A veces siento desconfianza
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UNA BUENA IDEA.
Acaban de anunciar que a partir de mañana se venderán en todas las farmacias de España unas pastillas muy especiales. Tan especiales, que en vez de curar a quien las toma, curará millones de personas ajenas, olvidadas, que no pueden tomar las medicinas que necesitan. Se llaman "Pastillas contra el dolor ajeno".
Os sonará a chino, pero es muy fácil: Médicos Sin Fronteras va a vender estas pastillas a un precio de 1€, para que con la recaudación se pueda tratar a millones de personas que sufren enfermedades olvidadas, como la enfermedad del sueño, el chagas, el sida infantil, el kala azar, la tuberculosis o la malaria. Son enfermedades que a nosotros no nos afectan, pero que en el tercer mundo causan estragos, porque las empresas farmacéuticas venden la medicación a "precio occidental", lo que imposibilita a las personas pobres recibir tratamiento.
Así que por 1€ os venderán seis pastillas (en realidad son caramelos de mentol), con las que ayudaréis a tratar a quienes no pueden pagarse las medicinas. Es un precio muy bajo, nos lo ponen muy fácil, no nos piden que vayamos a África en una caravana solidaria, ni una mensualidad, solo 1€, menos que algunas chucherías, menos que el autobús. Y podemos comprarlas en cualquier farmacia.
Así que tenéis un año, a partir de mañana, para comprar las "Pastillas contra el dolor ajeno".
Para más información:
www.msf.es/pastillascontraeldolorajeno/
Animaos, y además de colaborar vosotros, animad a vuestras familias y amigos
No hay duda de que la idea es buena y no es que desconfíe precisamente de Médicos Sin Fronteras, pero me pasa como tantas veces en que se hacen campañas solicitando ayuda para cualquiera de las tragedias que se producen en el mundo y me pregunto ¿las ayudas llegan a destino?. Esta pregunta se me viene a la cabeza estos días con mucha frecuencia viendo los reportajes de Haití. Como todos recordaréis el 12 de Enero de este año un devastador terremoto se ensañó con Haití y cuando la tierra apenas había dejado de temblar ya se empezaron a solicitar ayudas para la reconstrucción de ese país.
No se cuanto habrán donado otros países, pero la solidaridad del nuestro siempre es enorme cuando se producen tragedias como esta y creo que con Haití se volcó la gente y muchas instituciones, por eso viendo la situación y las condiciones en que diez meses después del terremoto siguen estando los haitianos que insisten en que las ayudas no llegan, yo me pregunto ¿a dónde fueron a parar todas esas ayudas? ¿cómo es que meses después la gente sigue sin tener un refugio seguro?. En los reportajes que emiten las televisiones se puede ver que muchos viven en unas chabolas de lona o plástico que no son ni seguras ni tienen las mínimas condiciones de habitabilidad, y si hablamos del agua da pena ver la que se muestra en esos mismos reportajes porque está llena de basura, al parecer el agua potable es muy escasa.
¿A qué se puede achacar todo esto? ¿a falta de honradez o a una gran desorganización?, honradamente no lo se pero el resultado es el mismo, los damnificados de esta tragedia siguen viviendo prácticamente en unas condiciones tan lamentables como el primer día, agravado además ahora por el cólera.
A pesar de mi desconfianza compré esas “Pastillas contra el dolor ajeno” con el deseo de que mi aportación, aunque pequeña, sirva como dice la caja de las mismas “para colaborar con un proyecto solidario de ayuda a enfermos olvidados”.