El rincón de Leodegundia

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jueves, enero 25, 2007

Premonición


En la vida de algunas personas suceden cosas que nadie puede explicar y que terminan por dar lugar a leyendas más o menos fantásticas y eso es lo que le sucedió a María Hore Ley.

Esta mujer, nacida en Cádiz en 1742, era hija de Miguel Hore y María Ley, irlandeses establecidos en la zona y dedicados al comercio. Fue bautizada con los nombres de María, Gertrudis, Catalina, Margarita, Josefa y Sabad, pero, a pesar de tanto nombre, fue mas conocida por el apodo de “La Hija del Sol”, con el que firmaba sus escritos.

Para la época en que le tocó vivir, parece que tuvo una formación bastante amplia, que complementada con su gran afición a la lectura y facilidad para versificar la convirtió en una poetisa que escribía bajo el seudónimo ya citado. Físicamente estaba dotada de una gran belleza lo que quizás propició el sobrenombre de Hija del sol.

En agosto de 1762, Maria Hore se casó con Esteban Fleming, hombre de negocios de origen inglés, del Puerto de Santa María en donde fijarán su residencia. A poco de la boda Esteban tuvo que viajar a La Habana por asunto de negocios y para no dejar sola a su mujer, la llevó a casa de su madre que vivía en la isla de San Fernando, quizás los celos promovidos por la belleza de su esposa y por el apasionamiento que ella reflejaba en sus versos le llevaron a alejarla lo más posible del círculo de amistades, pero cuando las cosas tienen que suceder, suceden.

Allí conoció a un apuesto oficial de la marina Real, don Carlos de las Navas, que como suelen decir en todas las historias de amor “se enamoró perdidamente de ella” y por lo que se ve María aceptó sus galanteos permitiéndole incluso entrar en su casa, utilizando una pequeña puerta trasera que daba a un pantano llamado “La Albina” que separaba la ciudad del mar. El secreto de estas visitas estaba apoyado por Francisca, la criada negra de María, que era la que abría la puerta cuando sonaba la señal convenida.

Un día, el marino tuvo que desplazarse a Jerez para asistir al entierro del que había sido su capitán general por lo que María se extrañó al escuchar la llamada de costumbre en la puerta que daba al pantano, consultó con la mirada a Francisca y esta decidió abrirla viendo como entraba don Carlos embozado en una capa y seguido de otros dos hombres también embozados que sin decir palabra dieron unas cuantas puñaladas al enamorado desapareciendo a continuación tan en silencio como habían llegado.

Las dos mujeres asombradas y asustadas apenas si podían reaccionar, pero temerosas de lo que les pudiera pasar, cogieron el cadáver y lo arrojaron al pantano para a continuación limpiar toda la escena del crimen procurando que no quedara señal alguna de lo que había ocurrido.

La sorpresa fue mayúscula cuando al día siguiente María, que pálida y nerviosa estaba sentada en el mirador, vio aparecer en la calle a la brigada de Marina procedente de Jerez y al frente de cuya formación iba don Carlos que con su discreción habitual la saludó con una sonrisa.

Repuesta del susto, ella y Francisca se dedicaron con toda la prudencia posible a comprobar los movimientos de don Carlos para averiguar si en algún momento había salido de Jerez aquella noche, cosa que no había hecho. Luego indagaron por si hubiera aparecido algún cadáver en el pantano, pero el resultado también fue negativo. Todas estas pesquisas con resultado negativo alteraron a María hasta el punto que en pleno ataque de nervios confesó su pasión y su culpa decidiendo escribir una carta a su marido explicándole su infidelidad y pidiéndole licencia para entrar en un convento.

Como es de suponer, su marido se la concedió a toda prisa y Roma mandó una bula especial para que pudiera profesar en el convento franciscano de Santa María de Cádiz, donde ingresó en 1779 y vivió hasta su muerte el 9 de agosto de 1801, siendo enterrada en un patio de dicho convento.

Lo que le pasó, ¿fue un sueño o una premonición de lo que podía haber pasado si siguiera encontrándose con su amado?, no se sabe ni creo que llegue a saberse jamás, pero la historia está ahí y quedó reflejada en un cuento escrito por Cecilia Böhl de Faber titulado “la Hija del sol”, en el que asegura que la historia es cierta.

No por entrar en el convento dejó de componer, al parecer durante veinte años siguió escribiendo versos tristes que enviaba a veces al “Diario de Madrid” firmados con las letras: L.H.D.S., iniciales de su apodo La Hija del sol.

Su fama como poetisa quizás no fue grande aunque fue incluida en una Antología de Poetisas que publicó la Real Academia Española, la mayor fama por lo que se ve se la dio su hermosura y dicen que José María Pemán escribió sobre ella: “Yo estoy seguro que fue su gran belleza física la que le valió su apodo. Aunque se ha repetido desde los manuales de literatura hasta la Antología de Poetisas de la Real Academia que sus versos eran bellos, la que era bella, indudablemente, era ella”.

Sólo pude conseguir el final de una de sus obras, la titulada “Aviso a una joven que va a salir al mundo” y que dice así:

“Esta es Filena mía
la ignorante ambición de nuestro sexo;
a esta ruina impía
la incauta joven vuela
cuando al mundo se entrega con exceso.

Huye de aquel embeleso
con que al alma la abisma,
y cuando en él vieres
evita sus placeres:
sé custodia severa de ti misma,
que si te encuentra fuerte,
perderá la esperanza”.

viernes, enero 19, 2007

¿Irracionales?

A los seres vivos llamados animales se les divide en dos grupos, los considerados racionales (los humanos) y los irracionales (los otros).

Profundicemos un poco y tiremos de diccionario:

Animal : 1. m. Ser orgánico que vive, siente y se mueve por propio impulso.
Hasta aquí yo diría que los grupos son iguales.

Racional: 1. adj. Perteneciente o relativo a la razón.
Irracional: 1. adj. Que carece de razón. Apl. a animales, u. t.
Esto nos lleva a la primera frase. Sigamos.

Razón: 1. f. Facultad de discurrir.
Discurrir: 6. intr. Reflexionar, pensar, hablar acerca de algo, aplicar la inteligencia.
Inteligencia: 1. f. Capacidad de entender o comprender.
2. f. Capacidad de resolver problemas.
5. f. Habilidad, destreza y experiencia.
Primera pregunta: ¿Es que los animales no discurren, no reflexionan, no hablan (a su manera) y no aplican su inteligencia?

Estudiemos algunos casos de comportamiento de los animales:


En África hay un ave llamado pájaro indicador o guía de miel al que le gusta muchísimo este producto de las abejas, sabe localizar la colmena pero no puede abrirla. En la misma zona vive otro animal, el ratel, al que también le gusta la miel, es capaz de abrir la colmena, pero no de localizarla. ¿Y que hacen?, se unen y trabajan juntos, el pájaro vuela por la pradera en busca de colmenas y cuando las encuentra se sitúa cerca y emite un canto estridente, el ratel le oye y se acerca, con sus garras afiladas rompe la colmena y ambos se ponen morados de miel.

No sólo discurren, también aplican su inteligencia.

Buscar protección no es sólo cosa de los humanos, los otros animales también la necesitan, es el caso de las rémoras, que muy sabiamente viajan pegadas a los tiburones por medio de ventosas, porque los demás peces a los que les gusta paladear una buena rémora se miran muy mucho antes de acercarse a un tiburón. La rémora nada bien pero prefiere viajar sin cansarse, pero eso si, digamos que a cambio paga un pequeño billete en forma de señora de la limpieza desparasitando a su transporte de crustáceos y moluscos tanto en su piel como en su boca y branquias y de vez en cuando deja su vagancia habitual y pesca algún pez por su cuenta.

¿No es aplicar la inteligencia el buscarse tan buena protección? y viéndolo desde otro punto, ¿no os recuerda este animalito a alguno de los llamados racionales?, ya sabéis eso de que “El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.


¿Creéis que sólo los humanos usan herramientas para hacer sus trabajos o conseguir alimentos?, pues no, otros animales también lo hacen.

Las nutrias de mar usan herramientas para conseguir su comida. Cuando consiguen su alimento preferido, bucean hasta el fondo del mar, sacan una piedra, la ponen sobre su estómago, y luego, nadando de espaldas, la usan como un martillo para romper las conchas de los mariscos con que se alimentan.

Lo mismo que el alimoche que para romper la dura cáscara de los huevos de avestruz toma en su pico una piedra y la lanza repetidamente sobre él hasta que se rompe.

Quizás estéis pensando que eso tampoco es para tanto, que para utilizar una piedra tampoco hace falta reflexionar mucho ni ser muy inteligente, pero ¿qué me diríais del caso siguiente?


El cuervo de Nueva Caledonia se fabrica él solito las herramientas necesarias para procurarse el alimento y sólo con el pico, sin manos, que no las tiene. No sólo usa palitos de diversos tamaños que él mismo corta a la medida necesaria y que le sirven para sondear agujeros, también hace punzones y lo mas curioso y difícil, ganchos para agarrar algo que no se pueda extraer con un simple palito. Para hacer estos ganchos corta primero una ramita de otra más grande dejando al final un trocín para que sirva de gancho; o también busca una hoja de viña silvestre que en su base tiene un gancho, la pela cuidadosamente hasta que sólo queda el nervio central y ¡voilà! tiene un gancho perfecto.

Os dejo esta imagen de un sello de correos de Nueva Caledonia donde se puede ver a uno de estos cuervos en plena faena y a su lado algunos de los ganchos elaborados por él.

¿Qué todavía no os parece bastante?, pues otro ejemplo.


El pájaro sastre elabora sus nidos con hojas cosidas. Mientras la hembra le lleva el material, el macho perfora con su pico los bordes de una hoja grande y luego pasa por los agujeros un cordón que hila él mismo con lana, estopa o tela de araña. La hoja una vez cosida se forra con musgo y plumas de otras aves.

¿Qué os parece?. Yo diría que ni los humanos son tan racionales como se cree, si no, no cometerían tantas barbaridades como cometen, ni los animales tan irracionales como se dice, lo que sucede es que como desde que nacemos se nos inculca que los animales son seres inferiores, no distintos, sólo inferiores, pues ya no nos molestamos en estudiar su comportamiento como deberíamos y si lo hiciéramos tal vez aprenderíamos mucho. Me diréis que los animales no avanzan en las ciencias como los humanos, que viven un tanto estancados en su forma de vida, pero, ¿no serán ellos más felices con su vida sencilla que los humanos que avanzan mucho pero no logran encontrar la felicidad?

Creo que es necesario respetarlos y darles los derechos que se merecen, no usar la crueldad con ellos porque ellos no son crueles, si matan es por necesidad o defensa no como el hombre que mata incluso por placer; son nobles y fieles, dos características que desgraciadamente no se dan demasiado en el ser humano y respetan la Naturaleza mucho mejor que nosotros.

Hay quien piensa que las personas que amamos y defendemos a los animales lo hacemos en detrimento de los humanos y no es así, se puede ayudar y defender a ambos al mismo tiempo, lo mismo se puede procurar alimento y protección para los animales abandonados como para las personas necesitadas, niños hambrientos o personas enfermas, dar a un lado no significa quitar del otro, con buena voluntad y siendo desprendido se puede compartir lo mucho que tenemos y que a veces no valoramos lo suficiente, con aquellos, humanos y animales, que lo necesiten.

miércoles, enero 17, 2007

Meme literario

Jubilado me invita a realizar uno de esos “Memes” que andan viajando por la blogosfera. En él se pide “reproducir el quinto párrafo de la página 123 del libro que esté leyendo en este momento”.

Pues bien, acepto la invitación pero con una pequeña modificación, pues en la página 123 solamente hay tres párrafos, así que espero que valga el tres por el cinco.

El libro, como podéis ver en la fotografía se titula “Los tres reyes”, de Ignace Dalle, pero no os confundáis, no se refiere a los Magos, si no a los tres reyes marroquíes que subieron al trono desde la independencia hasta hoy, o lo que es lo mismo Mohamed V, Hasan II y el rey actual, Mohamed VI.

Compré este libro como ampliación a otro ya leído que se titula “Vecinos alejados” de Ignacio Cembrero que habla de la crisis en las relaciones hispano-marroquíes y aunque mi interés no se centre exactamente en la biografía de estos personajes, me pareció interesante para ampliar los datos y poder así llegar a entender mejor las malas y difíciles relaciones que nuestro país tiene con este vecino ta cercano físicamente como lejano en el entendimiento y para ello es importante conocer también la vida de estos reyes que nos muestran como es la mentalidad de nuestros vecinos tan diferente a la nuestra.

A mi entender, creo que hubo suerte con el párrafo seleccionado, pero que cada uno saque sus propias conclusiones. Dice así:

"Este año de 1957 el cielo es particularmente generoso con Mulay Hassan: el 10 de Julio es investido príncipe heredero. Su padre pensaba en ello desde que él se hallaba en su más tierna infancia. En su libro de recuerdos, Stephen Hughes subraya que “es curioso que este principio – la primogenitura – fuese adoptado bajo la férula del militante de izquierdas Mehdí ben Barka, entonces presidente de la efímera Asamblea Nacional Consultiva. En efecto, ésta había aprobado una resolución a este respecto en un momento en que las relaciones de Ben Barka con el joven príncipe Hassan eran más bien cálidas, y que tenía su origen en la época en que era su profesor de matemáticas. Ben Barka me había confesado que creía que la sucesión por primogenitura “aportaría estabilidad y continuidad”, algo que quizás lamentó más tarde, cuando dejó de ser amigo de la monarquía para convertirse en su enemigo”.

Y como se suele decir: “Hasta aquí puedo leer” y como no se ya quienes habrán realizado este Meme, dejo la invitación a quienes quieran recogerla.

Por cierto ¿por qué se llama Meme?, no suena bien, si alguien lo sabe, por favor me lo explique.

viernes, enero 12, 2007

La piñata

Mi primer contacto con una piñata fue en mi niñez en casa de una amiga el día de su santo. Su tía Paca acababa de llegar de México y quiso que se celebrara la fiesta de una forma diferente y para ello confeccionó un muñeco de papel que en su interior tenía una bolsa llena de confeti, caramelos, chicles, chocolatinas y algún que otro juguete de pequeño tamaño. Colocaron una polea en el techo y por ella pasaron una cuerda que ataron al muñeco, una de las personas mayores era la que tiraba de la cuerda para que el muñeco se moviera y no pudiera ser alcanzado con demasiada facilidad por el niño que con los ojos tapados y armado con un palo debería de golpearla hasta romperla. La piñata debía de durar por lo menos hasta que cada niño tuviera la oportunidad de probar suerte de convertirse en el héroe que había logrado sacar de las entrañas del muñeco todas las golosinas.

Al principio todos reaccionamos con un poco de miedo pues eso de que nos taparan los ojos y nos dejaran a solas en medio del corro que formaban todos los demás nos hacía sentirnos inseguros, pero luego el ambiente se fue caldeando y los gritos eran cada vez más fuertes, unos intentando ayudar al que manejaba el palo “arriba, arriba” “dale fuerte” “a tus espaldas, dale tonto, lo tienes detrás” y otros dándole la posición equivocada para fastidiarle y entonces el niño se envalentonaba y empezaba a solmenar palos a diestro y siniestro saliéndose a veces del centro del corro y atizándole a alguno de los que gritaban y esperaban turno para hacerlo mejor, porque claro, los toros siempre se ven mejor desde la barrera, aunque otro cantar era cuando a uno le tocaba el turno y sus ojos ya no veían.

La persona que manejaba la cuerda sabía hacerlo bien y si veía que el que tenía que golpear al muñeco no acertaba se lo solía bajar hasta que le rozaba la cabeza o la espalda y entonces el niño se convertía en una máquina de dar palos a velocidad de vértigo lo que producía gran alboroto en los demás asistentes a la fiesta.

Esta primera experiencia fue todo un éxito y la tía Paca tuvo que repetir piñata durante muchos años y creo que no me equivoco si digo que en el fondo todos hubiéramos deseado tener una tía Paca, porque a parte de hacer unas fiestas divertidas era una mujer buenísima con una paciencia infinita para con todos nosotros que éramos una pandilla de gente menuda bastante ruidosa y traviesa.

A raíz de este primer encuentro con una piñata, siempre creí que era una fiesta de origen mexicano, pero luego me enteré que posiblemente sea chino. En las celebraciones del Año Nuevo en China se construía un animal de papel cubierto de papeles de colores y le colgaban herramientas agrícolas, estaba relleno de cinco tipos diferentes de semillas que caían cuando los muñecos eran golpeados con palos y cuando el muñeco ya estaba vacío se quemaba y la gente trataba de recoger sus cenizas pues era creencia popular que daban buena suerte para todo el año.

Al parecer, Marco Polo presenció una de estas fiestas y le pareció que merecía la pena traer esa idea en su vuelta a Europa. Fue introducida en Italia en donde le dieron el nombre de pignatta y además un sentido religioso utilizándolo en las fiestas de Cuaresma. La piñata se confeccionó con una olla de barro cubierta de papeles de colores brillantes dándole el significado del mal, pegarle a la piñata con los ojos vendados representaba la fe, ya que es creer sin ver; el palo representa la fuerza de la virtud que lucha contra el demonio y el relleno de la piñata es el premio que Dios concedía al que venciera al mal. Como veréis cada uno hace la interpretación que mas le conviene. Por si esto fuera poco, las piñatas clásicas estaban decoradas como una estrella de siete picos que representaban los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza (el que hizo la de la foto se comió un pecadillo pues sólo tiene seis picos) o también se podía representar con una forma de esfera con siete conos sobresalientes, cada uno con una banderola en su extremo y estos conos también representaban a los pecados capitales.

El viaje de la piñata no terminó en Italia, luego pasó a España y de aquí América en donde no la conocían, exceptuando en Méjico que tenía algo similar, al parecer los mayas tenían un juego consistente en romper con los ojos tapados una olla de barro llena de chocolate que se balanceaba sujeta por una cuerda por lo que lo de la piñata no les debió de parecer nada novedoso.

Pasado el tiempo la piñata dejó de tener un significado religioso para quedar solamente en algo festivo que fue como yo la conocí y años más tarde, cuando mis sobrinos eran pequeños yo me convertí durante un tiempo en una nueva tía Paca y elaboré muchas piñatas que alegraron sus fiestas de santos y cumpleaños, es una pena que no haya hecho fotografías de todas ellas pues algunas lo merecían, sólo pude recopilar estas cuatro que además son de muy mala calidad y que os pongo a continuación.

Estos muñecos los hacía partiendo de una bolsa de papel resistente a la que le ponía una cabeza que unas veces era pintada por uno de mis hermanos que pinta muy bien y otras veces era hecha por mi con tela en la que bordaba los ojos la nariz y la boca y para el pelo usaba lana. El relleno de la bolsa era el clásico confeti, caramelos, globos y una buena cantidad de juguetes pequeños que además tenían que ser resistentes a los golpes lo que me hacía recorrer muchas jugueterías buscando los más adecuados. Luego les hacía los brazos y las piernas, los zapatos y la ropa utilizando papel rizado de distintos colores todo cosido a mano y con mucho cuidado pues el papel no es difícil de coser pero si fácil de romper.

Entre todas las que hice, que como ya dije fueron muchas, dos destacaron por el comportamiento que tuvieron los niños cuando se enfrentaron a ellas y fueron dos casos totalmente opuestos. Una representaba a una ratita preciosa, quizás una de las mejores a mi entender, era tan guapa que ningún niño quería pegarle y pasó bastante tiempo antes de que uno de los niños decidiera darle el primer palo. La otra fue el caso contrario, en esos días estaban poniendo en la tele la película de Heidi y a mi se me ocurrido que hacer una piñata representando a la señorita Rottenmayer era una buena idea ¡y vaya si lo fue!, mi hermano había pintado la cara que claro, era clavadita a la Rotten y yo le confeccioné la ropa copiando por el dibujo de uno de los cuentos de Heidi, así que era como si la señorita hubiera tomado vida y nada más verla todos eran voluntarios alzando la mano para empezar la paliza, la persona que manejaba la cuerda menos mal que era hábil y logró que todos los asistentes a la fiesta pudieran desahogarse antes de que la piñata se rompiera.

Luego los niños crecieron y dejé de fabricar piñatas pero todavía hoy recuerdo lo animado de aquellas fiestas y lo felices que estaban los niños al saber que contarían con una en su celebración.

jueves, enero 04, 2007

Invento singular

Cuando la necesidad aprieta es cuando se echa a volar la imaginación para encontrar la solución a los problemas y así es como nacen muchos de los inventos, unos tienen éxito y otros quedan relegados al olvido por diversos motivos: demasiado costosos, demostración de su ineficacia, por lentitud en su desarrollo, etc.etc.

Entre los que fueron relegados se encuentra el portaaviones de hielo. No se si alguno de vosotros habrá oído hablar él, yo en realidad hace poco que supe de su existencia o mas bien de su “casi existencia”.

A los americanos ya se les había ocurrido utilizar hielo, concretamente iceberg para dañar los puertos alemanes, el proyecto consistía en enviar barcos al Polo Norte para que arrastrasen esos enormes bloques de hielo hacia las costa alemanas procurando dejarlos a la deriva para que fueran empujados por las corrientes marinas hacia las instalaciones portuarias. La idea no era muy brillante, así que pasó a mejor vida, pero los ingleses la retomaron con un uso bastante diferente.

A mediados de 1942 los alemanes estaban en posición de hacerles la vida imposible a los Aliados pues sus submarinos obstaculizaban el tráfico de mercancías y armamento entre Estados Unidos y Gran Bretaña y a pesar de que los ingleses disponían de una excelente fuerza aérea, la falta de portaaviones o de aeroplanos de largo alcance hacía imposible la localización y hundimiento dichos submarinos.

Estudiada la capacidad aliada para construir esos portaaviones tan necesarios, se llegó a la triste conclusión de que tanto el hierro como el acero del que podían disponer eran insuficientes, por lo que era necesario buscar otro material fácil de obtener y aquí fue en donde a un científico inglés llamado Geoffrey Pyke se le encendió una lucecita en su cabeza y dijo: ¡Eureka, ya lo tengo, pistas de aterrizaje de hielo!.

Al principio parece que el único que estaba contento con la idea era el científico, los demás no lo veían claro, pero como no tenía otra cosa Churchill ordenó iniciar los estudios preliminares y mientras Goffrey y sus coleguillas se pusieron manos a la obra, los demás se pusieron a pensar en un nombre a este proyecto pues como ya se sabe, todo proyecto tiene que ser bautizado debidamente.

Tiraron de Biblia y decidieron llamarle “Habacuc”, ¿por qué? pues porque ese era el nombre de un profeta que había escrito un libro que forma parte del Antiguo Testamento y que en el versículo 5 del primer capítulo figura esta frase atribuida a Yahveh: “Mirad a las naciones y ved, y quedareis sobrecogidos y estupefactos, pues está para cumplirse en vuestros días una obra que, si os la contaran, no la creeríais”. La verdad es que fue bien elegida pues para quedarse estupefactos era lo del portaaviones de hielo.

La cosa empezó por la captura de icebergs en el Atlántico Norte y ahí surgió el primer problema, a pesar de su poderosa apariencia, no soportaban el peso de los aviones. De nuevo hincaron los codos para pensar en la solución y recurrieron al hielo artificial lo que resultó aún peor porque era más quebradizo. El tiempo iba pasando sin que se encontrara la solución así que se pensó en dar por terminado el asunto, pero desde América les llegó un nuevo aire de esperanza, en un instituto de Estados Unidos habían descubierto la forma de endurecer el hielo hasta extremos que nadie hubiera podido pensar, incluso se lo podía trabajar en un torno como si fuera una pieza de acero y la clave era tan sencilla y tan barata como añadir un 14% de serrín al agua mientras esta se congelaba. Y como todo debe de ser bautizado, a este hielo especial se le dio el nombre de pykrete en honor a Geoffrey Pyke, utilizando las primeras letras de su apellido y las últimas de la palabra concrete que significa hormigón en inglés.

Como todo invento que se precie, hay que llevarlo a cabo en el mas absoluto secreto, por eso de los copiones, así que los ingleses decidieron llevarse bajo el brazo su proyecto a Canadá en donde no falta ni el agua ni la madera para el serrín y los primeros prototipos fueron botados en el lago Corner Brook en Terranova, lugar en el que la temperatura se mantenía muy baja, ideal para mantener el nuevo hielo en perfectas condiciones.

Por un lado se hacían las pruebas con el hielo y por otro el diseño del portaaviones. Sus paredes tendrían doce metros de grosor y su peso más de dos millones de toneladas; su forma sería la de un portaaviones convencional con una pista de seiscientos metros de longitud y casi cien de anchura, capaz de albergar unos doscientos aviones de caza o cien bombarderos. La tripulación estaría formada por 3.500 hombres aproximadamente.

El siguiente problema a resolver era como evitar que el hielo se fundiese y lo resolvieron con una red de tuberías refrigerantes para mantener los quince grados bajo cero y además el hielo iría recubierto por un tejido impermeable para evitar la pérdida de agua. El proyecto se presentó en Québec en una reunión prevista entre Franklyn D. Roosevelt y Churchill. la reacción de los presentes en dicha reunión al ser presentado el proyecto fue de asombro y de incredulidad pues la cosa sonaba a tomadura de pelo, pero Lord Mounbatten tenía preparado un numerito de exhibición para convencer a los más reacios y que consistió en lo que sigue. Mandó venir a un auxiliar que entró en la sala con un carrito de bebidas cubierto con una tela, al retirarla todos pudieron contemplar dos barras de hielo de un metro de longitud cada uno lo que produjo ciertas risitas que se congelaron rápidamente y no por el hielo presente, si no porque otro auxiliar sacó de la mesa un hacha.

Lord Mounbatten retó a los presentes a que alguien partiera los dos bloques de hielo con el hacha y claro, con lo grandones que son, fue un corpulento general americano el que se presentó voluntario. Blandió el hacha y de un golpe partió el bloque de hielo convencional, aplausos y felicitaciones varias. El general todo ufano blandió el hacha de nuevo y la descargó con toda su fuerza sobre el bloque de pykrete, la herramienta rebotó violentamente dislocando los dos codos del general mientras la barra de hielo se quedó tan ancha sin un rasguño. Pero la puesta en escena del producto no había terminado, el Lord sacó su revolver y disparó contra la barra de hielo que siguió sin inmutarse mientras todos se ponía a cubierto porque la bala rebotó yendo a parar a una de las paredes no sin antes rasgar el pantalón de un mariscal de la RAF.

Después de este numerito ya no quedaba escépticos y todos apoyaron el proyecto, pero terminada la reunión, su presentador y más entusiasta defensor fue nombrado comandante supremo en la guerra contra Japón y se machó a Oriente. Asi y todo se siguió adelante aunque con más lentitud y con menos medios y por si eso fuera poco, la industria de Estados Unidos estaba produciendo cada vez mas barcos y aviones al tiempo en que los problemas para conseguir hierro y acero eran cada vez menores.

De todas formas en marzo de 1944 un Habacuc de bolsillo de dieciocho metros de largo y nueve de ancho y un desplazamiento de mil toneladas conseguía navegar por el lago Patricia en el parque Nacional Jasper en Alberta (Canadá) disfrazado de casa flotante, por si algún espía andaba cerca, pero pese al éxito de los ensayos el proyecto estaba a punto de perecer ya que los técnicos necesitaban todavía de un par de años y la marcha de la guerra no podía esperar tanto, además el tema económico también tuvo su peso en la decisión, se calculaba que el coste final del portaaviones de hielo sería de setenta millones de dólares que como se podría decir, se salía con mucho del presupuesto.

Al final, este pequeño portaaviones de prueba se mantuvo a flote durante el verano gracias a su sistema de refrigeración, pero luego se dejó que se fundiera permitiendo que los restos metálicos se fueran al fondo en donde aún hoy los submarinistas que se sumergen en el lago Patricia pueden observar lo que queda del Habacuc y de aquella “obra que no creeríais si se os contara”.