El rincón de Leodegundia

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domingo, mayo 30, 2010

Aquella música

Yo creo que la música es algo que siempre acompañó al género humano, quizás al principio ni siquiera se dieron cuenta de que era música cuando emitían sonidos con cierto ritmo, pero era música al fin y al cabo.

No hay duda de que la música fue evolucionando y complicándose cada vez más, sobre todo al ir surgiendo nuevos instrumentos musicales que proporcionaban un campo más amplio a la hora de componer al poder emitir sonidos nuevos. Pero así y todo, en el mundo musical hay cosas que no variaron mucho y no me refiero a la música que esa si es diferente, si no al entorno. Tomemos por ejemplo dos épocas bien diferenciadas, la actual y la de la Edad Media, concretamente en los siglos XII y XIII.

En la actualidad existen los compositores y los intérpretes, y en la Edad Media también, dándoles el nombre de trovadores a los compositores y de juglares a los intérpretes. Ahora se trabaja por dinero y renombre y entonces también. En la actualidad muchos hombres y mujeres procuran arrimarse a los ídolos para conseguir fama y entonces también como explicaré más adelante. Todos sabemos que alrededor de los músicos se forman muchos enredos amorosos que corren de boca en boca sirviendo de cotilleo para diversión del pueblo y entonces también, con la diferencia de que ahora las noticias vuelan y entonces tardaban un poquitín más. Ahora la música se almacena en disquetes, discos, CD y en otros medios y entonces y gracias a unas personas interesadas porque no se perdiera esa música, también se recopiló en cancioneros.

Como lo que sucede ahora no es ningún secreto para todos los que vivimos en esta época, voy a pasar a hacer un repaso de lo que pasaba entonces.

Los trovadores no sólo escribían la letra de las canciones, si no también la música lo que indica que esos poetas eran personas preparadas aunque el estrato social al que pertenecían era muy variado, lo mismo podía ser un caballero que un burgués, un barón o un mercader, pero eso si, con un buen conocimiento de la gramática, la retórica y la versificación. Vivian de las ganancias que les proporcionaba su trabajo ya fuera para las cortes que frecuentaban de forma regular o de las que eran, digamos, empleados fijos para dar realce al rey o señor del castillo.

El dinero es necesario para vivir, tanto ahora como antes, así que los trovadores necesitaban que alguien les proporcionara la manutención, la ropa, las joyas, el dinero y cualquier otra cosa que hiciera sus vidas más agradables y el medio para conseguirlo era que el rey lo acogiera en la corte o que algún gran señor lo invitara a su castillo y al parecer la mejor manera de conseguir tal cosa era por medio de las mujeres. Si el trovador escribía sobre la belleza, la bondad y el prestigio de la dama y hacía llegar la noticia cuanto más lejos mejor para que todo el mundo se enterara y las otras damas rabiaran un montón, ella a cambio lo tomaba bajo su protección y al bueno del trovador no le faltaba de nada.

Claro que muchas veces las cosas se complicaban cuando el amor se metía por el medio ya que las damas debían de aburrirse un montón y a los trovadores empapados de tanta poesía se les inflamaba el corazón y se enamoraban con gran rapidez y facilidad y se montaban unos tinglados que no tienen nada que envidiar a los de ahora y tal como ahora también sucede con algunas, llamémoslas damas, rivalizaban unas con otras por conseguir el amor del trovador y cuanta más fama tenía ese trovador más se empeñaban ellas en conquistarlo yo diría que más por salir vencedoras ante las otras que por conseguirlo a él.

Como ejemplo de estos líos podemos destacar lo que le pasó a uno de los trovadores más famosos, Raimón de Miraval. Este trovador fue un pobre caballero con muy pocos bienes, pero tenía una riqueza especial muy valiosa para ganarse la vida en esa época, sus trovas eran muy buenas, sabía mucho de amor y galantería y un don de gentes que hacía que fuera apreciado tanto por hombres como por mujeres, ellos le regalaban caballos, armas y ropa y ellas le pretendían para alcanzar la fama haciendo todo lo que podían para que se enamorara de ellas dando así envidia a las demás. Raimón se enamoró de muchas damas de las que escribió buenas canciones pero que al final por todas ellas fue engañado.

Una de estas damas que le tomó miserablemente el pelo fue Ermengarda de Castras que según cuentan era “hermosa, cortés, amable, instruida y de gentil hablar”. El la amó mucho, le escribió bellas canciones, hizo que su prestigio subiera como la espuma y que su fama llegara a todos lados. La requirió de amores pero ella le dijo que no quería ser su amante pero que si dejaba a su esposa ella le tomaría como marido.

Y el tontín picó, se fue a su residencia y le dijo a su esposa Caudairenga, que también sabía trovar, que no convenía que hubiera dos trovadores en una misma casa así que regresara a casa de sus padres dando por terminado su matrimonio. Pero lo que él no sabía es que la tal Caudairenga tenía un amante al que mandó llamar y con él se marchó la mar de contenta y con el que terminó por casarse. Y cuando él volvió todo ufano a reclamar los amores de Ermengarda, esta había decidido casarse con el barón Olivier de Saissac que de tanto escuchar las bondades, belleza cortesía y todo lo demás que se cantaba de ella se enamoró y la pidió en matrimonio.

No creo que os suenen raras todas estas idas y venidas entre el famoseo ya que ahora también sucede que algunos cambian de pareja con tanta rapidez que es difícil seguirles la pista.

Volviendo a las canciones diremos que tenían una vida más bien corta ya que se cantaban en directo y no todos los que las escuchaban podían luego recordarlas y su expansión geográfica tampoco era muy amplia ya que dependía del recorrido que hiciera el juglar que no debía de ser mucho. Los juglares eran los que cantaban las canciones compuestas por los trovadores que se las entregaban escritas en unos cuadernillos para que se las fueran aprendiendo y gracias a estos cuadernillos pudieron recopilarse las composiciones en lo que se conoce como cancioneros, manuscritos en pergamino en los que se escribía el texto y algunas veces también la música. Para hacer más completos estos cancioneros, algunos compiladores decidieron agregar unos textos en prosa que dividieron en dos partes, una titulada Vidas, en la que se relataban las biografías de los trovadores, de ahí que se puedan conocer las andanzas de los más famosos y otra llamada Razós que son comentarios a sus poemas indicando los motivos por los que los escribieron y a quien iban dirigidos.

Veamos ahora una muestra de la letra de aquellas canciones:

Esta es de Guillén de Cabestany

“La dulce cuita que a menudo me da Amor me hace decir de vos, señora, muchos versos agradables. Pensando contemplo vuestro cuerpo querido y gentil, al que deseo más de lo que doy a entender. Y aunque por causa vuestra me desencamino, no reniego de vos, pues siempre os suplico con afecto leal. Señora, a quien engalana la hermosura, muchas veces me olvido de mi mismo cuando os alabo y suplico”.

Y esta otra de Raimbaut de Vaqueiras

“Ni la calenda de Mayo ni la hoja del haya ni el canto del pájaro ni la flor del gladiolo creo que me agraden, noble dama alegre, hasta que me llegue un veloz mensajero de vuestra hermosa persona que me cuente el nuevo placer para que el amor me atraiga [hacia vos], para que os tenga y me dirijo hacia vos, dama veraz, y caiga el celoso herido antes de que yo renuncie a ello”.

Y la última es de Raimbaut D’Aurenga

“Amigo Ruiseñor, aunque tienes gran pena, alégrate por mi amor con una ligera cancioncilla que llevarás, al amanecer, como regalo a la excelente condesa, allá en Urgel”.

No se que música las acompañaría pero seguro que estaba muy alejada de la que se compone ahora y aunque a nosotros nos puedan sonar tanto letra como música un tanto extrañas no por eso tienen menor calidad que algunas de las canciones que circulan en nuestros tiempos, daros cuenta que la estamos juzgando desde la distancia de unos ocho siglos más tarde y ¿qué creéis que pensarán otos ocho siglos después de letras como esta?

Nunca hemos sido los guapos del barrio
siempre hemos sido una cosa normal
ni mucho, ni poco, ni para comerse el coco
pues yo ya te digo una cosa normal.

Y ahora vamos a la discoteca
si no tienes cuidado te muerden las piernas
bebes un poco
te haces el loco
ves a una niña disimular.

Has sido tú, que crees que no te he visto
Has sido tú, chica cocodrilo
Has sido tú, la que me dio el mordisco
Has sido tú, has sido tú
Has sido tú que crees que no te he visto
Has sido tú, has sido tú
Has sido tú la que me dio el mordisco
Has sido tú, has sido tuuuu…yeah….

Canción de Hombres G


¡No quiero ni pensarlo!



Nota: La letra de las canciones medievales y los datos para la elaboración del artículo fueron tomados del libro “Vidas y amores de los trovadores y sus damas” de Martín de Riquer.

domingo, mayo 23, 2010

Fiestas

España es un país festero por naturaleza, no creo que haya ni un solo día en nuestro país en el que no se celebre algo. Estos días en Oviedo coinciden dos fiestas, la de la Balesquida, conocida también como Martes de Campo y la Feria de la Ascensión.
Como ya hablé de la primera (sobre su nombre dejo un vínculo por si a alguien le interesa) hoy me referiré a la segunda.

La Feria de la Ascensión es un homenaje a la gente del campo y por extensión a los productos que el campo produce. Se premia a los ganaderos, a las explotaciones más destacadas, a las iniciativas, a las labores de formación, a la defensa y difusión del folclore, a la quesería y a la artesanía, pero quizás el premio más emotivo es el que se concede al paisano y a la paisana del año, personas mayores que trabajaron siempre en el campo, este año recayeron en Jaime Miyar Busto de 97 años y en Mª del Carmen Fuente garcía de 92 años.

Se conservan todavía algunos dichos populares como que “Por la Ascensión, cerezas en Oviedo y trigo en León” o este otro “Si llueve el día de la Ascensión, cuarenta días seguros son, uno si y otro no”. Sobre los oventenses se dice: “Xente d’Uvieu, tambor y gaita” lo que quiere decir que aquí somos muy partidarios de la juerga y poco del trabajo, y la contestación no se hace esperar ya que a los carbayones no se les calla con facilidad y responden “Y los de alrededor, gaita y tambor” o lo que es lo mismo, y tú también.

Para estos días hay un menú especial que consiste en menestra del tiempo, carne gobernada al estilo de Oviedo y tarta de queso con cerezas.

El programa de las fiestas es muy amplio, en el Recinto Ferial de la Losa hay un buen número de exposiciones: artesanía, quesos asturianos, embutidos, licores, avicultura, apicultura, folclore, deportes autóctonos, la madera y las herramientas antiguas, la naturaleza, concurso de escanciadores de sidra, etc. etc. En el recinto ganadero de Llanera se realiza una feria de ganado y una exposición de maquinaria agrícola y en las plazas de la catedral y de Porlier un mercau astur. Todo esto amenizado por las bandas de gaitas y los grupos folclóricos que desfilan por toda la ciudad.

Este letrero me lo encontré en el mercau astur y os aclaro que la palabra batan en este caso significa barullo, gran cantidad de gente.

Paso ahora a mostraros algunas de las cosas que vi tanto en el recinto de la Losa como en el mercau astur.

Banco carpintero antiguo con sus herramientas de trabajo y la piedra de afilar.

cocina antigua

animales que nunca faltan en una casa de campo

artesanía (la alfarera me insistió cuado le pregunté si me dejaba hacerle una foto para el blog, en que dijera que era de Agones (Pravia)

ricos productos de los que traje unos cuantos para mi casa, ya que pan, quesos y embutidos nunca deben de faltar

un simpático tiovivo de madera

y como despedida los bailes y las bandas de gaitas que estos días alegran con su música las calles de mi ciudad.

domingo, mayo 16, 2010

Rey León

No, no me voy a referir a la película de Walt Disney, si no a un personaje de cuya existencia me enteré hace poco y que llamó mi atención porque en una mini biografía le dieron el título de León I de Madrid.

Como digo, nunca lo había oído nombrar a pesar de gustarme la Historia, por eso, después de leer esa pequeña reseña me puse a rebuscar y rebuscar y lo que encontré no confirma que se le haya otorgado ese título en ningún momento, lo que si es posible, si es que sucedió, es que se le nombrara Señor de Madrid que es otra cosa.

Veamos, para conocerlo un poco nos iremos al siglo XIV. León VI de Lusignan, último rey de Armenia, era hijo del regente Juan y nieto de Amaury de Lusignan. Fue elegido por los barones armenios que andaban medio atemorizados por la inminente invasión mameluca y que creyeron que para la ocasión era mejor tener un rey que un regente, así que lo coronaron en Sis a toda prisa cosa que no les sirvió para nada ya que los mamelucos con rey o sin él decidieron invadir Armenia y la devastaron rindiéndose el nuevo monarca al que la corona sobre la cabeza le duró menos de un año pues fue hecho prisionero y llevado cautivo a Egipto.

Este reino estaba siempre en la cuerda floja pues era un reino cristiano rodeado de reinos musulmanes y con este golpe el reino desapareció, pero no su rey que como dije fue llevado a Egipto en donde estuvo preso durante dos años. Antes como ahora, casi todo se arreglaba con dinero, sobre todo los rescates de presos importantes que solían escribir a otros reinos para solicitar ayuda en pago a favores que se les habían hecho en otra época. Al parecer en tiempos pasados algunos príncipes habían ayudado a los cruzados en contra el Islam y como todo se paga aunque pasen siglos pues los reyes europeos decidieron pagar el rescate y no sólo eso, si no que le invitaron a venir a la corte.

No se por que razón en el reino de Castilla, Juan I de Tratámara, parece que queriendo ser el más grandón de todos como ocurre casi siempre con los españoles, además de contribuir al rescate, lo acoge en Madrid, le proporciona casa y título de Señor de Madrid, lo que conllevaba unas jugosas rentas al que el tal León no les hizo ascos y él que llegó con los bolsos vacíos cuando decidió marcharse a Francia se fue con buenos dineros.

Esta decisión de cederle los derechos y las rentas de algunas villas, causó un gran descontento entre sus habitantes lo que obligó a Juan I a reconsiderar su oferta cambiando lo de “para siempre” por “sólo mientras viva León”. A este no debió de importarle mucho pues mientras él viviera tendría buenas rentas sin dar, lo que se dice, un palo al agua, ya que mientras residió aquí no hizo absolutamente nada, ni bueno ni malo, sencillamente se limitó a vivir a cuerpo de rey recibiendo unas rentas vitalicias que en realidad debería de haber recibido Juan I al que yo llamaría “El Pardillo”, ya sabéis que casi todos los reyes tenían un apodo y creo que este le vendría bien.

Pero Castilla era Castilla y Francia era otra cosa, de siempre ese país disfrutó de la fama de tener mas glamour que ningún otro lugar, así que un buen día León recogió todas sus cosas y con la disculpa de ir a buscar ayudas para la reconquista de su reino perdido se largó al país vecino en donde al parecer lo recibieron con los brazos abiertos. No hay duda de que este buen señor debía de tener un gran encanto personal ya que sin hacer nada en todos los lugares era bien recibido y agasajado, claro que en Francia posiblemente no le hayan otorgado rentas y derechos como en Castilla, pero ya se sabe que son pelín más tacaños pues grandones como los de aquí debe de haber pocos.

Al fallecer, los dineros que cobraba de Castilla pasaron de nuevo a la corona y su recuerdo se esfumó de tal manera que apenas si se puede encontrar información sobre su vida aunque no deja de ser hecho curioso que merece la pena conocerse.

domingo, mayo 09, 2010

Reír o no reír

No se si es a causa de la crisis que nos tiene a todos con el semblante un tanto serio, que últimamente nos llueven mensajes para que practiquemos la risoterapia técnica que al parecer sirve para todo. Dicen que rejuvenece, relaja, elimina tensiones, ansiedad, depresión e incluso elimina o ayuda a aliviar algunas enfermedades vasculares y respiratorias y un montón de cosas más y claro, como también está de moda, nos dicen que liberamos las muy llevadas y traídas endorfinas, esas que hasta hace poco no teníamos ni idea de poseer y que el diccionario nos aclara que: son sustancias peptídicas producidas de forma natural en el encéfalo, que bloquean la sensación de dolor y están relacionadas con las respuestas emocionales placenteras. ¡Ahí es nada!.

Así que nos animan a reunirnos para reír siguiendo unas técnicas que al parecer provocan la risa. No hay duda de que ver reírse a la gente es mucho mas agradable que verla llorar o verla enfurecida o amargada, pero ¿realmente esa risa que no es espontánea logra el efecto deseado o por el contrario cuando terminas de reír te sientes triste?, triste porque sabes que fue una risa forzada y falsa. Según el doctor Madan Kataria (fundador del Club de la Risa, conocido antes como Yoga de la Risa), quince o veinte minutos diarios de risa te hacen sentir fresco el resto del día porque inhalas más oxígeno y se activa el sistema inmunológico. Comenta que los ejercicios empiezan con una risa falsa y terminan con una risa verdadera y que tanto en un caso como en otro se liberan los mismos agentes químicos porque el cuerpo no nota la diferencia, así que su lema es: finge, finge hasta que la risa sea verdadera.

Al parecer esto de utilizar la risa para mejorar la salud y el estado de ánimo ya viene de antiguo, en China y en India ya existían en tiempos muy lejanos unos templos en dónde la gente iba a practicar la risa y hoy en día parece que esta práctica se está imponiendo en hospitales, escuelas, empresas y centros de la tercera edad. Si, creo que reírse es muy positivo, pero hay ocasiones en que malditas las ganas que tienes de soltar la carcajada, porque dime ¿qué carcajada puede soltar un trabajador al que le pagan una miseria y le obligan a trabajar más de catorce o quince horas? ¿no sonreiría más y mejor si le pagaran un sueldo razonable y tuviera más tiempo libre?.

No quiero ser negativa, no va con mi carácter, así que investigué aquí y allá y después de varias lecturas y ver varios vídeos me enteré de que al menos hay un lugar en donde esta terapia ayuda mucho y es en los hospitales infantiles donde los niños se olvidan por un momento del miedo y del dolor y eso ya sería causa suficiente para alabar los beneficios de la risoterapia.

Pero como todo en esta vida creo que la risa hay que administrarla y utilizarla con moderación no vaya a ser que se haga realidad esa frase que todos escuchamos alguna vez: Morirse de risa. Si, si, si es verdad lo que cuentan alguno se fue al otro mundo por tan alegre causa. Haré referencia a dos casos concretos.

El primero es el de Calcas, importante adivino griego cuyas predicciones tuvieron mucha importancia en la guerra de Troya. Pero no era el único adivino, un vecino suyo le predijo que no bebería del vino de las viñas que estaban plantadas en ese momento ya que moriría. Cuando los viñedos dieron su fruto y este se convirtió en buen vino, Calcas decidió invitar a su vecino para que viera que seguía con vida y este, cabezón él, volvió a decirle que no probaría el vino ya que moriría. Ante tal empecinamiento, Calcas comenzó a reírse cada vez con más fuerza hasta que las carcajadas terminaron por asfixiarle y así se despidió de este mundo y sin probar el vino.

Otro caso hay que es el de Zeuxis, pintor griego muy famoso pues sus pinturas tenía un gran realismo, eran originales y sabía utilizar muy bien los contrastes de luces y sombras, se dice que pintó unas uvas que incluso engañaban a los gorriones. Pero esta maestría le llevó a la muerte por medio de la risa que le dio cuando contempló su última obra, el retrato de una anciana fea como ella sola que quiso que le pintara un retrato de Afrodita pero tomándola a ella de modelo.

Bueno, después de leer todo esto creo que se puede sacar en conclusión que risa si, pero sin pasarse.

domingo, mayo 02, 2010

Hoy con Sor Juana

Sor Juana Inés de la Cruz, por Miguel Cabrera (1695-1768)

Gracias a los medios modernos, hoy podemos entrevistar a una personalidad digna de ser conocida que nos dejó hace ya muchos años pero que su obra sigue tan fresca y actual como cuando la escribió.

Bienvenida a esta tertulia Sor Juana, como usted fue una adelantada a su tiempo no creo que se asombre de encontrarse aquí en estos momentos.

- No, en absoluto

Para conocerla un poco mejor, díganos en dónde y cuando nació.

- Nací en San Miguel de Nepantla, al sureste de la ciudad de México, no recuerdo exactamente ya que hace mucho tiempo, pero creo que fue en el año 1651. Mi nombre era Juana Ramírez de Asbaje. Fui hija natural. Mi padre era español y mi madre criolla y nunca se casaron aunque mi madre, Isabel Ramírez siempre llamaba esposo a mi padre Pedro de Asbaje y Vargas y de mi decía que era hija legítima.

Tengo entendido que fue una niña precoz a la hora de aprender.

- Mi deseo de saber era muy grande y por ello aprendí a leer a los tres años y poco después a escribir. Era tanto mi deseo de aprender que dejé de comer queso porque creía que su ingesta afectaba a la inteligencia y además, me castigaba a mi misma cortándome el pelo si no lograba aprender lo señalado en el plazo que yo misma marcaba.

Supongo que acudiría usted a la universidad.

- No, la universidad estaba vedada para mi, así que tuve que buscarme yo una y la encontré en la biblioteca de mi abuelo, allí aprendí en soledad y con los amigos silenciosos que son los libros. A los ocho años ya componía versos. Luego me trasladé a la capital y allí pude estudiar gramática y latín.

Además de por su inteligencia la fama le llegó por su belleza física.

- Si, y eso me llevó a la refinada corte del virrey Antonio Sebastián de Toledo, marqués de Mancera y de su esposa Leonor Carreto.

Ya que nombra a Leonor Carreto, se comenta que entre ustedes existió algo más que amistad.

- Bueno, la vida en la corte era especial y muchos no distinguían entre amor platónico, los galanteos, admiración y pasión, así que cada uno daba su opinión fuera verdadera o no, supongo que eso no cambió con el paso del tiempo. Quizás lo que movió más a la duda fueron los sonetos que escribí cuando ella murió y en los que ella figuraba con un nombre poético, Laura. Saque usted su propia conclusión teniendo en cuenta que lo que escribí fue esto:

Mueran contigo, Laura, pues moriste,
los afectos que en vano te desean,
los ojos a quien privas de que vean
hermosa luz que un tiempo concediste.

Muera mi lira infausta en que influiste
ecos, que lamentables te vocean,
y hasta esos rasgos mal formados sean
lágrimas negras de mi pluma triste.

Muévase a compasión la misma Muerte
que, precisa, no pudo perdonarte;
y lamente el Amor su amarga suerte,

pues si antes, ambicioso de gozarte,
deseó tener ojos para verte,
ya le sirvieran sólo de llorarte.

Hubo otras dos mujeres con las que también se la relacionó, María Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes marquesa de la Laguna y María Elvira de Toledo, condesa de Galve.

- Mi vida en la corte fue breve y se me juzga más por lo que escribí entonces que por lo que hice. No se tiene en cuenta que la mayor parte de lo que escribí en esa época era por encargo, lo que sucede es que en mis obras se habla mucho de amor, de los devaneos, de los celos, enamoramientos y desenamoramientos, agravios y desagravios y quizás lo escribí tan bien que parecía tener un gran conocimiento de todo ello. Sírvale esto de muestra:


Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos,
susténtase de llantos y de ruegos.
………………………….

Pero no sólo escribí al amor, entre mis obras hay también romances sacros, villancicos, autos sacramentales y también tuve contacto con la música y la pintura.

A pesar de su éxito en la corte, un buen día decide dejarlo todo e ingresar en un convento ¿por qué?

- Bueno, se que es difícil entenderlo pero en esa época el destino de las mujeres estaba enfocado casi siempre hacia el matrimonio y pensé que la vida del convento me daría más oportunidades para el estudio y así poder seguir ejerciendo lo que me gustaba que era escribir y seguir aprendiendo y aunque tendría que estar bajo unas severas normas, eso no impediría el sentirme libre para seguir con mi vida intelectual pues los conventos eran centros de gran actividad literaria y artística y con acceso a unas valiosísimas bibliotecas, no se si ahora es lo mismo; sin embargo, someterse a la autoridad marital me hubiera impedido realizarme como persona libre. Además la vida frívola de la corte y las intrigas que allí se vivían para alcanzar favores me llegaron a cansar pues no iban con mi carácter.

Pero su estancia en el convento no duró mucho.

- Tengo que reconocer que mi estancia en el convento carmelita fue un fracaso, sólo aguanté tres meses aquellas duras normas, pero un convento era mi destino así que año y medio después tomé los hábitos en el convento de San Jerónimo y allí adopté el nombre por el que ahora todos me conocen: Sor Juana Inés de la Cruz. Y allí fui feliz porque me pude dedicar a lo que más me gustaba, leer y escribir. Además podía recibir visitas que ampliaban mi mundo intelectual como por ejemplo Carlos de Sigüenza o Góngora, sin olvidar al virrey y su esposa con los que seguía en contacto.

Durante su estancia en el convento escribe usted muchísimo y su fama se acrecienta llegándosela a conoce como la “Décima Musa”, dígame, ¿esto no creaba además de amigos también enemigos?

- Así es, yo no era una persona con un comportamiento digamos normal, una mujer que adquiere fama por su intelecto, que vive en un convento pero sin abandonar sus aficiones a escribir, los estudios y el arte hacen que al igual que mueve a algunos a la admiración, mueve a otros a la envidia y esto me lleva a ser considerada inaceptable dados los perjuicios de la época, sobre todo desde el punto de vista de algunos hombres.

Pero la envidia me imagino vino también de parte de las mujeres a pesar de que usted siempre luchó por sus derechos de educación y libertad.

- Cierto, a los hombres no les gustaba que me situara a su nivel intelectual y a las mujeres les parecía mal que alcanzara unas metas a las que ellas no podían llegar y aunque les hubiera gustado hacer lo mismo que yo, en sus adentros sabían que unas no valían y otras no se atrevían.

Entonces los aplausos y la fama no le dieron precisamente felicidad

- Pues no, fueron muchas las críticas que recibí y las que más me dolieron fueron precisamente las de las personas que se suponía más me querían diciendo que lo hacían por mi bien.

Bueno, es que usted con algunos de sus escritos quiso poner a los hombres en su sitio, recordemos ese poema que empieza diciendo:

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;...

y que unos versos más allá les plantea una pregunta que supongo les hizo sonrojar y que dice así:

¿O cual es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?

- Siempre me molestó la falsedad de los hombres en ese sentido, acusando a las mujeres de algo que ellos propician.

Me gustaría preguntarle por algo que creo que es importante y quizás en su caso no muy conocido, me refiero al dinero. Para entrar en el convento se necesitaba una dote y para comprar libros y formar una biblioteca como la que usted tenía también. Teniendo en cuenta que usted provenía de una familia humilde ¿como financiaba todo esto?

- Hay que tener en cuenta que en esa época las letras y las artes se beneficiaban de los mecenas que protegían a los artistas y a los escritores y las relaciones con esta gente importante nos permitía conseguir dinero y favores a cambio de nuestro trabajo. Así D. Pedro Velásquez de la Cadena fue el que pagó mi dote para poder entrar en el convento.

Pero uno de los votos en los conventos era el de pobreza

- Si, pero algunas podíamos tener bienes propios llamados reserva y yo tenía el mío gracias a lo que cobraba por mis trabajos literarios y además al desempeñar el cargo de contadora del monasterio me permitió hacer negocios e invertir el dinero consiguiendo buenos intereses.

No hay duda de que fue una gran defensora de los derechos de la mujer enfrentándose en su lucha tanto a civiles como a religiosos, pero al final, incomprensiblemente, usted se rinde y deja que ellos le ganen la partida ¿por qué?

- Las cosas se pusieron un tanto revueltas, había muchas intrigas en el convento, en el clero y en la política y a mi me cogieron en el medio y de poco me sirvió defenderme y contraatacar. Quizás la cosa empezó cuando yo hice una crítica a un sermón del jesuita portugués Padre Antonio de Vieyra, era una crítica respetuosa pero en la que di mi opinión sobre los temas que él expuso, opinión a la que sigo pensando tenía derecho pero que fue aprovechada para la lucha que el obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz tenía con otro prelado motivada por una disputa teológica. El obispo publicó mi carta sin mi permiso y la prologó bajo el nombre de Sor Filotea de la Cruz. Yo le contesté y eso desencadenó un ataque furibundo en el que se me acusaba de cuestionar los valores de una sociedad patriarcal y se me recomendaba que me dedicara mas a lo divino y menos a lo humano como correspondía a una monja.
Fueron momentos muy duros para mí y al final cedí a las presiones y a las amenazas renunciando a todo lo que había defendido hasta entonces. Se me obligó a deshacerme de mi amada biblioteca y de todo aquello que me ligaba al mundo de fuera del convento. Quizás ya nada tenía importancia pues mi final estaba cerca, una epidemia atacó el convento sufriendo yo un contagio mientras cuidaba a las monjas enfermas y aquello me condujo a la muerte.

Muchas gracias Sor Juana, esta entrevista nos ayudará a conocerla mejor a pesar de la distancia en el tiempo y no quisiera despedirla sin disfrutar de otro de sus sonetos


Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si el imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.


Nota:
La mayor parte de la información para este artículo fue sacada del libro "Antología poética" cuya selección e introducción es de José Miguel Oviedo y de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, en un artículo de Antonio Rubial garcía.