Almas atormentadas
Algunas personas cuando nacen parece como si estuvieran predestinadas a llevar una vida infeliz, dramática, llena de dolor y este es el caso de Florbela Espanca.
Buscando poemas para mi blog de”Pintura y poesía” me encontré con uno que me gustó y para el que encontré cuadro y como siempre que un autor, pintor o poeta, me sea desconocido, busco información para acercarme un poco más a ellos y comprender mejor su obra.
Tuve la suerte de encontrar un libro con su biografía y poesía completa, obra de José Carlos Fernández, titulado “Florbela Espanca poetisa del amor” y gracias a él conocí la vida de esta mujer, una vida complicada desde su nacimiento, o quizás desde antes. Y pude disfrutar de su amplia obra poética que viene en portugués y español.
Y digo que es vida complicada porque empieza por no ser reconocida por su padre, Joáo María Espanca quien al no poder tener hijos con su esposa y con el consentimiento de esta, decide tenerlos con Antonia da Conceiçáo Lobo. Una situación bastante anómala sobre todo porque su esposa, Mariana do Carmo, se convierte en la madrina de la niña.
Nace el 8 de diciembre de 1894. Como su padre no la reconoce a ella se la tiene como “hija de la vida” o lo que es lo mismo, de padres desconocidos y por si este señor no fuera bastante egoísta con esta niña, tiene otro hijo con Antonia al que tampoco reconoce.
La madre biológica de Florbela tampoco conoció a sus padres y fue criada en un ambiente mísero por una mujer que le dio el apellido Lobo. Al parecer Joáo la rapta y la lleva a una casa y allí tiene con ella a sus dos hijos. La vida de Antonia no fue precisamente un camino de rosas y murió muy joven, a los 29 años.
A pesar de que su padre no quiso reconocerla, bien es verdad que se preocupó de su educación, después del Instituto pasa a la Universidad estudiando Letras y luego Derecho, convirtiéndose en la primera mujer que estudia esta carrera en Portugal.
Buscó el amor con desesperación, se casó tres veces y tuvo amantes, pero nada de eso le sirvió para encontrar la felicidad ni la paz, las muertes prematuras de sus seres queridos, su madre y su hermano y los abortos que no le permitían ser madre la llevaron a intentar suicidarse en dos ocasiones pero la muerte a veces se resiste a llegar y Florbela siguió escribiendo su obra pero no dejó de pensar en la muerte como se refleja en este poema:
Dejad entrar a la Muerte, la iluminada,
la que viene por mi, para llevarme.
Abrid todas las puertas de par en par
con las alas batiendo en revuelo.
¿Qué soy en este mundo? ¡La desheredada,
la que prendió en las manos toda la claridad de la luna,
la vida entera, el sueño, las tierra, el mar
y que, al abrirlas, no encontró nada!
Finaliza este poema con lo que puede ser un reproche a su madre:
¡Oh Madre! ¿Oh mi Madre, para que naciste?
Entre agonías y en semejantes dolores
¿para qué, di, me trajiste
dentro de ti?...¡Para que yo hubiera sido
solamente el fruto amargo de las entrañas
de un lirio que en mala hora hubo nacido!...
Y por fin la muerte acepta la llamada de Florbela y acude a poner fin a su atormentada vida justo el día de su cumpleaños, el 8 de diciembre de 1930, cuando sólo tenía treinta y seis años.
Hay una frase suya que me parece preciosa y con la que me gustaría despedirme, y dice así:
“las almas de las poetisas están hechas de luz, como la de los astros: no ofuscan, iluminan…”
Y como un pequeño homenaje a Florbela publico esta semana en mi blog “Pintura y poesía” otro de sus poemas que como todos los suyos está lleno de sentimiento y tristeza.