Lugares con encanto
Hay lugares que gozan de una conjunción perfecta entre lo que ofrece la naturaleza y lo que el hombre crea logrando así parajes realmente bellos. Creo sin lugar a dudas de que el lago Bled en Eslovenia es uno de estos lugares.
Dejemos vagar la vista por este rincón dominado por el azul del agua y del cielo, el blanco de la nieve y de las nubes y esa pequeña isla en la que destaca la blanca torre de la iglesia. ¿No parece un paisaje de cuento?
El lago Bled es un lago glaciar rodeado de bosques en donde se aprecian medio escondidos pequeños pueblos, granjas, iglesias y castillos. Pero lo más llamativo es una pequeña isla situada casi en el centro del lago y un castillo situado en el alto de una roca.
La isla que con sus 0,82 hectáreas se extiende a 18 metros de la superficie no tiene ni un metro desaprovechado. Sus primeras construcciones datan del siglo VII antes de Cristo pero la mayor parte de la superficie la ocupa una iglesia dedicada a la Asunción de María mencionada ya en el año 1185 pues allí existía una capilla que se convirtió más tarde en esta iglesia.
Para acceder a ella es necesario subir 99 escalones. Se celebran muchas bodas en esta iglesia y hay una tradición que dice que si el novio recorre estas escaleras con la novia en brazos mientras esta permanece en silencio, la pareja tendrá un matrimonio feliz.
Y para que sigan las tradiciones se cuenta que en esta iglesia se encuentra la campana de los deseos con una leyenda que invita a los visitantes a que la toquen tres veces en honor de la Virgen y así verán convertido un deseo en realidad.
Y no es la única leyenda, lugares de ensueño como este siempre tienen unas cuantas. Cuenta otra de ellas que unos bandidos mataron al señor de un castillo y su viuda para honrarle encargó una campana para que fuera colocada en la iglesias, pero la mala suerte propició que cuando la estaban transportando en una barca se originó una tremenda tormenta y la barca naufragó desapareciendo la campana en el fondo del lago y por más que buscaron no fueron capaces de encontrarla. Esto por si solo no sería digno de una leyenda, lo que le da valor para considerarla como tal es que los lugareños dicen que en las noches de tormenta se escucha el repicar de esa campana sumergida que nunca fue encontrada.
En la orilla del lago y sobre un acantilado de unos 130m se encuentra el castillo de Bled. El enclave es ideal para dominar todo el lago y sus alrededores. No se sabe exactamente la fecha de su construcción, pero los primeros escritos que lo mencionan datan del año 1004, cuando el rey Enrique II de Alemania otorgó la donación del mismo al obispado de Brixen. Después de múltiples arrendamientos va pasando de unas manos a otras hasta que en 1803 lo ocuparon los franceses, otorgando su título a Napoleón y treinta y seis años más tarde volvió de nuevo al obispado de Brixen.
No me diréis que no es un lugar para soñar, nos despediremos de él quedándonos en la retina con esta visión del rincón más bonito del lago.
¡Gracias Tawaki por darnos la oportunidad de conocer este lugar por medio de tus maravillosas fotos!