y seis años”

Llegaron a la ciudad de San Agustín en La Florida el 2 de Junio de 1597 tomando posesión de su cargo siguiendo el protocolo establecido para estas ocasiones. Se presentó ante los jueces, oficiales reales, el contador, el tesorero y demás cargos y él con su título y provisión real puso el título sobre sus cabezas en señal de acatamiento, le tomaron juramento del cargo y le dieron las llaves del fuerte en el que se encerró en señal de posesión en presencia de los testigos. Este cargo lo desempeñaría durante seis años.

No fueron precisamente años de ocio y placer, desde su llegada fueron muchos los problemas a los que tuvo que enfrentarse pero dada su capacidad y su carácter emprendedor fue enfrentándose a todos ellos. Al año de su llegada muere Felipe II y su sucesor Felipe III le comunica por medio de una Cédula de 26 de septiembre que ratifica en el cargo y por otra Cédula de la misma fecha “para que… os pongays luto y ordeneys que todos los vecinos de es provincia se lo pongan y se hagan exequias según costumbre…” y para su proclamación como nuevo rey le ordena que “se alcen pendones, y hagan las otras solemnidades que se requieren y acostumbran en semejantes ocasiones….”
En cumplimiento de esta orden, el 24 de mayo de 1599 “hízose la proclamación solemne de Felipe III en San Austín saliendo la tropa con banderas desplegadas, y alzó el Gobernador la bandera en el fuerte. Disparando toda la mosquetería y arcabucería y artillería”.

Tuvo que hacer frente a una rebelión de los indios de la provincia de Guale; a un tremendo incendio en la ciudad de San Agustín; construyó una casa de piedra en la fortaleza para seguridad de la pólvora y municiones; solicitó permiso, que le fue concedido, para nombrar cuatro prácticos de marina “para cuando han menester desembocar las flotas y armadas”; mandó construir a su costa un hospital para sustituir al del convento de los franciscanos que se destruyó en el incendio de la ciudad; construyó una iglesia de madera que según un testigo “no hay otra más decente ni mejor en todas las Indias”; habiendo conocido el maíz y viendo la utilización que los indios hacían de esa planta, promovió su cultivo proporcionando herramientas y semillas y además mandó construir un molino para moler el cereal. Todas estas cosas están reflejadas en distintos documentos que son muy valiosos pues gracias a ellos podemos conocer todo lo que sucedió durante aquellos seis años de mandato de Cancio en La Florida porque era una persona minuciosa a la hora de apuntar todos los detalles.

Fotografía del arca original que todavía se conserva

Regresó don Gonzalo a España en 1604 y a su vuelta trajo en su equipaje dos arcas de madera que portaban las semillas del maíz. Una de ellas, en madera de castaño, todavía se conserva en el solar de los Cancio, mientras que la otra que era de madera de cedro, tristemente desapareció, aunque en 1729 todavía constaba en el inventario de la casa. No volvió a viajar a América pero eso no quiere decir que haya permanecido inactivo pues ocupó algunos cargos públicos. Además promovió el cultivo del matiz en Asturias que supuso una gran riqueza y la eliminación del hambre en una zona de difícil cultivo de otros cereales, pero esa ya es otra historia.

Muere Gonzalo Méndez de Cancio en su casa natal de Casariego el 31 de marzo de 1622, siendo enterrado en un sepulcro del presbiterio de la Iglesia de San Esteban de Tapia, de la que hoy sólo se conserva la capilla mayor.

Iglesia de San Esteban

martes, enero 08, 2008

Marinos y soldados (1ª Parte)

La Historia de España está llena de marinos y soldados que destacaron por su dedicación y profesionalidad, pero no en todos los casos sus trayectorias son suficientemente conocidas a pesar de la importancia de los servicios prestados. Uno de ellos es Gonzalo Méndez de Cancio, personaje de vida apasionante que se le conoce más por haber traído de América las semillas del maíz, planta que resultó ser tan importante para Asturias, que por otros hechos protagonizados por él y de gran relevancia para nuestro país. Cancio fue un hombre muy decidido, buen estratega y de una gran visión cara al futuro.

Tengo la gran suerte de haber conocido a uno de sus descendientes que tuvo la amabilidad de recibirme en su casa para hablarme del almirante, que es como la familia le llama a nuestro personaje cuando se refieren a él y por si esto fuera poco, me mostró algunos de los documentos de la época que obran en los archivos de la Casa de Casariego. No hará falta deciros que disfruté muchísimo con sus explicaciones y que me quedé gratamente sorprendida de la cercanía con la que habla del almirante, como si en vez de ser un personaje que vivió hace más de trescientos años, fuera contemporáneo nuestro.

Es una pena tener que resumir tanta información interesante como me proporcionó, pero no queda más remedio, así que empezaré por decir que los Cancio proceden de la parroquia de Nogueira de Burón en la provincia de Lugo, a finales del siglo XV un miembro de esa familia, Suero de Cancio Villar, vino a Asturias para contraer matrimonio en Castropol y así da comienzo la familia de nuestro protagonista.


Casa de Casariego, del linaje de los Cancio Donlebún en la que
nació y murió Don Gonzalo Méndez de Cancio

Hacia 1554 nace Gonzalo en la casa de Casariego, parroquia de San Esteban de Tapia. De su infancia no se conoce nada, pero a sus 17 años figura ya sirviendo con sus propios barcos en la carrera de las Indias en compañía del capitán general Sancho Pedro Osorio, pariente suyo.

En su servicio al rey, llegó a construir a su costa tres barcos, el primero, una nao llamada “El Apóstol Santiago” con la que protegía los barcos que venían de las Indias, y que se perdió cerca de Madeira. No se amilanó por ello y mandó construir otra similar a la que bautizó como “Nuestra Señora de la Encontrela” en la que llegó a ser capitán, marchando a Tierra Firme, pero esta nave también se perdió a la entrada del puerto del Nombre de Dios (Panamá). Y la tercera, otra nao que fue llamada “María Santísima de la Concepción” y que estaba dotada de trece piezas de artillería y otros pertrechos de guerra.

Sirvió a las órdenes de Alonso de Bazán y por tres veces fue comisionado para hacer levas para la Armada en Galicia y Asturias. En 1593 el rey le nombró capitán de infantería del galeón o fragata que le designase el capitán general Francisco Coloma y en 1595 el rey le da un nuevo nombramiento, el de almirante de la escuadra en la que era comandante Pedro Tello.

Los temporales fueron en muchísimas ocasiones los peores enemigos de las flotas españolas y en ese mismo año en que Cancio fue nombrado almirante, uno de esos temporales descargó sobre la flota de Tierra Firme que mandaba otro asturiano, Sancho Pardo Osorio, que habiendo salido de La Habana con un cargamento importante de oro y plata tuvo que buscar refugio en Puerto Rico. Se enviaron avisos para que mandaran ayuda desde España, pero estos avisos de socorro llegaron también hasta Inglaterra que por aquel entonces era nuestro peor enemigo después de los temporales y claro, no podían pasar esta noticia por alto, si preparaban una expedición, no sólo podrían hacerse con el oro y la plata si no también con Puerto Rico, lugar estratégico en el Caribe.


Ambas naciones deciden enviar una flota, la inglesa mandada nada más y nada menos que por Francis Drake y sir John Hawkins y la española, compuesta de cinco fragatas, bajo el mando de don Pedro Tello Guzmán que viajaría en la capitana y el recientemente nombrado almirante, don Gonzalo Méndez de Cancio. En ese momento ninguna de las dos flotas sabía de la otra, pero no tardarían en encontrarse.

Poco antes de llegar a las Islas Guadalupe, la flota española avistó a dos naves inglesas y el almirante no se lo pensó dos veces, les persiguió consiguiendo capturar a una de ellas. Con la ayuda del clérigo Ricardo Artar, capellán de la almiranta y conocedor de la lengua inglesa, interrogó a los prisioneros y por ellos se enteró de los planes de la flota inglesa. Avisó a la nave capitana y comunicó las novedades a Tello optando ambos por dirigirse rápidamente a Puerto Rico.

Llegados allí, se encontraron con que el general Sancho Pardo estaba enfermo, pero a pesar de ello ordenó que se reunieran los oficiales de más alta graduación para decidir las medidas a tomar ante la inminente llegada de la flota inglesa. Se fortificó lo mejor que se pudo la isla y se reforzaron las fortificaciones con 70 piezas de artillería, se cegó la entrada del puerto hundiendo la nave capitana de la Flota de Tierra Firme y el resto de las naves, con las fragatas que habían llegado de España se prepararon para defender el puerto bajo el mando de don Tello. Toda la artillería de tierra quedó bajo la dirección de Gonzalo Méndez de Cancio.

El día 22 de Noviembre llegó la flota enemiga que fue recibida con fuego de artillería desde los puestos del Morrillo y desde la caleta del Cabrón haciéndola retroceder hacia alta mar. Pero este primer encuentro no salió gratis al enemigo pues en él murieron sir John Hawkins (al que los españoles le llamaban Juan Aquines) y sir Nicholas Clifford, y otros tres capitanes, claro que esto jamás lo reconocieron los ingleses que se empeñaron y empeñan en decir que Hawkins falleció de muerte natural horas antes del ataque. Los ingleses por su parte como no podían hacer nada mejor, aprovechando la noche llegaron en unas lanchas con la intención de prender fuego a las fragatas españolas, pero Cancio que no dejaba de vigilarlos, desde el Castillo del Morro y desde el de Santa Elena se dedicó a convencerlos a golpe de artillería de que no lo hicieran, así que al final los atacantes sólo pudieron quemar una de ella, la llamada “Magdalena”.

Continuará la próxima semana.......

martes, enero 01, 2008

Aclaración

Creo que es necesario que aclare el por qué de los tres nombres que figuran en mi felicitación de Navidad de este año. Di por hecho que, como al reabrir este blog di a conocer los dos nuevos que había creado, todos sabríais quienes eran Algaire y Abedugu, pero veo que no es así pues mucha gente que recibió mi tarjeta me preguntan quienes son, así que voy a explicarlo para que no haya dudas.

Algaire es el nombre que utilizo en el blog de “Pintura y poesía”

y Abedugu el correspondiente al de “Naturaleza maravillosa”

Y aunque Leodegundia, Algaire y Abedugu son en realidad la misma persona, los blogs son totalmente independientes.

Existe la posibilidad de que cuando hago un recorrido por mis blogs favoritos aparezca cualquiera de estos nombres pues todo depende de cual de mis blogs tenga abierto. Los que trabajáis con Blogger sabéis que ahora no es necesario poner el nombre y la dirección, teniendo un blog abierto sale automáticamente, lo que me permite tener un poco más de tiempo para hacer visitas al no tener que escribir ninguna de las dos cosas.

Aprovecho para invitaros a conocer estas otras casas mías, pero ello no implica que tengáis que comentar nada, si os gustan podéis volver a disfrutar de lo allí publicado cuando os apetezca y si alguien quiere participar en ellos, puede hacerlo, pero no quiero que nadie se sienta obligado ni siquiera a visitarlos una sola vez. Pienso que las visitas a los blogs deben de ser voluntarias y no obligadas.

Espero haber disipado todas las dudas.

Un saludo

Leodegundia