El rincón de Leodegundia

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domingo, octubre 28, 2012

Tiempo de lectura


Para los que nos gusta leer es muy importante la aparición de nuevos libros y también la de nuevos autores. Y hoy voy a presentaros ambas cosas, un libro y su autor.

Para Francisco Arsis Caerols escribir es algo importante, le gusta contar historias y las cuenta bien y lleva tiempo haciéndolo a través de relatos, artículos y cuentos. Pero eso no le bastaba y decidió avanzar en el camino literario escribiendo una novela. Escribirla no le resultó difícil, lo difícil vino cuando la quiso publicar pues los problemas que se le presentan a todos los noveles en este terreno son enormes. A los escritores que empiezan no se les da mucho apoyo ni se les allana el camino, todo lo contrario, lo que encuentran son obstáculos que hacen que muchos escritores desistan de su sueño. Pero Francisco no, a pesar de todos los problemas y dificultades que encontró nunca tiró la toalla, siguió luchando y esa lucha tuvo al fin su recompensa, ver publicada su obra.


Quizás la portada del libro nos lleve a creer que es una novela romántica ambientada en otra época y en parte no nos llevará a engaño, pero en esta novela hay mucho más, el romanticismo convive en ella con la fantasía y la historia, lo que hace que desde que se empieza a leerla ya no se puedan despegar los ojos hasta llegar al sorprendente final.

Nunca se debe de desvelar el contenido de una novela porque cada lector debe de descubrir por si solo el interés del libro y en este en concreto a unos les atraerá más la parte histórica mientras que para otros será la fantasía o la aventura romántica. Lo que si se puede hacer es dar pequeñas pistas que figuran en la sinopsis y que sirven para formarnos una idea de lo que podemos encontrar en "El pasajero del tiempo".

En cuanto a la parte fantástica: El personaje principal, Marcos Andrade humilde oficinista alcalaíno, encuentra piso en pleno centro de Madrid, gracias a la inesperada aparición en su vida, de un misterioso anciano llamado Alfredo León. Su vida experimenta un giro de 180 grados cuando, instalado ya en su nueva casa, descubre una inusitada puerta dimensional que le traslada casi un siglo atrás en el tiempo, al Madrid de 1916, reconvertido en el afamado periodista Marco Vassallo.

En el terreno de la historia: Bajo esa nueva personalidad, el protagonista nos irá haciendo partícipes de los acontecimientos más importantes acaecidos en aquel tiempo, no sólo Madrid, sino también en el resto del mundo. La actualidad de la época, el universo cultural, las figuras del deporte y del teatro, la política y la sociedad imperante, incluso la Primera Guerra Mundial, siendo testigos del suceso en el propio frente de la batalla de Verdún, considerada como una de las más sangrientas y largas del conflicto.

Y en la parte romántica: el providencial encuentro del periodista con Marisa Rondal, una de las grandes artistas españolas del momento. A partir de ese instante, la aventura histórico-fantástica se fundirá con la romántica, sumergiéndonos irremediablemente en cada pasaje de la novela hasta su impredecible desenlace.

No creo que sea necesario desvelar nada más sobre su contenido, sólo decir que está muy bien documentada y que es una lectura fácil y amena con la que yo disfruté y que seguro vosotros también lo haréis

domingo, octubre 21, 2012

Bajo tierra

Siempre digo que la Naturaleza es una gran artista y creo que todos estaréis de acuerdo conmigo porque sólo hace falta mirar a nuestro alrededor para encontrarnos con bellísimas flores que lucen todos los colores que nos podamos imaginar; adornos de agua, como ríos o cascadas; hermosos y elegantes animales; puestas de sol; amaneceres…. Pero eso no es todo, bajo tierra la Naturaleza también trabajó durante años para conseguir verdaderas obras de arte.

Hoy nos vamos a adentrar por medio de las fotos de Tawaki en una cueva digna de ser visitada. Se trata de la cueva de Postojna, en Eslovenia. Está bien iluminada así que nos podemos adentrar por esta pasarela.


Tiene unos 20 kilómetros de túneles y galerías adornados con bellísimas estalactitas y estalagmitas, algunas de las cuales se unieron formando una zona de columnas de distinto tamaño y grosor y con formas muy interesantes. Pero tranquilos que no recorreremos esos 20 kilómetros.


No hacen falta muchas palabras ni explicaciones, basta con contemplar la labor de la naturaleza










Si decir, que durante el recorrido podéis pensar que es un lugar bello pero exento de vida, pero no es así, aquí se pueden encontrar unas ochenta y tres especies de animales como arañas, langostas, mariposas, caracoles de agua, murciélagos, ratones... aunque el mas famoso de todos es el proteo y para conocerlo seguiremos el recorrido aquí


¡Gracias Tawaki por estas preciosas fotos!

domingo, octubre 07, 2012

Caídos en el olvido


A veces una simple frase leída en algún sitio te hace cavilar y te lleva por caminos que nada tienen que ver con el tema de lo que estabas leyendo. Y eso me pasó a mi visitando el blog "El Macasar", que me encontré al final de una entrada con esta frase: las cosas simples las devora el tiempo.... No se por qué esa frase me hizo pensar en la cantidad de cosas que devora el tiempo que es como una riada que va arrastrando todo a su paso, cosas que fueron útiles ya no lo son y van desapareciendo de nuestras vidas y caen en el olvido como si nunca hubieran existido hasta que un día reparas en una de ellas que quizás quedó olvidada y piensas que lo que en otro tiempo fue muy utilizado y casi imprescindible hoy sólo es un trasto inútil.

Una de estas cosas que devoró el tiempo son las aldabas. Se podría decir que eran unos buenos medios de comunicación porque servían para avisar en las casas que llegaba un visitante. Por la forma de golpearlas se podía incluso adivinar si el visitante venía en son de paz o con ganas de pelea, si el que llegaba era de la familia o un desconocido, si la llamada era pidiendo entrar o sólo un aviso o señal convenida de antemano.

Poco a poco fueron desapareciendo de las puertas sustituidas por los timbres primero y los interfonos después. Es raro encontrar aldabas en las puertas de los edificios hoy en día, pero recorriendo las calles de la parte vieja de las ciudades todavía se pueden encontrar algunas, la mayoría llenas de polvo u oxidadas que saben que el tiempo que les queda es el mismo que el de las puertas a las que están sujetos, o quizás menos, y el mismo que el de las casas que esas puertas guardaban.






Otras, muy pocas, están mejor conservadas quizás porque los edificios que los conservan quieren mostrar que hubo un tiempo en que casa y dueño eran importantes.





otras más sencillas en los que no se buscaba nada mas que su utilidad.



de algunas ya sólo queda el soporte que todavía le da un aspecto más triste


pero más triste es todavía cuando no quedan mas que dos agujeros en la puerta y que mucha gente ya ni podrá deducir que es lo que en un día no muy lejano había allí.


Si, el tiempo en realidad se lleva por delante a las cosas pequeñas, a las grandes, a las importantes y a las que no lo son.