Mark me dijo un día que ya que me gustaba la música clásica que escribiera sobre mis compositores favoritos, pero tratar el tema de la música sin poder poner fragmentos para que los podáis escuchar y así entender lo que quiero decir, es tremendamente difícil, pero voy a intentarlo y como seguro que conoceréis las obras a las que me referiré os resultará mas comprensible.
La música es para mi gusto una de las mejores y mas difíciles creaciones artísticas del género humano, el combinar los sonidos de forma armoniosa utilizando solo siete notas, escritas en un sencillo pentagrama de cinco líneas, jugando con las claves, los signos, los movimientos, los compases, los tonos, los acordes, las cadencias y otros elementos que están a disposición del compositor para formar frases, melodías, variaciones, es una ardua tarea para la que no todo el mundo está capacitado por mucho que le guste la música.
Ya se que hay miles y miles de compositores en el mundo que se dedican a componer distintos géneros de música y que cada persona tiene sus estilos preferidos y yo tengo que confesar que la música que realmente me dice algo, la que me hace sentir es la música clásica, me sirve como música de fondo cuando trabajo, cuando pinto, cuando hago las labores de casa, cuando descanso, cuando viajo, cuando estoy alegre o enfadada, pero nunca, nunca cuando estoy triste; no se cual es la razón pero la tristeza y la música nunca pueden coincidir en mi porque si la escuchara en ese momento la tristeza crecería tanto que terminaría por aplastarme.
Cuando se habla de música clásica parece que toda es igual, es clásica y ya está, pues no, la denominada clásica es tan variada como lo pueda ser la moderna, no es lo mismo una suite que un minué, una sonata que un rondó, un concierto que una sinfonía, una obertura, un aria, un lied; puede ser interpretada con un solo instrumento, con dos, tres o con un ciento dependiendo de la obra, con una gran variedad de instrumentos musicales agrupados en familias como la de la cuerda, del metal, de viento, de teclado o de percusión.
Hablando de mis preferencias, hay muchos compositores que me gustan pero creo que a la cabeza pondría a Beethoven, lo considero el mas completo y si tuviera que elegir solo una obra, tarea dificilísima, me inclinaría por el Triple concierto Op.56 en el que sus tres solistas, piano, violín y violonchelo con la orquesta de fondo, mantienen una conversación a lo largo de la obra que es una verdadera delicia.
Otro compositor que me gusta es Chaikovski y una de sus obras, concretamente el concierto para piano y orquesta Nº 1 en si bemol menor Op. 23 es el que suelo emplear cuando estoy verdaderamente enfadada y quiero que mi nivel de cabreo desaparezca; al principio de la obra después de una introducción tranquila y serena de la orquesta entra el solista que empieza a desarrollar el tema principal con fuerza y de forma muy marcada en un allegro maestoso para conducirnos después a su segundo movimiento mas tranquilo al que suelo llegar ya con el ánimo sereno.
Otro compositor a destacar es Edgard Grieg y de el elegiría la suite Nº 1, Op. 46 escrita a petición de Henrik Ibsen para su drama poético Peer Gynt, obra maravillosa que en su parte final tiene como broche de oro la llamada “Canción de Solveig” que por desgracia en la mayoría de los conciertos solo la ofrecen en su versión musical, pero cuando está cantada es de las que ponen la piel de gallina, si no la conocéis intentad escucharla un día, no creo que os defraude.
Y si nombramos a Bach ¿qué elegir? tal vez los conciertos de Brandemburgo; de Haydn la sinfonía Nº 94 en sol mayor “Sorpresa”, divertida en su historia ¿sabéis por que la hizo? pues porque era costumbre dar conciertos de cámara después de comer y la gente se amodorraba y el estaba harto de que sucediera mientras se interpretaba su música, así que hizo una sinfonía en la que intercala momentos suaves con otros fuertes que se presentan de golpe y que lograban que la gente que estaba adormilada se despertara en el acto, y no puedo dejar de nombrar a Mozart y sus maravillosos conciertos de piano o su concierto para clarinete en la mayor k.622 o ese otro para flauta y arpa en do mayor K 299; ni tampoco la alegre música de Rossini y podría alargar mucho mas esta lista pero no quiero cansaros, pero si tengo que confesar, que yo que siempre lucho por todo lo de mi país, en música ni Falla, ni Granados, ni Albéniz me llenan plenamente aunque lo mismo me sucede con otros que no son españoles como Chopin o Ravel o Shostakovitch.
Saber tocar el piano fue la ilusión de mi vida, incluso me compré uno que hoy duerme tranquilo pues tengo que reconocer que mi habilidad para la interpretación es, diría que raquítica y no soporto un músico que toque mal aunque sea yo misma, por eso admiro a todo aquel que sabe sacar música, que no ruido, de algún instrumento sea cual sea.
Aunque ya dije que la música clásica me sirve para acompañarme en todo lo que hago, mi forma preferida de escucharla es bien acomodada en un sillón, cerrando los ojos y dejándome llevar como en una nube siguiendo los vaivenes de la música como si fuera arrastrada por el viento, en ese momento el mundo deja de existir y solo siento las sensaciones que la melodía me va transmitiendo.