Lucila Godoy
Fue su padre don Jerónimo Godoy Villanueva, un maestro de primaria de la aldea de Montegrande, que gustaba más del vagabundeo y los amoríos que del trabajo. Aparecía y desaparecía de su casa cuando le venía bien y cuando regresaba a su hogar, lo hacía como si nada hubiera ocurrido, alegre y bromista hasta que de pronto, un día cualquiera y sin ninguna explicación, volvía a desaparecer. Cuando Lucila tenía tres años, desapareció para siempre. Su madre Petronila Alcayaga de Molina, era viuda y tenía una hija adolescente de su anterior matrimonio, Emelina, que va a convertirse en una gran amiga y una gran ayuda para Lucila.
La vida de Lucila nunca fue fácil y su niñez la marcó para siempre. Primero fue la desaparición de su padre que a parte de su pérdida las dejó en una situación muy precaria de la que salían no sin dificultad gracias al carácter tenaz y luchador de su madre y la ayuda de su hermana que ya ejercía de maestra de primaria. Ella se vuelve retraída, juega sola y empieza a inventar historias con muñecos, conversa con las iguanas o los almendros y así crece en su infancia solitaria rodeada de la naturaleza y es tanto su aislamiento que incluso se olvida las horas de la comida por lo que su madre decide enviarla a la escuela en donde ejercía de maestra una amiga suya, doña Adelaida Olivares.
Aquí recibe otro golpe que no olvidará. Doña Adelaida era ciega y Lucila se convirtió en su lazarillo y la acompañaba de su casa a la escuela y de nuevo a su casa, pero esta mujer no era persona muy afectiva y no fue capaz de comprender el carácter de Lucila, tan tímida que incluso le costaba pronunciar bien su nombre. A la maestra no se le ocurrió nada mejor que confiarle la misión de repartir entre sus compañeras el material escolar fijándole una cantidad para el mes. Pero las niñas, con la maldad característica de la infancia, se apoderaban de cantidades superiores a la prevista y al poco tiempo la pobre Lucila se encontró con que ya no quedaba material para repartir. Preguntada por la maestra sobre el mal reparto de dicho material, no fue capaz de contestar por lo que doña Adelaida reuniendo a toda la clase, la acusó de robar y la condenó sin más. Fue tal el disgusto de Lucila que perdió el conocimiento y para rematar, cuando salió a la calle un grupo de niñas la estaba esperando a la puerta para apedrearla.
Como se suele decir, Dios escribe derecho con renglones torcidos y lo que para unos fue una desgracia, para Lucila fue la salvación. Su hermana Emelina era maestra en Montegrande, donde vivía con su marido y su hija Graciela. Un día llegó la noticia de que la niña Graciela había muerto y a raíz de esto, deciden que Lucila se vaya a vivir con su hermana para que pudiera consolarla de la pérdida de la niña. Este cambio de residencia es muy positivo pues su hermana se vuelca con ella y la cuida y la atiende con todo cariño y además como buena maestra que era, la ayuda en sus estudios y es tal la admiración que despierta en la niña que esta decide convertirse también en maestra para lo que pone mucha atención en los estudios y a pesar de una grave enfermedad que la retiene en cama bastante tiempo, continua sus estudios bajo la atenta mirada y supervisión de Emelina. Así definió ella su vocación:
“Yo también seré maestra, como mi hermana Emelina; ya lo tengo decidido. Tendré mis alumnos, el bullicio en los patios y lecciones dichas en voz alta en alguna escuelita”
desde que me hiciste aliada
cuando junto a un espino
nos quedamos sin palabras.
¡Y el amor como el espino
nos traspasó con fragancias!
Pero la felicidad es una extraña pasajera que recorre un trecho a nuestro lado en la vida y luego se aleja y así le sucedió a Lucila, él la dejó para casarse con otra y esto la hirió profundamente, pero Romelio no se llevaría la mejor parte, tiempo después él se suicidó. Ella seguía escribiendo y un buen día decidió presentarse a un certamen poético que se celebra en Santiago de Chile, los Juegos Florales que la Sociedad de Artistas y Escritores convoca para premiar las mejores composiciones Para ello los concursantes deben de presentar sus trabajos firmados con seudónimo. La obra elegida es “Tres sonetos de la muerte” y ella elige el nombre de GABRIELA MISTRAL.
El 22 de Diciembre de 1914 los “Tres sonetos de la muerte" fueron premiados en el concurso y se puede decir que a partir de aquí Lucila va desapareciendo para surgir con fuerza la que se convertirá en una de las más famosas poetisas del mundo conocida por ese seudónimo que la acompañará durante toda su vida.
1915 – Forma parte de un grupo que funda el “Club de Señoras” para reformar las costumbres sociales y emancipar a la mujer.
1918 – Fue nombrada Directora del Liceo de señoritas en Punta Arenas
1920 - Se traslada al Liceo de niñas de Temuco y aquí conoce a Pablo Neruda.
1921 – Pasa a dirigir el Liceo nº 6 de Santiago
1923 – Publica en Estados Unidos su primer libro de poemas “Desolación”.
1924 – Publica “Ternura”. Viaja por Europa.
1928 – Gabriela viene a España
1929 – Estando ella en Bedarrides (Francia) se le presenta un hermanastro suyo, Carlos Miguel Godoy, con una criatura en brazos, su hijo natural y le ruega que se haga cargo de él pues su madre acababa de morir. El niño de nombre Juan Miguel Godoy era conocido por Yin-Yin, ella acepta y desde entonces se convierte en su madre.
1930 – Recibe una invitación de estados Unidos para dar clases y conferencias.
1935 – El gobierno chileno crea para Gabriela el cargo de cónsul con una renta especial y vitalicia. En 1936 es designada cónsul en Madrid
1938 – Edita en Buenos Aires “Tala”. Los Cursos de Vacaciones organizados por el profesor Eduardo de Salterain Herrera reunieron en Montevideo a las tres damas de la poesía americana. Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Juana de Ibarbaorou.
1940 – Se traslada a Brasil y establece el Consulado en Petrópolis.
1943 – El 14 de Agosto Yin-Yin se suicida.
1945 – Obtiene el Premio Nobel de Literatura
1947 – Muere su hermana Emelina.
1948 – Sufre un colapso que casi le cuesta la vida.
1951 – Empieza a fallarle la vista. Se instala en Italia como cónsul de Chile en Nápoles. Se le concede el premio Nacional de Literatura
1954 – En Chile se publica “Lagar”. Gabriela llega a Santiago y es recibida con todos los honores. Es nombrada Doctor Honoris Causa de la Universidad.
1955 – Lee un mensaje en la solemne sesión celebrada en la gran sala de las Naciones Unidas.
1956 – Permanece durante unos meses en el Hospital de Hamstead, muy cerca de Nueva York.
1957 – Muere en la madrugada del 11 de Enero de un cáncer de páncreas.
BALADA DE LA ESTRELLA
-Estrella, estoy triste.
Tú dime si otra
como mi alma viste.
-Hay otra más triste.
-Estoy sola, estrella.
Di a mi alma si existe
otra como ella.
-Si, dice la estrella.
-Contempla mi llanto.
Dime si otra lleva
de lágrimas manto.
-En otra hay más llanto.
-Di quién es la triste,
di quién es la sola,
si la conociste.
-Soy yo, la que encanto,
soy yo la que tengo
mi luz hecha llanto.
YO NO TENGO SOLEDAD
Es la noche desamparo
de las sierras hasta el mar.
Pero yo, la que te mece,
¡yo no tengo soledad!
Es el cielo desamparo
si la luna cae al mar.
Pero yo, la que te estrecha,
¡yo no tengo soledad!
Es el mundo desamparo
y la carne triste va.
Pero yo, la que te oprime,
¡yo no tengo soledad!
Obsequio de Incondicional, Gabriela Mistral recita un poema.