Las amazonas, y me refiero a esas mujeres guerreras que muchos suponen que existieron, son tema empleado en novelas, películas, series de televisión y en distintas modalidades del arte, pero me da la impresión de que aún hoy no se sabe muy bien si pertenecen a la realidad o a la fantasía, por eso creo que sería interesante acudir a los historiadores que vivieron mucho más cerca que nosotros de la época en la que se las sitúa. Pero antes veamos algunas de estas obras:
Pasemos ahora a conocer lo que cuenta Jordanes, historiador que vivió en el siglo VI y que en su obra más conocida “Origen y gestas de los godos” nombra a las amazonas en los capítulos VII y VIII.
“Tras la muerte de Tanausis, cuando su ejército, mandado ya por su sucesor, estaba haciendo una expedición por otras regiones, las mujeres de los godos fueron atacadas por un pueblo vecino con intención de apresarlas. Éstas, adiestradas por sus maridos, se defendieron valientemente y rechazaron a los enemigos que vergonzosamente se lanzaban sobre ellas. Una vez lograda esta victoria y aumentada la confianza en su propia audacia, se animaron unas a otras a tomar las armas y, después de elegir a las dos más audaces, Lampeto y Marpesia, se pusieron a sus órdenes.
Como se cuidan no sólo de defender sus propiedades, si no también de devastar las ajenas, deciden por sorteo que Lampeto se quede defendiendo las fronteras de su patria, mientras que Marpesia, tras formar un escuadrón de mujeres, conduce este nuevo tipo de ejército a Asia. Venciendo en la guerra a diferentes pueblos y firmando tratados de paz con otros llegó hasta el Cáucaso y, al permanecer allí durante algún tiempo, dio nombre al lugar conocido como “Roca Marpesia”.
Temiendo éstas que su descendencia se extinguiese, buscaron mantener relaciones sexuales con los habitantes de los pueblos vecinos y establecieron el compromiso de reunirse una vez al año, de manera que en el futuro la madre entregaría a su padre cuando volviera cualquier hijo varón que hubiera dado a luz, pero se quedaría con las hembras; o bien, según la opinión de algunos, cuando alumbraban varones acababan con la vida de la desgraciada criatura.
Estas Amazonas tuvieron después una reina llamada Pentesilea de la que se han transmitido hazañas famosísimas en la guerra de Troya, pues se cuenta que estas mujeres conservaron su reino hasta Alejandro Magno.
Eso dice Jordanes. Homero las nombra en su obra “Ilíada” en el canto VI refiriéndose a Belerofontes:
“….En segundo lugar luchó contra los gloriosos sólimos, la lucha en su opinión más feroz que contra hombres entabló. En tercer lugar, mató a las varoniles amazonas.”
Virgilio en su obra “La Eneida” en el libro I dice:
Guía la marcha de las amazonas de escudos lunados
Pentesilea, que arde enloquecida entre millares,
con áureo ceñidor bajo el pecho descubierto,
guerrera, doncella que se atreve a combatir contra hombres.
En el libro V:
El vencedor primero tenga un caballo distinguido por sus jaeces;
el segundo una aljaba de las Amazonas y llena de dardos
tracios, que cuelga de una correa con ancha banda
de oro y anuda una fíbula de piedras preciosas;
el tercero vaya contento con este yelmo de Argos.»
Y en el libro XI:
“…igual que las tracias Amazonas cuando recorren las riberas
del Termodonte y luchan con sus armas pintadas,
bien junto a Hipólita, bien cuando vuelve en su carro,
marcial, Pentesilea, y entre gran tumulto de alaridos
exultan los ejércitos de mujeres con sus peltas lunadas.”
Quizás, al menos en la información que yo tengo, el que hace un relato más extenso con relación a las amazonas es Heródoto en su obra “Los nueve libros de la Historia”, concretamente en el tomo 4 dice así:
“En tiempos de la guerra entre los griegos y las amazonas, a quienes los escitas llaman Eorpata, palabra que equivale en griego a mata hombres, vencedores los griegos en la batalla del río Termodonte, se llevaban en tres navíos cuantas amazonas habían podido coger prisioneras, pero que ellas, habiéndose revelado en el mar, hicieron pedazos a sus guardias. Más como después que acabaron con toda la tripulación ni supiesen gobernar el timón, ni servirse del juego de las velas, ni bogar con los remos, se dejaban llevar a discreción del viento y de la corriente. Hizo la fortuna que llegasen a un lugar de la costa de la laguna Meótis llamado Cremnoi, que pertenece a la comarca de los escitas libres. Dejadas allí las naves, se encaminaron hacia el país habitado y se alzaron con la primera manada de caballos que casualmente hallaron, y montadas en ellos iban recorriendo y robando el país de los escitas.
No podían éstos atinar que raza de gente y que violencia fuese aquella, no entendiendo su lengua, no conociendo su traje, ni sabiendo de que nación eran y se admiraban de dónde les había podido venir aquella manada de bandoleros. Teníanlas, en efecto, por hombres todos de una misma edad, contra quienes habían tenido varias refriegas; pero apoderados después de algunas muertas en el combate, al cabo se desengañaron conociendo ser mujeres aquellos bandidos.
Parecióles que de ningún modo convenía matar en adelante a ninguna y que mejor fuera enviar sus mancebos hacia ellas en igual número al que podían conjeturar que sería el de las mujeres, dándoles orden de que plantado su campo vecino al de las enemigas, fuesen haciendo lo mismo que las viesen hacer, y que en caso de que ellas les acometieran no admitiesen el combate sino que huyesen, y cuando vieran que ya no les perseguían, se acampasen de nuevo cerca de ellas. La mira que tenían los escitas en estas resoluciones era de poder tener en ellas una sucesión de hijos belicosos.”
Y continúa la explicación relatando como los jóvenes elegidos para esta misión cumplían fielmente las instrucciones hasta que lograron que las amazonas no desconfiaran de ellos y así se fueron acercando cada vez más a su campamento imitando en todo el modo de vivir de ellas que normalmente era la caza y la pesca. Veamos que más nos cuenta.
“Solían las amazonas cerca del medio día andar vagando ya de una en una, ya por parejas, y retiradas una de otra acudían a sus necesidades mayores y menores. Los escitas, que lo habían ido observando, se dieron a ejecutar lo mismo, y hubo quien se abalanzó licenciosamente hacia una de ellas que iba sola: ni lo esquivó la amazona, sino que le dejó hacer de si lo que el mancebo quiso. Por desgracia, no podía hablarle porque no se entendían; pero con señas se ingenió y le dio a entender que al día siguiente acudiese al mismo lugar y que llevase compañía y viniesen dos, pues ella traería otra consigo. Al volver el mancebo a los suyos dio cuenta a todos de lo sucedido, y al otro día no faltó a la cita llevando un compañero, y halló a la amazona que con otra ya los estaba esperando.
Cerciorados los demás jóvenes de lo que pasaba, animáronse también a amansar a las demás amazonas, y llegó a tal punto, que unidos vivían en buena compañía, teniendo cada cual por mujer propia a la que primero había conocido. Y por más que los maridos no pudieron alcanzar a hablar la lengua de sus mujeres, pronto éstas aprendieron la de sus maridos.”
Si es cierto lo que acabamos de leer, parece ser que las mujeres eran las que llevaban la voz cantante en todo este asunto, ellas propusieron que las uniones se realizaran en mayor número y ellas las que aprendieron la lengua de los varones ya que a ellos los idiomas no se les daban bien. Pero esto no es todo, si seguimos leyendo veremos como terminan por llevarse al gato al agua.
“Habiendo, pues, vivido juntos algún tiempo, dijeron por fin los hombres a sus amazonas: -“Bien sabéis que nosotros tenemos más lejos a nuestros padres y también nuestros bienes, basta ya de esta situación, no vivamos así por más tiempo, sino vámonos de aquí y viviremos en compañía de los nuestros, y no temáis que os dejemos por otras mujeres. –Jamás, respondieron ellas; a nosotras no nos es posible vivir en compañía de vuestras hembras, pues no tenemos la misma educación y crianza que ellas. Nosotras disparamos el arco, tiramos el dardo, montamos a caballo, y esas habilidades mujeriles de hilar el copo, enhebrar la aguja, atender a los cuidados domésticos, las ignoramos. Vuestras mujeres, al contrario, nada saben de lo que sabemos nosotras, sino que sentadas en sus carros cubiertos hacen sus labores sin salir a cazar ni a ir a parte alguna. Ya veis con esto que no podríamos avenirnos. Si queréis obrar en rectitud y estar casados con nosotras como es justicia y razón, lo que debéis hacer es ir allá a veros con vuestros padres, pedirles que os den la parte legítima de sus bienes, y volviendo después, podremos vivir aparte formando nuestros aduares”.
O sea, se quedaban con los maridos, con los dineros de los maridos y viviendo según sus costumbres, se nota que estaban acostumbradas a dar órdenes y a tomar decisiones. ¿Aceptaron ellos esta proposición?, pues claro que si, ya sabéis lo que dice el refrán, “Tiran más dos tetas que dos carretas”, el refrán no es muy fino pero si muy explícito. Continuemos con la lectura.
“Dejáronse los jóvenes persuadir por estas razones, y después que hechas las reparticiones de los bienes paternos volvieron a vivir con sus amazonas, ellas les hablaron de nuevo en esta forma: -“Mucha pena nos da y nos tiene en continuo miedo pensar que hemos de vivir por esos vecinos contornos, viendo por una parte que hemos privado a vuestros padres de vuestra compañía y acordándonos por otra de las muchas correrías que hicimos en vuestra comarca. Ahora bien, ya que nos honráis y os honráis a vosotros mismos con querernos por esposas, hagamos lo que os proponemos. Vámonos de aquí, queridos; alcemos nuestros aduares y dejando esta tierra pasemos a la otra parte del Tanais donde plantaremos nuestros reales.”
Volvieron a ceder los chavales y recogiendo todas sus pertenencias emprendieron el camino hacia su nuevo lugar de residencia. Allí las mujeres siguieron viviendo según su costumbre, iban de caza con sus maridos o sin ellos y vestían igual que los hombres.
Eso es lo que Heródoto nos cuenta de ellas y en sus escritos les reconoce su valía, las describe como grandes luchadoras, inteligentes, emprendedoras…..Y entonces digo yo, ¿qué fue lo que falló en su comportamiento para que su raza se extinguiera y de ellas sólo quedara la leyenda y la duda de su existencia real?