Joyas y animales
Ahora os dejo con una selección de joyas que pueden gustaros o no, pero que indudablemente son pequeñas obras de arte.
LA URRACA Y LA MONA | ||
A una mona muy taimada dijo un día cierta Urraca: “Si vinieras a mi casa, ¡cuántas cosas te enseñara!. Tú bien sabes con qué maña robo y guardo mil alhajas. Ven, si quieres, y veráslas escondidas tras de un arca”. La otra dijo: “Vaya en gracia”. Y al paraje le acompaña. Fue sacando doña Urraca una liga colorada, un tontillo de casaca, una hebilla, dos medallas, la contera de una espada, medio peine y una vaina de tijeras; una gasa, un mal cabo de navaja, tres clavijas de guitarra, y otras muchas zarandajas. “¿Qué tal? - dijo -. Vaya, hermana. ¿No me envidia? ¿No se pasma? A fe que otra de mi casta en riqueza no me iguala”. | Nuestra Mona la miraba con un gesto de bellaca; y al fin dijo: “¡Patarata! Has juntado lindas maulas. Aquí, tienes quien te gana, porque es útil lo que guarda. Si no, mira mis quijadas. Bajo ellas, camaradas, hay dos buches o papadas, que se encogen y se ensanchan. Como aquello que me basta, y el sobrante guardo en ambas para cuando me haga falta. Tú amontonas, mentecata, trapos viejos y morralla; Mas yo, nueces, avellanas, dulces, carne y otras cuantas provisiones necesarias.” Y esta Mona redomada, ¿habló sólo con la Urraca? Me parece que más habla con algunos que hacen gala de confusas misceláneas, y fárrago sin sustancia. |
El verdadero caudal de erudición no consiste en hacinar muchas noticias, sino en recoger con elección las útiles y necesarias.
Podemos empezar nuestra visita por el castillo de los Condes de Miranda situado sobre una sierra escarpada y que domina la villa. Fue construido durante la reconquista para frenar el avance de los árabes y debido a ello tiene carácter militar y no residencial. Esta magnífica fortaleza se parece en su planta y situación a la de Peñafiel, en Valladolid. Junto con el de Frías, el de Peñaranda de Duero es el castillo roquero más espectacular de la provincia de Burgos. La torre del homenaje – torre principal del castillo, residencia de los responsables del mismo, normalmente la más alta y fuerte, estaba situada en el lugar más protegido y de más fácil defensa y en caso necesario podía convertirse en el último núcleo de resistencia - es una gigantesca torre de planta cuadrada, cuya entrada tiene un arco ojival y está defendida por dos cubos (torreones circulares) y en sus cuatro pisos decorados con vigas de madera, apenas existen vanos. En el segundo piso destaca una ventana arqueada. El recinto es bastante estrecho, alargado e irregular que se adapta a la colina y que está reforzada por varios torreones, entre los que se encuentran los ya citados de la entrada, situada detrás de un foso excavado en la roca, en la que existe un puente levadizo. Conserva zonas en muy buen estado pero otras están parcialmente destruidas.
A finales del siglo XIII, el rey de Castilla y León, Fernando IV el Emplazado, donó la población a Don Fernando Ruiz de Amaya. En el siglo XV, con Don Diego de Zúñiga y Avellaneda, primer conde de Miranda del Castañar, esta plaza adquirió importancia y el castillo fue reconstruido siguiendo el diseño del castillo de Peñafiel.
El conjunto formado por el castillo, el palacio de Avellaneda y el pueblo, fue declarado Conjunto Histórico Artístico.
Existían unas murallas que descendían hasta el poblado y que tenían tres puertas de arcos almenados de las que sólo se conserva la llamada de “Las Monjas”.
A continuación visitaremos la Colegiata, situada frente al Palacio de Avellaneda y presidiendo la plaza mayor, es uno de los monumentos más bellos y desconocidos de España. Su diseño se atribuye al arquitecto Pedro de Rasines, llama la atención por su elevada altura y su débil sustentamiento, sobre todo en el crucero, en que la inmensa mole, de una anchura y elevación extraordinarias, se apoya solamente sobre cuatro arcos. La fachada principal es de estilo barroco semejando un retablo con esbeltas columnas que enmarcan nichos que albergan figuras pétreas de santos. Su retablo neoclásico tiene un relieve de Santa Ana, encuadra por cuatro columnas en cuya base se puede ver los escudos de los condes fundadores. Coronando este retablo se encuentra una escultura de Jesús Crucificado, talla magnífica que por estar situada a tanta altura suele pasar desapercibida. Digna de ver es la sillería del coro tallada en madera de nogal de columnas salomónicas y labrados respaldos, lo mismo que el púlpito que es otra obra de arte.
Pasamos ahora al Palacio de Avellaneda. Mandado edificar por el tercer conde de Miranda, Don Francisco de Zúñiga y Avellaneda como puede leerse en el frontispicio de la puerta principal. Toda la construcción es de piedra caliza que contrasta con los mármoles usados en la portada que se abre grandiosa guarnecida por dos pilastras platerescas con bustos, amorcillos, coronas y guirnaldas. Creo que mejor que cualquier explicación que yo pueda daros, es verlo, y para eso os propongo entrar para que podais apreciar su belleza.
Otra de las joyas arquitectónicas es el hito levantado como símbolo de jurisdicción y señorío de la casa de Miranda. En su origen estuvo emplazado fuera del recinto amurallado, después lo trasladaron a la Plaza Mayor como elemento decorativo. A modo de aguja muy labrada con cabezas de león en saledizo, bajo cuya melena flotante se amparan tres escudos con la heráldica de los Zúñigas y Avellanedas. Está montado sobre una gradería de piedra y remata el capitel de la aguja una veleta de forja castellana.
El rollo de Peñaranda fue declarado, en el año 1931, conjunto histórico-artístico con la particularidad de ser el único en la provincia de Burgos que está así considerado.
Por último vamos a visitar un lugar digno de ver, la antigua Botica Ximeno. A finales del siglo XVII, don Andrés Ximeno Camarero instaló esta Botica para que en ella ejerciese su hijo Don Lucas Ximeno Briongos. La Botica se estableció de acuerdo con el uso y necesidades de aquel tiempo, dotándola del material, utensilios, instrumentos, medicamentos y disposición de las distintas dependencias; botica, rebotica, laboratorio, almacén y jardín, tal como exigían las ordenanzas de farmacia entonces.
Esta botica mantiene su disposición original, conserva el entorno y el sabor de su estilo fundacional, constituyendo una de las pocas muestras representativa de la época barroca existente en la actualidad. Podemos ver un rincón con todos los tarros, recipientes de vidrio y cajones de la botica y la rebotica, así como recetarios y utensilios sin faltar la puerta de entrada al laboratorio que es digna de ver. En el jardín se termina el recorrido de las distintas estancias y allí se puede leer en la entrada que los boticarios “cultivaban las plantas medicinales que cuidaban con mimo como pedazos que eran de su propio espíritu”. Hoy sigue siendo la farmacia del pueblo con lo que se combinan las dos épocas.
Quedan todavía algunas cosas más por ver, pero como me imagino que estaréis cansados, podemos dirigirnos a La Posada Ducal en donde pernoctaremos y podremos disfrutar de la gastronomía de la zona en la que el cordero, asado, a la brasa o frito es el rey, sin olvidar los derivados del cerdo acompañados de tortas y hogaza de pan blanco, todo ello regado con un buen tinto de la Ribera del Duero.
Pote de repollo
Ingredientes:
1 repollo de 1 kg. o 1 ½ kg.
1 chorizo
1 morcilla
4 costillas adobadas
1 trozo de tocino
¼ kg. de carne de chamón (aclaración al final)
½ kg. de patatas
sal y un poco de aceite.
Preparación:
Poner agua a calentar y entre tanto picar el repollo menudo y lavarlo bien, cuando el agua esté hirviendo, echar el repollo y esperar a que baje de volumen para calibrar bien la cantidad de agua, no debe de quedar demasiado caldoso pero tampoco espeso. Echar un chorretín pequeño de aceite, esto deja al repollo muy fino.
Añadir entonces las patatas picadas, y la sal y a continuación colocar encima el chorizo, la carne, el tocino, la morcilla y las costillas. Dejar cocer despacio hasta que todo esté tierno.
Truchas al horno
Ingredientes:
4 truchas grandes
8 rajas de bacon
1 cebolla mediana
4 cucharadas de aceite
1 limón
sal, ajo, perejil y pan rallado
Preparación:
Lavar y adobar las truchas con sal y ajo. Colocarles dentro una loncha de bacon y ponerlas en una fuente de horno, rociarlas con el zumo del limón echándoles por encima trozos de bacon, la cebolla picada en juliana fina, el perejil picado, las cucharadas de aceite y espolvorearlo con un poco de pan rallado.
Meterlas al horno y de vez en cuando echarles por encima un poco del jugo para que no se sequen. Cuando estén en su punto, servir inmediatamente.
Mouse de chocolate
Ingredientes:
200 gr. de chocolate puro Valor
180 gr. de mantequilla
4 cucharadas de azúcar
4 huevos
2 cucharadas de coñac
Preparación:
Preparar el molde untado con mantequilla.
Poner el chocolate rallado a derretir a baño-María con las dos cucharadas de coñac. Remover bien. Apartar del fuego.
Añadir la mantequilla y las yemas, batir bien, mejor con batidora.
Poner las claras a punto de nieve, añadirles el azúcar y cuando estén bien consistentes, incorporarle la crema de chocolate que ya teníamos preparada, con mucho cuidado para que las claras no bajen. Hacerlo con movimientos envolventes y sin batir.
Poner el preparado en el molde y meterlo en el congelador. Desmoldar cuando esté completamente duro.
Para desmoldarlo con facilidad, meter el molde unos segundos en agua caliente
NOTA:
El chamón es carne fresca de ternera, es el trozo que está entre la rodilla y la pezuña de las patas traseras o el que está entre el codo y la pezuña de las patas delanteras, este es el más tierno. No me di cuenta que posiblemente no lo conozcáis en muchos sitios por ese nombre.